La estrategia de la CEO de Vodafone pende de las fusiones ausentes
Si no logra las esperadas operaciones en Reino Unido o España, corre el riesgo de seguir en un rumbo vacilante
La nueva jefa de Vodafone, Margherita Della Valle, promete actuar con rapidez para sanear al gigante de las telecomunicaciones. Su plan de recortar 11.000 empleos en tres años y simplificar las operaciones del grupo, valorado en 30.000 millones de dólares, puede sonar tranquilizador. Pero si no consigue las tan esperadas operaciones corporativas en Gran Bretaña, Italia y España, corre el riesgo de continuar la vacilante estrategia de su predecesor.
Vodafone dijo que generaría 3.300 millones de euros de flujo de caja libre en el ejercicio en curso, que finaliza en marzo de 2024, una vez ajustados ciertos costes como los pagos por espectro y los gastos de reestructuración. Esta cifra contrasta con los 4.200 millones de flujo de caja libre ajustado en el ejercicio que finalizó en marzo pasado, excluyendo los efectos de los movimientos de divisas y las ventas de activos.
La ejecutiva italiana sabe que las fusiones y adquisiciones son el nombre del juego. Vodafone ya está hablando con CK Hutchison sobre una fusión de sus ramas de móviles en el Reino Unido, y Della Valle ha puesto los activos españoles bajo “revisión estratégica”, lo que suele significar una venta. Mientras tanto, Hatem Dowidar, que dirige e&, accionista de Vodafone en un 15%, se incorpora al consejo de la empresa y apoya la concentración en Europa, según una fuente familiarizada con el asunto.
El problema es en parte la velocidad y en parte la ambición. Los rivales de Vodafone ya se están asociando en España, lo que sugiere que la empresa británica ha tardado en despegar. El anterior consejero delegado, Nick Read, tampoco logró cerrar la venta de las operaciones italianas del grupo al fundador de Iliad, Xavier Niel, por 11.000 millones de euros. El acuerdo del Reino Unido aún no se ha cerrado definitivamente, y sin duda se verá envuelto en una larga investigación sobre competencia.
Por último, Della Valle ha descartado la venta de Vodacom, la unidad africana de Vodafone, valorada en 12.000 millones de dólares, según una fuente familiarizada con el asunto. En otras palabras, el riesgo es que podría encontrarse bien entrada en su cargo de consejera delegada sin un acuerdo exitoso en su haber.
Eso sería un problema, ya que los problemas de la empresa exigen una acción radical. El negocio principal de Vodafone en Alemania atraviesa dificultades, y Della Valle declaró el martes que el flujo de caja libre se desplomaría en el ejercicio en curso. Asociarse con rivales locales podría ayudar a liberar fondos para la tan necesaria inversión en redes. La caída del 5% del precio de las acciones de Vodafone el martes sugiere que los inversores no son optimistas en cuanto a que los recortes de empleo previstos por Della Valle vayan a ayudar mucho por sí solos.
Esto no significa que tenga que llegar a acuerdos a precios bajos. Pero si se regatea demasiado, se corre el riesgo de renunciar a los beneficios mucho mayores que ofrecen las fusiones y adquisiciones. En Italia, por ejemplo, los analistas de JP Morgan calcularon el año pasado que los ahorros de costes disponibles para Vodafone e Iliad tendrían un valor neto actual de hasta 6.000 millones de euros.
Según los mismos analistas, el valor empresarial de las actividades de Della Valle en el país es de unos 9.000 millones de euros. Vodafone se arriesgaría a convertir lo ideal en enemigo de lo bueno si exigiera el precio máximo. Tras el desplome del martes, las acciones de la compañía se acercan a su nivel más bajo desde principios de la década de 2000. Para Della Valle y Vodafone, incluso unos acuerdos imperfectos pueden ser mejores que ninguno.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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