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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La transformación de Europa pasa por el mercado de capitales

Los préstamos directos pueden colmar el déficit de inversión que existe en la región, especialmente para las pymes

Bandera de la UE.
Bandera de la UE.Europa Press

Europa necesita abordar su falta de dinamismo y aprovechar el potencial del capital riesgo, que a día de hoy representa apenas el 0,1% del PIB de la UE, para abordar una verdadera transformación económica, que atienda a diversos factores que están provocando una reconfiguración del papel que juega el continente a nivel mundial: desde la crisis financiera global de 2007 hasta la crisis de deuda europea, la migración, el Brexit, la pandemia de Covid 19, la guerra de Ucrania y la sequía histórica. Una serie de perturbaciones graves a las que se ha enfrentado Europa en los últimos años que ponen en duda el modelo que ha proporcionado prosperidad y seguridad al continente durante los últimos 70 años.

El nuevo entorno geopolítico y económico de Europa está experimentando cambios estructurales significativos que ponen de manifiesto cómo la seguridad económica es fundamental para la seguridad nacional. Para mantener el nivel de prosperidad alcanzado, Europa debe embarcarse en una profunda transformación, teniendo en cuenta que la geopolítica y las dinámicas macro y microeconómicas ahora se están invirtiendo. Además, la región se enfrenta a una falta de dinamismo, con un bajo porcentaje de inversión en capital riesgo, y a una escasez de grandes empresas tecnológicas en la Bolsa europea.

La dependencia estratégica del continente en tecnologías básicas como las baterías de litio, hidrógeno y semiconductores, junto con la computación en la nube y la propiedad intelectual de la inteligencia artificial, el internet de las cosas o el 5G/6G, aumenta el riesgo de interrupciones en la cadena de suministros. Además, el cambio climático amenaza la subsistencia y causa daños a las infraestructuras físicas, debido a eventos extremos cada vez más frecuentes, como inundaciones, tormentas y olas de calor. En este escenario, la competitividad de la industria europea se ve comprometida por su mayor apalancamiento y menor distribución de efectivo, si lo comparamos con las empresas estadounidenses. Además, los altos niveles de deuda/PIB en el continente limitan el espacio fiscal y requieren inversiones privadas, a lo que se suman los desafíos a nivel demográfico, que provocarán una disminución en la población activa y un aumento progresivo de los costes sanitarios.

Para abordar todos estos desafíos, se requieren inversiones transformadoras, en las que los mercados de capitales desempeñen un papel central a la hora de proporcionar la financiación necesaria. A pesar de los logros en la reducción de emisiones, Europa debe acelerar las medidas de eficiencia energética en edificios y la electrificación del transporte por carretera. La financiación privada será fundamental en esta transformación, particularmente para las pequeñas y medianas empresas que necesitan mejorar ese acceso a la financiación. Aquí se vislumbran oportunidades para que los préstamos directos impulsen el sector tecnológico europeo y promuevan la digitalización, la reingeniería de cadenas de suministro y la adaptación del sector sanitario a ese envejecimiento de la población.

Las soluciones de inversión que se deben adoptar para avanzar hacia esa transformación deben incluir activos inmobiliarios, infraestructuras, crédito privado e inversiones sostenibles para abordar esos desafíos a los que nos enfrentamos: dependencias tecnológicas básicas, cambio climático, la competitividad de la industria, los niveles de deuda y la demografía, normativa cambiante…

Por otro lado, la eficiencia energética, que puede reducir la demanda de energía en un 13% y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, y la transformación del transporte e infraestructuras son fundamentales en Europa. Es crucial acelerar las medidas de eficiencia en los edificios, que representan el 40% del consumo energético y el 36% de las emisiones, y apostar por su rehabilitación, por la mejora en la calidad del aire y la salud y por su capacidad para genera beneficios económicos y aumentar el valor de los activos.

En el ámbito del transporte, la Comisión Europea busca reducir las emisiones en un 55% para el año 2050. El sector del transporte por carretera es responsable del 77% de las emisiones, aunque Europa ya es un importante productor de vehículos eléctricos y estaciones de recarga, la financiación de la infraestructura de recarga no ha sido suficiente. Se estima que se necesitará una inversión de 280.000 millones de euros hasta 2030, pero las inversiones actuales todavía no se acercan a esas cifras. Es necesario incentivar y subvencionar el desarrollo de infraestructuras de recarga, especialmente en áreas con baja penetración de vehículos eléctricos. La falta de apoyo público y la falta de alineación entre las inversiones necesarias y las preferencias de los inversores obstaculizan la inversión privada.

Se requiere, además, un importante capital del sector privado, debido a los elevados niveles de deuda pública. Los préstamos directos pueden colmar el déficit de inversión, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pyme). Actualmente, solo el 10% de la financiación externa de las pymes europeas procede de los mercados de capitales, a pesar de desempeñar un papel vital en la economía.

La captación mundial de fondos de deuda privada, incluidos los préstamos directos, ha experimentado un crecimiento sustancial desde la crisis financiera mundial. En Europa, los préstamos directos han tardado más en desarrollarse, pero están mostrando signos de crecimiento en la actividad de transacciones en diversos sectores y países. Las pymes están preparadas para un crecimiento acelerado impulsado por los avances tecnológicos, el rediseño de la cadena de suministros, la adaptación de la asistencia sanitaria y las iniciativas relacionadas con el cambio climático. Además, los préstamos directos también pueden promover la sostenibilidad a través de préstamos vinculados a objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza. Sin duda, el mercado de capitales como agente del cambio adquiere un papel fundamental a la hora de afrontar el desafío de la necesaria transformación que tiene que afrontar la economía europea.

Michael Lewis es Head ESG Research DWS

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