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Perfil
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El naviero que conoció el mundo a través de los sellos

Torstein Hagen, fundador y presidente de Viking, mantendrá el control de la firma de cruceros de lujo tras su OPV

Torstein Hagen
Torstein HagenJOSE MANUEL ESTEBAN
Carlos Gómez Abajo

Coleccionaba sellos de todo el mundo, y ahora lo recorre con su naviera de cruceros de lujo. Torstein Hagen (Noruega, 1943), titulado en Físicas, es el fundador y presidente de Viking, que prepara su salida a Bolsa en Nueva York.

La compañía dijo el lunes que pretende recaudar hasta 1.330 millones de dólares en una oferta pública de venta ampliada. La firma y algunos de sus actuales accionistas prevén vender 53 millones de títulos, 9 millones más que en su anterior propuesta, después de que algunos inversores decidieran ofrecer más títulos. Viking sigue aspirando a una valoración de hasta 10.800 millones, y venderá 11 millones de acciones por entre 21 y 25 dólares cada una.

Hagen vive en Lucerna (Suiza), y está divorciado desde 2017 de Ellen-Karine, con la que tiene dos hijos. Su hija Karine trabaja para la empresa del padre, que es muy aficionado a coleccionar sellos. “Crecí en un pequeño lugar a las afueras de Oslo llamado Nittedal y coleccionaba sellos, como muchos niños”, contaba Hagen en la revista Forbes, que le calcula una fortuna de 1.500 millones de dólares (llegó a ser de 2.400 millones en 2019, antes de que la pandemia bloqueara los viajes). “Aún conservo primeras ediciones de lugares de todo el mundo. No son muy valiosos, pero tienen un significado para mí”.

Entre sus favoritos hay uno de Montecarlo de 1956, cuando Grace Kelly se casó con el príncipe Rainiero (“les envié una carta felicitándoles y recibí de vuelta una invitación masiva para asistir a la boda”) y una colección de 1960, cuando prácticamente todos los países europeos emitieron un sello del continente. “Los tenía enmarcados en un collage en mi despacho. Yo era un gran fan de Europa y había escrito una tesis en el instituto sobre si Gran Bretaña entraría en la UE. Ese era el tema principal entonces”.

Se licenció en Física en el Instituto Noruego de Tecnología, en Trondheim, y su tesis de máster versó sobre inteligencia artificial y aprendizaje automático. Obtuvo una beca Fulbright para estudiar en Estados Unidos y un máster en Administración de Empresas por Harvard Business School en 1968.

Fue consultor de McKinsey en Europa, y luego socio, y contribuyó a sacar la empresa de cruceros estadounidense Holland America Line de una situación cercana a la quiebra en 1974. Dos años después, se convirtió en consejero delegado de la noruega Bergen Steamship Company (Bergenske Dampskibsselskab) y, más tarde, en CEO de Royal Viking Line, firma de cruceros de lujo con sede en San Francisco (EE UU), de 1980 a 1984.

Tras fracasar una oferta pública de adquisición de Royal Viking, tuvo que dimitir. Un año después entró en el consejo de Holland America Line y, después, en el de la noruega Kloster Cruise. A principios de los noventa, adquirió una participación del 27% en Nedlloyd, naviera con sede en Rotterdam (Países Bajos), y se convirtió así en el mayor accionista. Varios años después vendió sus títulos con pérdidas.

En 1997, fundó Viking River Cruises con la compra de cuatro barcos fluviales rusos. “Éramos dos tíos con sendos teléfonos móviles”, bromeaba Hagen en el 25º aniversario de la empresa. “Desde el principio, queríamos que Viking fuera diferente. Teníamos la idea de que los viajes pudieran centrarse más en el destino y enriquecerse culturalmente. Queríamos ofrecer experiencias diseñadas para la persona pensante”.

Empezó navegando por vías fluviales europeas, y en 2015 se lanzó a fletar cruceros oceánicos, tras cambiar su nombre a Viking Cruises. Al año siguiente, Hagen vendió el 23% de la compañía al capital riesgo TPG Capital (Texas, EE UU) y al fondo soberano Canada Pension Plan Investment Board por 672 millones de dólares. En 2022, Viking empezó a organizar viajes de expedición, a lugares como la Antártida, el Ártico y los Grandes Lagos de Norteamérica.

La firma posee ya una flota total de 92 barcos, y busca clientes con alto poder adquisitivo, de habla inglesa –especialmente estadounidenses–, y mayores de 55 años: no se aceptan menores de 18. No hay casinos a bordo, y la cerveza y el vino están incluidos en el precio.

La valoración a la que aspira Viking es superior en términos relativos a las de sus mucho mayores homólogas Carnival y Royal Caribbean. Si alcanza el precio máximo, sería de 13,5 veces el ebitda, por encima de las 12 de sus rivales. A su favor, explica Jennifer Saba, analista de Reuters, juega su dependencia de clientes mayores (que cada vez son más) y ricos. Genera 180 dólares de ebitda por pasajero, el doble que Carnival. También está menos agobiada por la deuda neta, con una ratio de 3,8 veces el ebitda, frente a las 6,7 veces de su rival.

Pero Viking es menos rentable en términos de márgenes operativos, y su estructura dual de acciones dejará el 87% de los votos en manos de Hagen y su fideicomiso. El fundador quiere seguir llevando el timón.

Repunte de las OPV

Se espera que las salidas a Bolsa estadounidenses repunten en 2024 tras dos años de sequía. Bank of America, JP Morgan, UBS, Wells Fargo, HSBC y Morgan Stanley son los principales colocadores de la OPV de Viking.

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Sobre la firma

Carlos Gómez Abajo
Licenciado en Físicas, máster en Periodismo UAM-El País y posgrado en Información Económica. Es redactor de Opinión de Cinco Días, y también ha escrito en Mercados y en la sección de ocio/lujo. Ha trabajado en el portal de noticias científicas Tendencias 21 y ha hecho traducciones, la mayoría de tipo económico.
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