La suavizada presión del Gobierno sobre las energéticas, y los secretarios del futuro
Una vez pasado el trance electoral y la investidura, Sánchez tiene margen para reducir la tensión con el sector privado
Una vez pasado el trance de las elecciones generales y de la investidura, el Gobierno tiene más margen (aunque en el horizonte están los comicios gallegos y los europeos) para recortar las medidas de apoyo a los ciudadanos contra la crisis energética, y para suavizar la presión contra las empresas, en particular las del ramo. Para darse cuenta de esto hay que fijarse en lo que no dijo Pedro Sánchez en su comparecencia del miércoles: que decae la minoración de los beneficios de las eléctricas para los contratos bilaterales de luz a precio fijo que estén por encima de los 67 euros/MWh. Es verdad que estas ganancias ya no son las que eran, gracias al abaratamiento del gas, que es el que marca la tarifa general, pero los futuros están sobre los 80 euros/MWh, por lo que las empresas podrán mejorar sus ingresos. En paralelo, también ha decaído el tope-excepción ibérica, que estaba en 48,8 euros MW/h. Si a eso se le suma la subida paulatina de los impuestos de la energía, los usuarios notarán un incremento de la factura. Si mantienen el ahorro incorporado por muchos a su rutina estos últimos años, será más soportable.
Ahorrar vuelve a su acostumbrado papel de actividad muy minoritaria
Ahorrar es una actividad muy minoritaria en España: por un lado, los que no llegan a fin de mes no pueden hacerlo; por otro, los que tienen de sobra prefieren invertirlo en productos más rentables. Luego hay un tercer grupo que podría, pero que prefiere el carpe diem, y más tras una pandemia que inculcó la idea de que todo puede cambiar de la noche a la mañana, y no necesariamente para bien. Precisamente muchos ahorraron durante el Covid porque no podían gastarlo en ocio o viajes; ahora vacían sus depósitos para pagar la hipoteca o comprar letras del Tesoro. Este año se ha batido el récord de salidas desde 2003.
Acuerdo casi total para el ERE de Telefónica, justo antes de que entre la SEPI
Ha sido rápido. Los principales sindicatos de Telefónica (aunque en el caso de CC OO ha sido solo su comité ejecutivo, y no su consejo, que es su máximo órgano interno) confirmaron ayer que apoyan el preacuerdo sobre el ERE y el convenio de empresas vinculadas. Como suele ocurrir en las negociaciones (y lo normal es que la empresa contara con ello), se ha reducido la cantidad de personas afectadas por el despido colectivo: de 5.124 a 3.421. El proceso será al principio voluntario, y forzoso si no se cubren las plazas.
El Gobierno, a través de la SEPI, entrará en el accionariado, pues, con la plantilla en camino de un recorte del 20%. Es de suponer que un procedimiento así sería más complicado de ejecutar con el nuevo reparto del capital.
La frase del día
“Estamos viendo un carnaval de bonos. Los inversores en renta fija han estado hibernando y ahora percibo que su explosivo deseo es salir de su guarida”
Hideo Shimomura, gestor de cartera sénior de Fivestar AM
No hay que tener miedo a los secretarios del futuro
Va acercándose el momento de que personajes como Hal 9000, el ordenador de 2001, una odisea en el espacio, se hagan realidad (con unas décadas de retraso). La idea es que los ordenadores personales se conviertan en verdaderos secretarios, llevando la agenda de los usuarios, ahorrándoles leer todos sus correos, por ejemplo. Los ayudantes artificiales, además, no necesitan vacaciones ni tienen horario laboral. Y su salario/coste debería de ir ajustándose a medida que las economías de escala abaraten su desarrollo.
El riesgo, enseña Terminator, no es que las máquinas sean muy inteligentes, sino que eso asuste a los humanos e intenten acabar con ellas, provocando la reacción de estas. Así que ya saben: disfruten de los PC inteligentes, son nuestros amigos.
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