La inversión en banca y el terror del mundo de la posverdad
Lo que asusta a ejecutivos, reguladores y accionistas es que las ratios de capital y liquidez no parecen importar
El miércoles 15, las autoridades suizas declararon que Credit Suisse contaba con amplios niveles de capital y liquidez. El domingo 19, ya habían organizado un rescate a bajo precio por parte de UBS que liquidó a algunos de los tenedores de bonos del banco afectado. Los accionistas de otros bancos europeos siguen analizando las implicaciones de este rápido declive. Lo que asusta a ejecutivos, reguladores e inversores es que los números no parecen importar.
El coste de asegurar la deuda de Deutsche Bank, Barclays y Société Générale contra un impago subió bruscamente el jueves. El viernes, los precios de las acciones se desplomaron. El banco alemán, dirigido por el consejero delegado Christian Sewing, perdió alrededor de una décima parte de su valor de mercado, mientras que el sector bancario de la zona euro bajó alrededor del 5%.
Una posible explicación es que los inversores están preocupados por la exposición de los bancos europeos al sector inmobiliario comercial, que también es un problema para los bancos regionales estadounidenses en dificultades. Pero la exposición de Deutsche Bank a este sector, de unos 30.000 millones de euros, parece segura. Su cartera de propiedades comerciales tenía una ratio préstamo-valor de aproximadamente el 60% a finales de 2022, lo que significa que los precios inmobiliarios tendrían que caer al menos dos quintos antes de que los préstamos de Deutsche superen el valor de su garantía. El banco alemán también está expuesto principalmente a oficinas en grandes ciudades, que se están llenando de nuevo, en lugar de centros comerciales fuera de la ciudad, más arriesgados.
Deutsche, al igual que otras entidades europeas, dispone de abundante capital y activos líquidos. A diferencia de la última vez que los mercados se asustaron por el grupo con sede en Fráncfort, en 2018, también es cómodamente rentable. Los analistas esperan que genere unos 8.000 millones de euros de beneficios antes de impuestos y cargos por deudas incobrables este año, según datos de Visible Alpha. Incluso si las pérdidas por préstamos del banco fueran cinco veces superiores a la previsión media, seguiría ganando dinero.
Sin embargo, para los bancos, el aumento de los costes de financiación y la caída del precio de las acciones pueden acabar minando la confianza. Deutsche, Barclays y SocGen no dependen tanto de los depósitos de clientes ricos como Credit Suisse. Pero sus ramas de banca de inversión dependen de grandes contrapartes de trading que podrían asustarse cuando aumente el coste de asegurar la deuda de los bancos. Como mínimo, eso perjudica a los ingresos. El episodio de Credit Suisse también demuestra que, en caso de una absorción ordenada por el Gobierno, los accionistas y los tenedores de bonos subordinados pueden obtener poco o nada.
La cuestión para Sewing es qué hacer ante el riesgo de una espiral que se refuerce a sí misma. Es tentador hablar y señalar las ratios de capital y liquidez. La saga de Credit Suisse demuestra que eso dista mucho de ser tranquilizador. Es mejor esperar a que los mercados vuelvan a la realidad financiera.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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