Kate Middleton y el fondo de comercio
El valor intangible de la casa real británica puede verse afectado por la escasa comunicación en torno a la enfermedad de la princesa de Gales
La mala comunicación de la familia real británica puede dañar su fondo de comercio. La mínima comunicación en torno a una “cirugía abdominal planificada” de la princesa de Gales, Kate Middleton ha alimentado todo tipo de teorías extravagantes. La alteración de una foto por parte de Kate ha aumentado el frenesí.
La línea entre la privacidad personal y la información pública es borrosa. Pero las grandes empresas han tendido en los últimos años a dar más datos si un alto ejecutivo cae enfermo. Cuando el jefe de Barclays, C. S. Venkatakrishnan, fue diagnosticado con linfoma no Hodgkin en 2022, el banco explicó su condición específica, cómo afectaría el tratamiento a su rutina y cuánto duraría. Goldman Sachs y JP Morgan hicieron revelaciones similares respecto a Lloyd Blankfein y Jamie Dimon. Cuando Lloyds reveló en 2011 la ausencia de su entonces CEO António Horta-Osório, dejó claro que la causa era el agotamiento.
Aunque se le suele llamar The Firm (La firma), la monarquía británica no es una empresa. No tiene accionistas que puedan tomar malas decisiones basadas en información incompleta o falsa. Añádase el derecho a la privacidad que se aplica incluso a la realeza. El mantra de la Casa de Windsor de nunca quejarse, nunca explicar fue una de las maneras en que Isabel II preservó cierta mística.
Pero la legitimidad y relevancia pública de la empresa real depende en parte de la publicidad. Sus miembros son usuarios frecuentes de las redes. Y sus peticiones de privacidad encajan mal con su hábito de emitir frecuentes informes de contexto a los periodistas, como ha contado el príncipe Harry.
Cuando una empresa compra otra por más del valor neto de sus activos, la diferencia es el fondo de comercio, que cuantifica el valor de la marca, y las relaciones con clientes, proveedores y empleados. Solo se amortiza si el deterioro del retorno reduce el valor de la adquisición. El peligro para la familia real es que la buena voluntad (goodwill en inglés, igual que fondo de comercio) de los británicos se vea igualmente afectada.
El alboroto subraya el valor de la marca real, que ayuda a atraer a millones de turistas. Pero mantener a los principales interesados elucubrando es arriesgado. Puede que la monarquía no sea una empresa, pero tal vez debería pensar más como una.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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