El lobo huido del fondo soberano malayo
Jho Low, fugado de la Justicia, estafó presuntamente miles de millones del fondo soberano 1MDB para codearse con famosos de EE UU como Leonardo DiCaprio
Leonardo DiCaprio le agradeció en la gala de los Óscar 2014 su apoyo a la película El lobo de Wall Street, para la que puso 100 millones de dólares. Él mismo es una especie de depredador financiero: se le acusa de desviar miles de millones del fondo soberano malayo 1MDB a sus cuentas personales. Low Taek Jho (George Town, Penang, Malasia, 1981), conocido como Jho Low, está huido de la justicia, aparentemente en China, que podría extraditarlo pronto a su país de origen.
Él ha mantenido su inocencia, y sostenido que las autoridades le persiguen por su apoyo al que fuera primer ministro Najib Razak, cuya participación en el escándalo lo llevó a ser condenado por siete cargos de abuso de poder, blanqueo de dinero y abuso de confianza. El Gobierno malayo admite que negocia sacarlo de China. Es complejo, dice el primer ministro Anwar Ibrahim, porque implica “a muchos países, servicios de inteligencia, la Interpol…”.
En abril, Prakazrel Pras Michel, miembro del grupo de hiphop Fugees, fue declarado culpable en los tribunales de EE UU de conspirar con Low para influir ilegalmente en la política del país. Michel hizo de intermediario para financiar la campaña presidencial de reelección de Barack Obama en 2012, con 22 millones de dólares, sin revelar el origen extranjero del dinero. Los tribunales también acusan a ambos de planear una campaña para que el Gobierno de Trump abandonara la investigación del caso 1MDB.
Antes de convertirse en fugitivo, Low llevaba una vida social de alto nivel, y se relacionaba con Paris Hilton, el actor Jamie Foxx, la modelo Emily Ratajkowski o la cantante Alicia Keys. Fue pareja de la modelo Miranda Kerr, quien, en 2017, entregó 8 millones de dólares en joyas (regalo de Low) al Gobierno de EE UU. DiCaprio devolvió cuadros de Picasso y Basquiat.
La historia de Low no es la de Rojo y negro ni la de Barry Lyndon, precisamente. Nació en una adinerada familia china-malaya, con negocios de minería de hierro, destilerías e inmobiliario en Tailandia y otros países de la zona. Estudió en la Escuela Harrow de Londres, donde también lo había hecho Winston Churchill, y en la Universidad de Pensilvania (EE UU). Allí se codeó con las élites de Oriente Próximo y otros países; en particular, con Riza Aziz, hijastro de Najib Razak, que luego sería primer ministro malayo.
Empezó a gestionar el dinero de sus amigos y familiares. En 2010 había concentrado su fortuna en Jynwel Capital, de la que era administrador principal. En consorcio con fondos soberanos como Mubadala, de Abu Dabi, o Kuwait Investment Authority, ejecutó operaciones como la compra de Coastal Energy, de servicios energéticos, por 2.200 millones de dólares en 2014. También intentó comprar Reebok a Adidas por 2.200 millones, y apoyó a Riza Aziz en la creación de Red Granite Pictures, una productora de Hollywood.
El padre de este, Najib Razak, llegó a primer ministro de Malasia en 2009, y fue nombrado presidente del consejo de asesores del fondo soberano 1Malaysia Development Berhad. Aunque Low nunca recibió un cargo oficial, admitió que lo asesoró en ocasiones, y que participó en transacciones relacionadas con sus propios intereses “en condiciones de igualdad y legalmente sólidas”. Low, supuestamente, apoyó y financió a Razak con dinero de 1MDB para las elecciones de 2013.
En 2016, Interpol publicó una alerta a petición de Singapur para localizar y detener a Low en relación con el capital de 1MDB. En 2017, EE UU solicitó la devolución de activos millonarios procedentes del fondo. En 2018, Low y dos exbanqueros de Goldman Sachs, Tim Leissner y Roger Ng Chong Hwa, fueron acusados por el Departamento de Justicia estadounidense.
En las elecciones de Malasia de 2018 fue elegido primer ministro Mahathir Mohamad, quien reabrió la investigación del caso, que se había cerrado tras las conclusiones del fiscal general y de la comisión anticorrupción de que no se había cometido ningún delito. El Gobierno emitió órdenes de detención contra Low, y un portavoz de este lo calificó de “represalia política”.
En 2019 un transeúnte vio a Low en Disneylandia Shanghái, y al año siguiente, Al-Jazeera informó de que vivía en Macao (China) en una propiedad de un alto miembro del Partido Comunista. Pekín lo negó.
La extradición sería un gran éxito para el Gobierno malayo, que llegó al poder en noviembre. Está tratando de renegociar un acuerdo alcanzado por sus predecesores con Goldman Sachs. Hasta ahora, ha recuperado 28.900 millones de ringgits, unos 6.500 millones de dólares, o el 70% de los activos y fondos de 1MDB, mediante acuerdos con Goldman, el emirato Abu Dabi, Deloitte y el banco malayo AmBank. EE UU también ha entregado dinero procedente de la venta de un superyate, cuadros de Monet y Van Gogh o una participación en el hotel Park Lane de Nueva York. La recuperación del saldo, gran parte del cual se presume en manos de Low, podría pagar el 13% de la financiación del desarrollo de Malasia.
Para China, señala Reuters, sería una forma de reforzar su posición en la zona y su papel internacional, tras mediar entre Arabia Saudí e Irán; también facilitaría la entrada en Malasia de empresas como Huawei. El regreso de Low podría generar problemas para bancos que trabajaban con 1MDB, como Deutsche Bank y JP Morgan, a los que Malasia persigue en los tribunales.
La vuelta al mundo
Jho Low adquirió por inversión la nacionalidad de San Cristóbal y Nieves en 2011, que compaginó de forma ilegal con la malaya (Malasia no permite el doble pasaporte). En 2015 adquirió la chipriota por la misma vía.
Malayo, inglés, y cantonés, hokkien y teochew, que se hablan en China.
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