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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Éxito coyuntural, reforma estructural

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo junto al comisario de Economía Paolo Gentiloni.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo junto al comisario de Economía Paolo Gentiloni.OLIVIER HOSLET (EFE)
CINCO DÍAS

España ha logrado su objetivo. El informe del conocido como semestre europeo lo deja claro: “La Comisión no propondrá en julio abrir un procedimiento de déficit excesivo”, reza el documento publicado ayer. El Gobierno evita así, tras meses de tira y afloja e intensas negociaciones, entrar dentro de ese proceso por el que Bruselas podría obligar a una severa senda correctora de las cuentas públicas. La memoria está fresca porque es lo que sucedió entre 2009 y 2019. Aunque no parece que en estos tiempos se vayan a aplicar las mismas dosis de austeridad de entonces, tampoco sería plato de buen gusto. El Gobierno ha convencido con sus argumentos. El principal, que la desviación del déficit por encima del 3% durante varios años consecutivos es una cuestión temporal que se corregirá más pronto que tarde. En 2020 se disparó por la pandemia y desde entonces (cuando el desfase superó el 10% del PIB) se ha avanzado rápidamente hasta el 3,6% de 2023. Además, las previsiones nacionales y comunitarias son que este año el déficit calque ese límite del 3%, y por fin en 2025 lo rebaje. Lo que ha convencido, sobre todo, es la marcha de la economía española. Es la que más crece entre las grandes del club, a la vez que el mercado laboral ha avanzado a pasos agigantados. Se trata de un asunto crucial porque son esas buenas perspectivas las que permiten a la Comisión hacer la vista gorda y aferrarse a que España logrará corregir su déficit. En contraste, dos pesos pesados del euro (Francia e Italia) sí se cuelan entre los siete socios que entran en un procedimiento por déficit excesivo.

Hay motivos, pues, para la satisfacción española. La buena coyuntura es, como su nombre indica, un asunto susceptible de cambiar en el tiempo. Bruselas recuerda que, más allá de ello, España arrastra problemas estructurales en su equilibrio entre ingresos y gastos. E insiste la UE en una reforma fiscal que es necesaria para revisar lo que recauda el Estado más allá de los momentos de bonanza y de aquellos en los que, como ha sucedido en los últimos años, la inflación aporta un extra a las cuentas públicas. Y de equilibrarlo con aquello que tiene comprometido desembolsar ahora y en el futuro. Además de conveniente, la reforma fiscal es uno de los compromisos adquiridos a cambio de recibir fondos de recuperación. El hito aparece vinculado al quinto pago, que es el siguiente que España debe recibir. Es momento de poner manos a la obra, con la ventaja de una economía a favor. Sin embargo, se antoja difícil una reforma a fondo, dada la coyuntura política que dificulta grandes consensos.

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