Planes de vivienda en abundancia y la guerra de los robots de cocina
A este paso, habrá más planes de casas que casas propiamente dichas
España tiene un reparto demográfico muy desigual, con zonas muy habitadas, y gran parte del territorio prácticamente vacías, lo cual genera importantes tensiones en el mercado de la vivienda. Mientras las intenciones de repoblar la España rural se van quedando en eso (y es que vivir en el campo es idílico, pero de algo hay que comer), los políticos optan por fijarse en la otra cara del problema, que es la falta de pisos asequibles en las grandes ciudades. Pedro Sánchez prometió el miércoles que el Gobierno financiará 43.000 viviendas sociales con fondos europeos, que se sumarán a otras 50.000 movilizadas a través de la Sareb. La iniciativa no plantea los inconvenientes que sí conlleva la intervención de los alquileres que prevé la Ley de Vivienda, pero en este caso la cuestión es su efectividad real. El portal Idealista señala que de las casas propiedad de la Sareb, solo un 10% están en zonas realmente atractivas. Y un plan de 2021, también del Gobierno, para aumentar en 100.000 inmuebles el parque residencial avanza a ritmo imperceptible. Lo que está claro es que el parque de planes de vivienda no deja de crecer.
La guerra de la IA es una escaramuza comparada con la de los robots de cocina
La guerra de las inteligencias artificiales (en la que Elon Musk pide una moratoria a la vez que lanza su propia ofensiva) es una minucia comparada con la de los robots de cocina, que llevó a los tribunales a Thermomix contra Monsieur Cuisine, de Lidl, con victoria para esta. Ahora la cadena de supermercados alemana relanza su máquina, con nuevas funciones y, encima, más barata, a 450 euros. Por ahora, no parece que haya riesgo de que estos robots se rebelen, cansados de estar siempre en la cocina. Por si acaso, habrá que preguntarles, como hizo el cantante David Bisbal a sus fans el otro día: “¿Cómo están los máquinas, lo primero de todo?”
La sostenibilidad al viajar la practican quienes pueden permitírselo
Los viajeros que priorizan la sostenibilidad en sus desplazamientos suelen ser aquellos que pueden permitírselo; aunque son también, en general, los que más hacen, y por tanto acaban contaminando más en términos absolutos. Para el común de los mortales, lo principal a la hora de contratar un vuelo o un hotel es el precio, aparte del destino en sí. Así que no es de extrañar que los clientes encuestados por Booking pidan tarifas más baratas para cambiar sus hábitos de consumo. Por ahora, se conforman con pequeñas alteraciones de sus costumbres, como reutilizar la toalla de su alojamiento. Lo más ecológico, desde luego, es quedarse en casa mirando al techo; pero eso supondría la extinción masiva de las especies de la industria turística.
La frase del día
“Reino Unido volverá a la UE en los próximos 15 años. Muchos de los pro-Brexit morirán en los siguientes 5-10 años, ya que su edad media supera los 70. Los más jóvenes son mucho más proeuropeos”
Michael O’Leary, CEO de Ryanair
El ahorro de energía fósil en el hogar, una batalla con varios frentes
La lucha contra el gasto de combusatibles fósiles tiene dos vías básicas: una, sustituirlos por energía de origen renovable; otra, gastar menos. En el caso de la calefacción, lo segundo ya lo están probando muchos europeos que, sea por la subida del precio, sea por simple concienciación, han comprobado que se puede vivir perfectamente poniéndose un jersey y bajando unos grados la temperatura de casa.
Otra vía es cambiar las ventanas, por ejemplo, aunque eso requiere inversión. El papel de las ayudas públicas es clave, como lo es en la sustitución de las calderas de gas por bombas de calor. En cuanto al uso de hidrógeno verde como fuente de energía, sigue planteando muchas dudas en cuanto a eficiencia.
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