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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tangibles e intangibles en el traslado holandés de Ferrovial

La empresa tiene todo el derecho a su decisión, pero es exigible una mínima franqueza al argumentar un movimiento que no es ni mucho menos neutro

CINCO DÍAS
Heathrow
Terminal 2 del aeropuerto de Heathrow, en Londres.PETER NICHOLLS (REUTERS)

El súbito traslado de Ferrovial a Países Bajos, una decisión adoptada y comunicada al mercado e instituciones en pocas horas, trajo después semanas y meses de argumentarios de distinto pelaje. Desde el Gobierno, con una cierta sobreactuación, se apuntó a posibles beneficios fiscales mientras la empresa apelaba a la conveniencia de acercarse a sus inversores y a facilitar un eventual traslado a Estados Unidos. La operación fue aprobada por abrumadora mayoría y el silencio se impuso sobre la algarabía. Seis meses después de ejecutarse el traslado, no obstante, algunas de las ventajas de la operación son más tangibles que otras.

La empresa comunicó en su día a la CNMV que “cotizar en Países Bajos potencia la interacionalización de Ferrovial”, argumentando que el 93% de los fondos que invierten en la empres son extrannjeros. Le daría un mayor acceso a inversores internacionales, que son mayoría en su capital. Más allá de que esta sea una característica común al Ibex 35, o de que estos inversores institucionales operan en todos los grandes mercados del mundo, las cifras son tozudas. La liquidez de Ferrovial en Países Bajos es testimonial: apenas un millón de euros en las primeras tres semanas de noviembre. No cabe esperar mucha más liquidez de la cotización en EEUU, vista la experiencia holandesa y la de otros valores españoles con un pie en Wall Street. Esa cotización en EEUU podría dar acceso a la empresa a unas operaciones corporativas que, por otra parte, los otros 34 del Ibex ejecutan desde España.

Sí se aprecia concreción en unos beneficios fiscales que, de acuerdo con la empresa, no eran el leitmotiv del traslado. Gracias al traslado, Ferrovial no tributará por las plusvalías obtenidas con la venta de su participación en el aeropuerto de Heathrow, plusvalías que cifra en 2.700 millones. La normativa holandesa exime estas plusvalías de tributación; la española solo grava el 5%. A grandes rasgos, Ferrovial se ahorraría 33 millones.

Solo el Consejo conoce la motivación última de la operación, y legalmente es Hacienda el organismo encargado de dirimir si la fuga de Ferrovial obedece o no a motivos fiscales (en cuyo caso la operación implicaría tributación extra). Pero el tiempo ya se ha encargado de dar y quitar algunas de las razones esgrimidas en febrero. La empresa tiene todo el derecho a trasladarse, pero también es exigible una mínima franqueza al argumentar una decisión que no es ni mucho menos neutra para la economía ni para la imagen del país.

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