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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hora de meter goles: Kamala debe pasar de la poesía a la prosa

La candidata es vicepresidenta en un periodo de alta inflación, y la convención levanta ánimos pero no baja precios

Asistentes a la Convención Demócrata sostienen carteles con el nombre de Kamala Harris
Asistentes a la Convención Demócrata sostienen carteles con el nombre de Kamala HarrisCAROLINE BREHMAN (EFE)

Terminó la Convención Demócrata y Kamala Harris supera en 2% a Trump en estimación de voto. Es viernes, 23 de agosto. “Alegría”, “libertad”, “democracia” son mensajes que los delegados en la convención han escuchado en Chicago. La pregunta –a efectos electorales– es pertinente: ¿resuenan esas palabras en los millones de personas que han visto la convención en televisión? ¿Cómo les afecta en su intención de voto? La media de 100 encuestas otorga victoria a Harris (47,9%) frente a Trump (45,9%).

En las bodas, todo es maravilloso. Lo difícil empieza el día después. O, como publica el editorial de Washington Post, “Pasar de una convención escrita con poesía a una campaña hecha con prosa”. Porque, frente a “alegría, libertad y democracia”, el estadounidense medio (330 millones) escucha en su bolsillo el alto coste de la vida, elevados precios de productos básicos y salarios estancados. Los demócratas no pueden culpar a Trump y a los republicanos de estas cuitas, porque quien gobierna es Biden, presidente demócrata, y su vicepresidenta es Kamala. Lógicamente, los demócratas no van a culparse a sí mismos. Pero esto da razón del porqué la convención levanta el espíritu, pero no baja los precios…

Las encuestas suspenden a Biden en porcentajes superiores al 60% en “dirección del país”, economía, inflación, inmigración, política internacional y la guerra Israel-Hamás. Sobre estos temas, la convención demócrata ha pasado de puntillas. En su discurso final, Kamala marcó una posición intermedia entre apoyar a Israel y proveerle con los medios para defenderse y la crisis humanitaria en Gaza, que ya se ha cobrado 40.000 muertos palestinos, según Naciones Unidas. Sería pueril considerar que Kamala puede ganar elecciones sin el apoyo del lobby judío en Silicon Valley y en Wall Street.

La mayoría votan demócrata y apoyan económicamente la campaña demócrata. Pero, por contraste con 2016, cuando 99% de líderes de empresas tecnológicas y 100% de banqueros apoyaron públicamente en carta abierta a Hillary Clinton, en 2024, destacados billonarios judíos (y demócratas) han manifestado su apoyo a Trump por su total entrega, sin fisuras ni condiciones, a Israel, su actual primer ministro (Netanyahu) y su éxito a cualquier precio en la guerra en Oriente Medio, que no es un conflicto solo con Hamás, sino una guerra soterrada que implica a Hezbolá (Líbano), Al Assad (Siria), Irán y Yemen, al menos. Y esto mencionando solo a participantes chiíes en al conflicto. Considerar el mundo musulmán sunní implica a aliados de EE UU: Jordania, Egipto (lucharon contra Israel en 1967 y 1973), Arabia Saudí, Emiratos, entre otros…

Barack Obama y Bill Clinton impactaron positivamente en la convención demócrata a muchos millones de estadounidenses más allá del electorado demócrata: independientes, republicanos moderados e indecisos. Ambos, formidables oradores, tienen un nivel de reconocimiento del 99% entre mayores de 18 años e índices de favorabilidad superiores al 70%, muy por encima de cuando fueron presidentes…, de dos mandatos, versus Trump y Biden, que solo han gobernado una vez.

Obama y Clinton tienen en común su éxito en lo económico. Con Clinton (1993-2000) la economía creció una media del 5,4% y se crearon 24 millones de empleos. Coincidió con el estallido positivo de las tecnológicas, la computación e Internet. Clinton heredó de Bush padre una recesión de intensidad media, que superó con creces. Obama entró en la Casa Blanca con la peor recesión económica desde 1929 y, de no haber aprobado el Recovery Act (febrero 2009), Estados Unidos habría caído en una nueva Gran Depresión. Clinton y Obama tienen reconocimiento del pueblo estadounidense por haber hecho tangible el sueño americano, superando condiciones económicas muy negativas. Ellos podían culpar a Bush padre e hijo (respectivamente) de una herencia recibida envenenada.

Kamala no tiene a quien culpar. Sí puede –lo hace, de hecho– centrar sus ataques en un blanco fácil de acertar: Trump, quien, en contra del consejo de sus asesores, se toma los ataques como personales y, como resaltaron en la convención, con mucha gracia, Obama y Clinton, en Trump todo es yo, mí, me, conmigo. Trump es su peor enemigo. Pero es agosto, las elecciones son en noviembre y, los resultados de las encuestas recogen la alta exposición demócrata a los medios de comunicación y redes sociales. 200 influencers estuvieron en Chicago apoyando a Harris-Walz.

Toca pasar de la poesía a la prosa. Medios afines (Wall Street Journal, Financial Times, The Economist, Bloomberg, Newsweek, USA Today) piden a Harris que detalle su programa económico. Cuando lo atisbó, una semana antes de la convención, en Carolina del Norte, abogó por el control de precios, que EE UU no hacía desde Nixon (con consecuencias desastrosas para la economía). El habitualmente entregado demócrata Washington Post editorializó: “si no quieres que te llamen comunista, no impongas control de precios”, titular que se explica, en gran parte, porque Jeff Bezos es dueño del periódico, como lo es del primer vendedor minorista online del mundo, Amazon, y de la cadena de comida orgánica The Whole Foods, ya de por sí con los precios más altos del mercado. Harris reconoció en ese discurso que el precio del pan o de la carne era “hoy 50% superior al previo a la pandemia”. Esto dio munición a Trump, porque Harris ha sido y es vicepresidenta en período de alta inflación.

Harris ha tenido los mayores y mejores apoyos que pueden tenerse en elecciones presidenciales estadounidenses: de los Clinton y de los Obama. Ahora, como decía el presidente socialista francés François Mitterrand, “toca tirar a puerta y meter el gol”.

Jorge Díaz-Cardiel ocio director de Advice Strategic Consultants, autor ‘El New Deal de Biden-Harris’

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