La impasibilidad de los mercados y la revolución posible del euro digital
Los inversores no se dan casi por aludidos por la recurrente violencia del Golfo
Al comienzo de la guerra de Ucrania, se temía que pudiera extenderse a otros países cercanos a Rusia, incluso que este lanzara alguna bomba nuclear. Año y medio después, la mayoría de esas preocupaciones se han disipado y el conflicto ha pasado a un segundo plano (salvo para los locales). Es de desear que con el nuevo estallido de violencia en Oriente Próximo tampoco se cumplan los peores augurios; los mercados, al menos, no se darán por aludidos –salvo los del petróleo– mientras el asunto no se extienda a la vecindad. Ya están acostumbrados a que la zona no sea un foco de tranquilidad, precisamente. El beneficiado del incremento de la tensión puede ser, para variar, el dólar, y de rebote la economía de EE UU, que, paradójicamente, suele presumir de buscar la paz el mundo. Su presidente, Joe Biden, echó el miércoles su cuarto a espadas en Israel, donde aseguró que la explosión en un hospital de Gaza –el morboso debate/distracción de turno en X (Twitter)– fue cosa de un “cohete errante de un grupo terrorista”. Una nueva guerra aumentará asimismo la demanda de armamento: Moscú deseará que sea a costa de la munición para Kiev. Vasos comunicantes.
La fiebre por los fármacos contra la obesidad necesita algo de hielo
La fiebre por los medicamentos contra la diabetes que ayudan a reducir peso puede resultar peligrosa. Aparte de su precio, nada barato, y sus efectos secundarios, están apareciendo también falsificaciones, ante la incapacidad de los fabricantes para atender la demanda.
Es una obviedad, pero convendría atender primero las recomendaciones de los médicos, así como comprar siempre en las farmacias (aunque los medicamentos falsos sí han aparecido en alguna de EE UU). E, incluso, un poco de escepticismo ante unos medicamentos presuntamente milagrosos. Habrá que poner hielo.
Nunca se sabe si las recompras de acciones suben o bajan la escalera
Las recompras de acciones no son ni buenas ni malas, sino todo lo contrario. Las críticas vertidas por el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, se suman a otros peros clásicos a una práctica que, como casi todas, puede resultar contraproducente para los inversores y para la propia compañía, si los ejecutivos la utilizan para incrementar su retribución y no con un enfoque de rentabilidad más global.
Los bancos europeos están recurriendo a esta fórmula con generosidad, aprovechando el viento a favor de las alzas de tipos. Los accionistas, sea por esta política o porque en general ven buenas perspectivas para el sector, están elevando las cotizaciones. Aunque, como en el aforismo del gallego, en realidad no se sabe si están subiendo o bajando la escalera.
La frase del día
Nos oponemos a las sanciones unilaterales, la coerción económica, la desvinculación y la interrupción de la cadena de suministro
Xi Jinping, presidente de China
El euro digital podría revolucionar el sistema financiero
El euro digital sigue dando pasos para hacerse realidad. El BCE deberá gestionar el proceso con cuidado, para no poner patas arriba el equilibrio financiero actual: el hecho de que esta nueva moneda esté totalmente garantizada por el banco central le da ventaja respecto al dinero guardado en depósitos bancarios, que, pese a generar intereses, está protegido solo hasta 100.000 euros por titular.
Esa es la principal diferencia del euro digital y del, por llamarlo de alguna manera, euro electrónico que ya usamos todos para comprar por internet o con tarjeta, sin llegar a tenerlo en forma de billete o moneda. Por cierto, que el BCE asegura que no tiene intención de eliminar el efectivo, aunque, según afirma, el euro digital dará también privacidad total a las transacciones.
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