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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La carrera de los chips se gana con talento

El Perte del sector tiene un montante económico ambicioso, pero un grave punto flaco: la falta de profesionales

CINCO DÍAS
MicroCHIPS

La crisis de escasez de semiconductores, que se gestó durante la pandemia del Covid-19, evidenció los riesgos de una economía mundial altamente globalizada y fuertemente intensiva en tecnología, pero abastecida de componentes clave en escasos puntos de producción, todos ellos situados en terceros países. La llamada crisis de los chips, que golpeó a muchos sectores, desde el automóvil a las criptomonedas, despertó a las economías occidentales del sueño de una globalización perfecta y puso de manifiesto los riesgos de la externacionalización de determinados bienes de producción.

Como consecuencia de ese baño de realismo, tanto Europa como EEUU se han hecho fuertemente conscientes de la urgencia de apostar por la producción local de estos microcomponentes electrónicos. Mientras, en el caso de Washington, el órdago lanzado por la Administración Biden ha desencadenado una dura guerra económica y comercial con China, Europa se ha limitado de momento a aprobar un generoso programa de más de 40.000 millones de euros en inversiones para que en 2030 el 20% de los chips del mundo se produzcan en la UE. Con esos fondos europeos se pretende, entre otros proyectos, financiar la primera fábrica del sector en España.

El Perte chip español tiene, efectivamente, un montante económico ambicioso, pero también un grave punto flaco: la falta de talento profesional. Desde Ametic, la patronal de la industria digital, se calcula que el sector necesitará formar hasta a 700 nuevos profesionales cada año para poder dar respuesta al incremento de trabajo que supondrá el Perte. Un déficit que lleva denunciando desde hace tiempo la industria tecnológica y cuyas causas son múltiples, entre ellas unos salarios menos competitivos que en otros países, lo que ha generado un éxodo de talento. Para combatir esa crisis de oferta, la patronal tecnológica propone un plan de formación de profesionales cuyo coste estimado es de 145,6 millones de euros, frente a los 80 millones de dotación inicial aportados por los fondos europeos.

La apuesta por el talento es una condición indispensable no solo para el éxito del Perte chip, sino para el desarrollo de la industria tecnológica española. Desde el sector no se considera un fracaso que España no llegue a contar finalmente con una fábrica de semiconductores, siempre y cuando el ecosistema tecnológico nacional se fortalezca. No parece un buen punto de partida para una carrera cuyo objetivo es precisamente acabar con la dependencia en una industria clave para el futuro.

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