Y el ganador del Oscar es... Ozempic
Las discusiones de los premios de este año no solo han versado sobre quién hizo cada traje, sino sobre quién hizo el cuerpo que lo lleva
Las discusiones de los Oscar de este año no solo han versado sobre quién hizo cada traje, sino sobre quién hizo el cuerpo que lo lleva. En algunos casos, la respuesta es un fármaco para perder peso, como Ozempic, de Novo Nordisk.
Para los productos de lujo tradicionales, los clientes glamurosos siempre han formado parte del modelo de negocio. Las estrellas reciben artículos de lujo, y llevarlos genera publicidad. Cuando Michelle Yeoh se pasea por la alfombra roja con un vestido de Dior, LVMH obtienen publicidad.
No suele ser el caso de las farmacéuticas. La comercialización de productos de este sector tiende a depender de la influencia de los médicos y de la publicidad directa a los pacientes, lo que supone un coste en efectivo. Los 10 principales fabricantes gastaron 8.100 millones de dólares en publicidad en 2022, según Vivvix. En Eli Lilly –fabricante de Mounjaro–, por ejemplo, los costes de marketing, ventas y administración se comieron el 22% de los ingresos en 2023, y la publicidad ascendió al 3% de los ingresos. Ozempic y Mounjaro plantean un modelo diferente, en el que los clientes puedan convertirse en la práctica en la publicidad, ayudando a garantizar que la demanda supere a la oferta. Y eso a pesar de que sus precios de referencia rondan los 1.000 dólares al mes.
En cuanto a las valoraciones en Bolsa, estos fabricantes ya están obteniendo una prima de lujo. Eli Lilly cotiza a 58 veces los beneficios futuros estimados, según LSEG. Esto contrasta con el múltiplo de 26 de LVMH. Incluso Hermes, que cotiza a 49 veces, parece un peso relativamente ligero. Desde otro punto de vista, el valor de Lilly es 17 veces sus ingresos estimados, mientras sus pares se valoran en unas 5 veces.
Para ser justos, las farmacéuticas no venden sus medicamentos como objetos de deseo de los famosos. Más bien al contrario: Lilly ha publicado anuncios antes de los Oscar en los que advierte de que los fármacos para adelgazar son para pacientes con necesidades reales, no simplemente para meterse en un esmoquin más pequeño. Es una gran diferencia con empresas que han pasado generaciones perfeccionando sus credenciales de lujo. Pero para los inversores que codician fabricantes demandados con clientes felices y atractivos puede haber poca diferencia.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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