Un mercado eléctrico en evolución: hacia una transición sostenible
Es necesario abordar el escaso desarrollo de los mercados a plazo y la falta de remuneración para la capacidad firme
Los mercados eléctricos desempeñan un papel fundamental en la promoción de la transición energética y la descarbonización. Si estos mercados están correctamente diseñados, generan los incentivos adecuados tanto para los productores como para los consumidores de electricidad, permitiéndoles tomar decisiones que transformen el sistema eléctrico en uno libre de emisiones de la manera más eficiente posible, sin comprometer la seguridad del suministro.
En los últimos tiempos, uno de estos mercados eléctricos, el mercado diario, ha experimentado una volatilidad y un aumento de precios sin precedentes debido a las tensiones en el mercado internacional de gas natural. Aunque el mercado diario es solo uno de los varios mercados eléctricos en los que los generadores y los comercializadores intercambian electricidad, la atención mediática y ciertas propuestas se han centrado en tomar medidas en él. La razón era que hay un elevado número de consumidores residenciales (11 millones, incluyendo los más vulnerables) con tarifa regulada conocida como PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor) y que dicha tarifa estaba vinculada a los precios del mercado diario. Como resultado, esta volatilidad y aumento de precios se han trasladado a los clientes que tenían este tipo de contratos.
La nueva forma de calcular el PVPC recientemente aprobada por el Consejo de Ministros trata de reducir la volatilidad mediante la incorporación de otras referencias de precios a largo plazo. Por otro lado, los clientes en el mercado libre, que representan el 60% de los clientes y el 90% de la energía en España, no han experimentado el mismo impacto, ya que los comercializadores que venden en el mercado libre obtienen su suministro de los diferentes mercados eléctricos, no solo del mercado diario.
En estos meses, la reforma de los mercados eléctricos ha sido uno de los temas centrales en el debate energético en Europa. Aunque es cierto que hay aspectos que podrían ajustarse, es importante destacar que el esquema actual ha funcionado razonablemente bien durante más de 30 años: ha brindado señales adecuadas a la inversión en cada momento, ha sido uno de los pilares del mercado interior de la energía, y ha permitido utilizar los recursos de producción de electricidad de manera eficiente.
La propuesta de reforma presentada por la Comisión Europea está alineada con las necesidades reales de evolución de los mercados y mantiene los principios fundamentales del mercado, como la construcción de precios a partir del coste marginal, que optimiza el funcionamiento del sistema y proporciona señales a los generadores y consumidores para optimizar sus decisiones de inversión, producción y consumo.
Además, promueve la integración europea de los mercados, impulsando medidas transversales que no generen incentivos diferentes en cada mercado eléctrico nacional. Esta propuesta no introduce cambios estructurales en el mercado, sino que plantea una evolución necesaria para resolver los retos existentes, lo que garantiza la tan necesaria estabilidad regulatoria para los inversores en un entorno donde se necesita una movilización sin precedentes de inversiones a largo plazo.
Es necesario realizar algunas adaptaciones para abordar tres problemas clave: el escaso desarrollo de los mercados a plazo, la falta de remuneración para la capacidad firme y la necesidad de fomentar los mecanismos que aporten al sistema flexibilidad.
Un mayor desarrollo de los mercados a plazo permitiría a la demanda encontrar más opciones para cubrir su suministro eléctrico a largo plazo, y así reducir la volatilidad que ven los clientes, al tiempo que facilitaría el necesario desarrollo de nueva generación renovable. Los productores de energía renovable requieren contratos a largo plazo para reducir su riesgo y obtener la financiación necesaria.
Además, la introducción de una gran cantidad de capacidad renovable requiere disponer de una capacidad firme que pueda cubrir la demanda cuando no haya recursos renovables disponibles, y para adaptarse a su variabilidad de funcionamiento. Sin embargo, los actuales mercados eléctricos en España no remuneran la capacidad firme existente, ni emiten las señales necesarias para impulsar la inversión que permita al sistema eléctrico dotarse de la capacidad de respaldo que garantice un correcto funcionamiento de este.
Por último, la penetración de la energía renovable, y su variabilidad, aumenta las necesidades de flexibilidad tanto en la demanda como en la oferta para adaptarse a las horas de producción renovable. Esto requiere el desarrollo de mecanismos adicionales que remuneren el valor que la flexibilidad de la demanda y la oferta pueden aportar al sistema.
La propuesta de la Comisión debe desarrollarse prestando atención a los detalles para, a partir de ellos, asegurar una Transición Energética que requiere de una apuesta firme y decidida. La reforma que tenemos por delante puede ser la ocasión perfecta para cumplir los objetivos que necesitamos y aún están por alcanzar.
Marina Serrano es presidenta de Aeléc
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