El reto de subir los salarios sin dañar la competitividad
La disposición de las empresas familiares a buscar una fórmula para revisar las retribuciones constituye un cambio de discurso notable
El mensaje sobre política salarial que lanzaron ayer en Bilbao las 100 empresas que integran el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), reunidas en el XXVI congreso nacional de la entidad, constituye un cambio de discurso notable y destacado en un contexto todavía condicionado de forma importante por la inflación, la incertidumbre económica y la atonía en las perspectivas de crecimiento. Como en otras ocasiones, el IEF, que aglutina compañías como Santander, Ferrovial, Acciona, Puig, Mercadona o Gestamp, arremetió con firmeza contra las subidas de las cotizaciones y del salario mínimo aprobadas por el último Gobierno y reclamó al próximo Ejecutivo que frene el crecimiento de las cargas fiscales que soportan las empresas, pero también mostró su disposición a revisar al alza los salarios, siempre que esa subida no perjudique la competitividad.
La preocupación por el aumento de la presión fiscal sobre el trabajo es legítima y también objetiva. Los datos de la última encuesta de coste laboral publicada por el INE, correspondiente al segundo trimestre del año, refleja un aumento del 5% en el coste salarial medio por trabajador y mes respecto al mismo periodo de 2022, un incremento más moderado que el registrado en el primer trimestre, que alcanzó el 6%, pero que engorda una factura que ha ido creciendo de forma constante durante los dos últimos años. En el caso del coste laboral, que incluye remuneraciones y cotizaciones sociales, el repunte fue cuatro décimas inferior al del primer trimestre del año, pero aun así se situó en el 5,8%. En algunos sectores, como el de la hostelería, el pico de los costes salariales alcanzo casi el 8%.
Frente al modelo de actualización salarial ligado a la inflación que ha defendido en los últimos años el Gobierno, la propuesta que pusieron ayer sobre la mesa las empresas familiares aboga por una revisión de los salarios que no merme la competitividad de las compañías y permita que el salario neto que llega al bolsillo del trabajador se acerque en lo posible al coste bruto que asume la empresa.
El reto de una política salarial equilibrada pasa por actualizar las retribuciones sin alentar el riesgo de una espiral precios-salarios, tal y como advierte el Banco de España, que ha abogado en más de una ocasión por un pacto de rentas selectivo que permita actualizar las retribuciones sin convertir los efectos coyunturales de la inflación en una factura estructural que dañe la competitividad, más aún en un escenario de incertidumbre. La propuesta planteada ayer por las empresas familiares puede ser un primer paso hacia ese equilibrio.
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