La rentabilidad del bono británico escala con fuerza por los planes del Gobierno de aumentar la deuda
Los primeros presupuestos presentados por los Laboristas pretenden recomponer las finanzas del país
La rentabilidad del bono británico subió este viernes por encima del 4,5%, su nivel más alto del año, en plena digestión por parte de los inversores de los presupuestos presentados por el Gobierno laborista de Keir Starmer. Las nuevas cuentas contemplan un importante aumento de los impuestos sobre las rentas altas, así como un incremento del endeudamiento, por valor de casi 360.000 millones de euros este año (frente a los 330.000 millones previstos), con los que se pretende financiar más inversión en educación, sanidad e infraestructuras. El nuevo marco, por tanto, implicará un aumento considerable de la emisión de bonos, y ha generado ciertas dudas. “Si esperaban una recepción apacible en los mercados financieros, hasta ahora ha sido todo lo contrario”, constatan desde ING.
“Inicialmente, a los mercados les gustaron los aumentos de impuestos, pero rápidamente detectaron las mayores proyecciones de endeudamiento”, añaden los expertos del banco holandés. Según señala el Financial Times, la agencia de calificación Moody’s ya ha advertido de que el endeudamiento, el segundo más elevado planteado nunca en el Reino Unido, solo por detrás del concebido para lidiar con la pandemia, supondrá “un desafío adicional para las ya difíciles perspectivas de consolidación fiscal”.
Ese tipo de mensajes no caen en saco roto. Los precedentes hacen que Londres observe con lupa la reacción de los mercados a sus presupuestos. En la memoria reciente está lo ocurrido con el tsunami provocado por la agresiva bajada de impuestos de la exdirigente conservadora Liz Truss. Por lo que la Ministra de Hacienda, Rachel Reeves, ya ha aparecido públicamente para tratar de apaciguar a los inversores. Este jueves insistió en que el compromiso número uno de su gobierno es “la estabilidad económica y fiscal”.
Con la Bolsa británica sufriendo solo leves caídas desde que se conocieron los planes del Ejecutivo, el epicentro del problema está en el mercado de deuda. “Los rendimientos de los bonos a 10 años del Reino Unido han aumentado por encima de sus equivalentes estadounidenses, pero es posible que eso no dure mucho. Mantenemos la opinión de que los rendimientos de los bonos son demasiado altos a nivel internacional y que la caída de la inflación y un Banco de Inglaterra más moderado deberían ayudar a reducir los rendimientos nuevamente”, sostienen desde ING.
Otros indicadores también han reaccionado: la libra esterlina se debilitó ligeramente hasta los 1,19 euros, y la prima de riesgo, que mide la diferencia respecto al bono alemán, ha saltado a los 209 puntos, su nivel más alto en dos años. Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo, con más de dos billones de dólares en activos bajo gestión, resta dramatismo a la situación. “No hay motivos para cuestionar la credibilidad fiscal del Reino Unido. El Gobierno se propone llevar el déficit primario a un amplio superávit, por primera vez desde principios de la década de 2000. Si bien es posible que la deuda -según la definición convencional- no disminuya en los próximos años, tampoco es probable que aumente drásticamente”, concluye.
La gestora cree que el mercado no tardará en desviar la mirada desde la deuda a otros factores macroeconómicos más favorables, como la moderación de la inflación —del 1,7% en septiembre— o las bajadas de tipos del Banco de Inglaterra, y aparcará a un lado lo que el analista de Rabobank, Stefan Koopman, ha calificado como el “trastorno de stress post-Truss”.