Las claves del día: seguimos mirando a la nube... virtual, y la larga sombra de la lechuga de Liz Truss
Las inmensas oportunidades que ofrece la tecnología parecen haberse desaprovechado en esta ocasión, en particular por las autoridades
Parece mentira que en un mundo tan hiperconectado, con información al segundo sobre lo que ocurre hasta en la otra punta del mundo, temporales como el de Levante acaben con un número tan enorme de víctimas mortales. Estamos todos pendientes del móvil, pero cuando sucede algo tan trascendental, no nos enteramos de lo verdaderamente relevante. Las inmensas oportunidades que ofrece la tecnología parecen haberse desaprovechado en esta ocasión, en particular por las autoridades.
Mientras, las grandes empresas de internet siguen batiendo récords de ingresos y beneficios, gracias a su negocio de computación en la nube (en particular, Microsoft, Amazon y Alphabet), así como a su aprovechamiento de la IA para sus propios procesos. Parece que nada las puede detener, a la espera de que los reguladores aborden su dominio del mercado. La gente ya no se pasa la vida en mundos virtuales tanto como en la pandemia, pero seguimos dedicándole mucho tiempo a mirar a las nubes computacionales. No nos vendría mal aprovechar más sus posibilidades para prevenir mejor y más a tiempo los riesgos que traen las nubes del mundo real.
La guerra de la leche puede traer consecuencias duraderas cuando baje la espuma
La guerra de la leche está más caliente que nunca. Las marcas blancas están captando cada vez más cuota de mercado, a costa de quedarse sin la nata, o sea, reducir aún más sus márgenes. Los fabricantes de marca acusan a la distribución de inflar artificialmente los precios de sus productos para fomentar que los clientes opten por las leches genéricas de cada supermercado. Todo en un contexto de inflación (ya en vías de bajada), que ha contribuido a que se beba menos leche (aunque se pague más en conjunto). Cuando baje la espuma del conflicto, es probable que la estructura empresarial haya sufrido consecuencias duraderas.
La larga sombra de la lechuga de Truss
Desde que la ex primera ministra Liz Truss acabase dimitiendo por ello, presentar un plan fiscal en Reino Unido es un deporte de riesgo. A la mínima puede uno acabar como Truss: en una particular carrera de supervivencia contra una lechuga.
Pero, como las cosas del gobernar son así, qué remedio, el Ejecutivo de Keir Starmer ha presentado sus cuentas, que contemplan un importante aumento de los impuestos sobre las rentas altas –no necesariamente mal visto por los mercados–, así como un incremento del endeudamiento público –¡sacrilegio!–, por valor de casi 360.000 millones de euros este año. Los bonos, como no podía ser de otra manera, han disparado su rentabilidad. La sombra de la lechuga es larga.
La frase
El plan de control de las fronteras estará en vigor el tiempo necesario. La migración irregular nos sigue poniendo a prueba. Las medidas están surtiendo efectoNancy Faeser, ministra del Interior de Alemania
Play Station o el irresistible atractivo de la nostalgia
Ya lo dijo Don Draper, el apuesto publicista que protagoniza la serie Mad Men: si bien la razón de ser del marketing es lo nuevo, hay una conexión mucho más profunda con el producto que la simple actualidad: la nostalgia. Bien lo sabe Sony, que, con ocasión del 30 aniversario de la Play Station, ha lanzado una edición especial conmemorativa de su primera consola.
La palabra nostalgia procede del griego nóstos (regreso) y algía (dolor). Es decir: un dolor por aquello que no va a regresar. Ese poderoso sentimiento hace que una persona se deje miles de euros en una consola que le haga sentir, aunque sea por un momento, que vuelve a tener ocho años y juega alegremente en casa de sus padres. Son “las cosas humanas”, que decía Platón.