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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La simplista pero eficaz defensa de Alphabet: búsquelo en Google

El argumento del Gobierno de EE UU de que otro gigante como Apple se ve obligado a usar el buscador es débil

Kenneth Dintzer (en el centro), fiscal del Departamento de Justicia del Gobierno de EE UU, sale del tribunal en el primer día del juicio contra Google, el pasado día 12, en Washington DC.
Kenneth Dintzer (en el centro), fiscal del Departamento de Justicia del Gobierno de EE UU, sale del tribunal en el primer día del juicio contra Google, el pasado día 12, en Washington DC.MICHAEL REYNOLDS (EFE)

¿Quiere saber cómo eliminar Google como buscador predeterminado del iPhone? Consulte Google, dijo el martes ante el tribunal el abogado de la empresa, John Schmidtlein. Según él, el motor de Alphabet consigue que Apple responda dirigiendo a los usuarios a su web.

En los alegatos iniciales de la demanda del Departamento de Justicia de EE UU contra Google, Yahoo destacó como el juguete más patético para ambos. Kenneth Dintzer, fiscal de Justicia, afirmó que Google empezó a “instrumentalizar” las relaciones que le otorgaban el estatus de proveedor preferente por defecto en 2005. Pobre Yahoo, cuyo valor había caído de 125.000 millones de dólares en 2000 a 5.000 millones cuando Verizon Communications la compró 16 años después.

Google ve las cosas de otro modo. “El mercado lo derrotó”, afirma Schmidtlein, refiriéndose a los rivales de su cliente. Microsoft, por ejemplo, proporciona resultados de búsqueda a Yahoo y a DuckDuckGo, por lo que “no es de extrañar” que fracasaran, dada la falta de inversión en su propio motor, Bing. Además, Microsoft también es enorme. Castigó a la “pequeña e innovadora” Netscape al poner en marcha su propio navegador, dijo Schmidtlein, evocando la batalla antimonopolio del Gobierno contra Microsoft en 1998.

Mientras, Apple, a través de Safari, tiene incentivos económicos para elegir el mejor buscador. Sus usuarios prefieren Google por su calidad. Eso hace más difícil para el Gobierno afirmar que Google es el único villano, pero lo intentó de todos modos. Usar Google como motor predeterminado no fue una “elección” de Apple, dijo Dintzer. No es convincente, dado que la empresa dirigida por Tim Cook vale un 60% más que Alphabet.

Seguramente durante el juicio salgan a la luz más revelaciones sobre el funcionamiento interno de estas y otras tecnológicas. Una cosa clara, empero, es que Alphabet, Microsoft y Apple se han convertido en goliats que están usando su peso respectivo para competir entre sí. Su capitalización combinada es mayor que el PIB de Japón. Búsquenlo en Google.

Batalla difícil de ganar

El juicio antimonopolio contra Google del Gobierno y una coalición de fiscales generales es el pleito tecnológico de más alto perfil en décadas. El Ejecutivo, en sus declaraciones iniciales, argumentó que las asociaciones del buscador protegían ilegalmente su monopolio, perjudicando a los consumidores. Google se jactó de la superioridad de su herramienta. La historia sugiere que estos casos son difíciles de ganar para el Gobierno. Pero Google está librando una batalla perdida.

El caso se reduce a si el comportamiento de Google perjudicó a los consumidores mediante un monopolio creado ilegalmente. Es indiscutible que Google toma y usa datos, lo que engendra un algoritmo mejor que atrae a los consumidores y, por ende, más datos. El fiscal lo llamó un “bucle de retroalimentación”. El problema para Dintzer es que los consumidores no dudan en ceder sus datos, y no solo a Google.

El Ejecutivo tiene ases en la manga. Podría denunciar a Google si la empresa forjara asociaciones que dejaran a los consumidores o a otros anunciantes sin otras opciones. Dintzer argumentó ante el juez Amit Mehta que Google paga más de 10.000 millones al año para mantenerse como buscador por defecto y que había mensajes internos en la firma sobre el poderoso efecto que tales asociaciones tendrían en su cuota de mercado.

Pero no siempre es así. Los fabricantes de dispositivos y los creadores de navegadores eligen Google porque es la opción de mayor calidad, y los usuarios pueden elegir fácilmente otro buscador predeterminado, argumentó el abogado de Google.

Además, la lucha antimonopolio contra Microsoft de 1998 sugiere giros inesperados. Justicia argumentó entonces que el gigante restringía ilegalmente la capacidad de los usuarios para desinstalar su software. El Tribunal de Distrito ordenó que la empresa se partiera en dos, pero la sentencia fue anulada tras argumentar la firma con éxito que el juez era parcial. Puede haber contratiempos como estos cuando las empresas emplean a los mejores abogados del mundo.

Aunque Justicia no tenga éxito, la vida de Google se complica. Afronta otra demanda federal contra sus prácticas de tecnología publicitaria. Y lo que es más importante, este caso mostrará con más detalle su funcionamiento interno. Puede que no sea ilegal, pero se puede exponer hasta qué punto llega para obtener datos, y eso puede resultar espeluznante, agriando aún más la percepción pública de ella y de las big tech en general. Los abogados del Gobierno tienen mucho trabajo por delante, pero una derrota suya no implicará una victoria de Google.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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