La lucha de Rusia y Argentina, los exigentes nuevos inquilinos de Merlin y la compleja cola del caso Castor
Moscú y Buenos Aires intentan estabilizar sus economías, y Pekín, desatascar la suya
No es raro que los países denominados emergentes protagonicen los movimientos de los mercados en verano, tiempo en el que los actores principales hacen mutis por el foro. Esta vez han sido Rusia y Argentina, con la participación especial de China (que de emergente tiene poco), los que han intervenido con urgencia para estabilizar sus economías. Moscú acusa ya, una vez que los países europeos han encontrado suministro alternativo de gas, la caída de las exportaciones y la factura militar de la invasión de Ucrania, y subió el martes 3,5 puntos porcentuales los tipos para frenar la inflación, sin mucho éxito. Pekín tiene el problema contrario, el parón de la actividad, con pinchazo inmobiliario incluido, y bajó ligeramente el precio del dinero.
El análisis del caso argentino no cabría en este espacio, dado el caos que reina en su sistema monetario. El país acaba de pagar al FMI con un préstamo de Qatar (que tan pronto te organiza un mundial de fútbol, con victoria de los albicelestes, por cierto, como te ayuda a evitar un default), y ahora ha sido la victoria del anarcocapitalista (así se define él) Javier Milei en las elecciones primarias la que ha revolcado el mercado.
Merlin espera a sus nuevos y exigentes inquilinos: los datos
Dado el declive de la natalidad en casi todos los continentes, y el disparado tráfico y acumulación de información por la red de redes, ¿acabarán ocupando más espacio los centros de datos que las viviendas, las oficinas y las tiendas de la gente? Es quimérico aún, claro, pero hasta las empresas inmobiliarias son conscientes de que deben tomar posiciones en este mercado nuevo y complejo (porque los datos son unos inquilinos especialitos, necesitan estar frescos). Merlin Properties entregará a final de septiembre sendos edificios en Madrid, Barcelona y Álava. Ya ha invertido 200 millones, y prevé llegar a los 390 millones.
La cola del caso Castor deja una compleja sentencia sobre intereses
El fallido proyecto Castor, un almacén subterráneo de gas en la costa castellonense, aún colea. CaixaBank, Bankia y Santander prestaron al Estado 1.350,7 millones para indemnizar a la constructora ACS; ese dinero se lo devolvió la CNMC, con intereses, pero el organismo les obligó (por motivos formales) a re-devolverlo al erario en 2019, también con intereses. Un año después, el Tribunal Supremo resolvió que las entidades debían cobrar el principal de nuevo del Estado, pero no aclaró qué debía pasar con los intereses. Ahora la Audiencia Nacional considera que no ha lugar a que los recuperen. A los bancos, seguramente, se les habrá quedado cierta cara de estupor; la misma que suele instalarse en la de los contribuyentes individuales cuando tienen pleitos con la Administración.
La frase del día
El objetivo del centroderecha [italiano] es lanzar medidas para una parte del público. Quieren dividir el país y crear una guerra entre los pobres
Giuseppe Conte, ex primer ministro italiano y líder del Movimiento 5 Estrellas
La afición de los españoles por la jardinería y el bricolaje hacen de oro... a Francia
Los dueños de Leroy Merlin parecen haber dado con la piedra filosofal. Adeo Holding Iberia, la sociedad cabecera de la firma en España, registró un beneficio récord de 411 millones en 2022, de los que un 92% -380 millones- pusieron rumbo a engrosar las arcas de la matriz francesa. No es difícil identificar proyectos de origen patrio, de mayor o menor envergadura, que han intentado replicar hilo por pabilo el modelo de la enseña francesa sin, por ahora, obtener tan pingües retornos. Ya sea por su carácter pionero o por su capacidad de generación de marca, lo cierto es que la firma se ha hecho fuerte entre quienes adoran las pequeñas reformas en casa. El dinero de tan esforzados manitas acaba en las tierras del champán
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