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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El impás de deuda africana es una amenaza

Es comprensible que Occidente sea reacio a hacer concesiones sin que China haga lo mismo

Ministerio de Economía de Ghana, en Accra.
Ministerio de Economía de Ghana, en Accra.Ernest Ankomah (Bloomberg)

Dos décadas de endeudamiento frenético, sobre todo con China, han sumido a muchos países del África subsahariana en una profunda incertidumbre económica. Según el FMI, 29 países de la zona corren un riesgo alto o moderado de sufrir problemas. Su deuda externa supera de sobra los 300.000 millones de dólares. Las crisis alimentaria y energética provocadas por la invasión de Ucrania, el alza de los tipos y la subida del dólar los han obligado a a imponer medidas de austeridad y a abandonar los objetivos de desarrollo sostenible para hacer frente a sus deudas.

China, el mayor acreedor de la mayoría, está complicando la búsqueda de una solución. Por ejemplo, Zambia. Este país rico en cobre debe casi un tercio de su deuda pendiente a prestamistas chinos, pero aún no ha completado la rees­tructuración de unos 17.000 millones de deuda externa tres años después de su impago. Pekín quiere que sus bancos y agencias de desarrollo tengan el mismo estatus que los bancos multilaterales, como el FMI y el Banco Mundial, lo que les protegería de una quita.

El consiguiente enfrentamiento con las instituciones internacionales y el Club de París de naciones acreedoras ha disuadido a otros países pobres de solicitar un alivio por temor a perder el acceso a fondos chinos. Los acreedores occidentales recelan de conceder rescates que puedan utilizarse para reembolsar créditos chinos.

Hay opciones. El FMI podría ofrecer a aquellos prestamistas que se comprometan a un acuerdo la garantía de que los pactos posteriores con otros acreedores no serán más favorables. Incluso podría prometer mejores condiciones a los primeros.

Mientras, Lazard, que asesora en las reestructuraciones de Zambia y Ghana, ha instado al FMI a rediseñar su método para determinar la cantidad de alivio necesaria; se suele considerar demasiado punitivo para los acreedores. El FMI también puede acortar su proceso de toma de decisiones, que exige garantías financieras de los acreedores antes incluso de que la junta del banco apruebe la cuantía del alivio.

Es comprensible que Occidente sea reacio a hacer concesiones sin que China haga lo mismo. Pero una crisis prolongada en el África subsahariana provocará otra oleada de emigrantes, poniendo a prueba la unidad de la UE. Cuanto más tiempo pase sin que se resuelva el problema, peor para todos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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