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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hay esperanza más allá de los lamentos para las telecos europeas

Las operadoras tienen medios para abordar ciertos problemas sin que parezca que todo escapa a su control

Visitantes caminan por las inmediaciones de fuera de Fira de Barcelona del MWC 2023, el 2 de marzo.
Visitantes caminan por las inmediaciones de fuera de Fira de Barcelona del MWC 2023, el 2 de marzo.David Zorrakino (Europa Press)

La brecha entre las promesas de conectividad universal y las dificultades de las empresas de telecomunicaciones para financiar las redes que las hagan realidad ha sido una constante en el Mobile World Congress. La fiesta anual de la tecnología celebrada en Barcelona esta semana cumplió con la tradición, pero también se pudo escuchar una música de ambiente diferente más allá de los balidos de los ejecutivos de las telecos europeas. La buena noticia para ellos es que las autoridades de la competencia de la UE parecen haberse apaciguado ante las constantes súplicas y podrían adoptar una postura más blanda ante la concentración del sector.

Los más de 80.000 asistentes han podido pasear por los gigantescos pabellones y reflexionar sobre las maravillosas perspectivas que ofrecen los perros-robot parlantes, los smartphones plegables o, por ejemplo, el plan de Nokia de desplegar una red 4G en la Luna. En cambio, los ejecutivos europeos de las telecos se centraron en lo que muchos describieron como su camisa de fuerza financiera, atrapados como están entre reguladores estrictos, accionistas exigentes y la necesidad de seguir invirtiendo masivamente sólo para mantenerse al día de los avances tecnológicos y las demandas de los consumidores.

El “reparto equitativo” fue uno de los conceptos clave debatidos durante el encuentro: la presión de las telecos europeas para que las grandes empresas tecnológicas estadounidenses responsables de gran parte del tráfico de datos en sus redes contribuyan a financiar sus planes de inversión. Christel Heydemann y Timotheus Höttges, respectivos consejeros delegados de la francesa Orange y la alemana Deutsche Telekom, citaron lo que Heydemann calificó de situación “insostenible” en la que los cinco mayores generadores de tráfico –Alphabet, Apple, Amazon, Netflix y Meta Platforms– suman el 55%. Höttges comparó los 55.000 millones de euros invertidos por las telecos europeas en infraestructuras el año pasado con los 1.000 millones invertidos en conectividad por los que él llama los “hiperescaladores”.

El complejo debate no ha hecho más que empezar, con una “consulta” lanzada por la Comisión Europea, cuyo miembro Thierry Breton se declara agnóstico sobre el polémico asunto. La disputa enfrenta a David contra Goliat. Las cinco empresas estadounidenses diana tienen una capitalización bursátil conjunta de más de 5 billones de dólares, 21 veces la de los cinco mayores grupos europeos de telecomunicaciones juntos.

Los reguladores se oponen a la idea, al igual que algunos Gobiernos, como el de Países Bajos. Y no hay consenso sobre la forma que adoptaría el reparto equitativo. Un impuesto no sería ni práctico ni popular, pero la alternativa –acuerdos comerciales al por mayor– corre el riesgo de jugar a la ligera con el concepto de neutralidad de internet. En cualquier caso, pasarán años antes de que los operadores europeos vean cómo los hipotéticos pagos de las grandes tecnológicas contribuyen a sus ingresos, según reconoció en privado un consejero delegado de una teleco.

Mientras, los inversores aún no han percibido todos los beneficios de los 600.000 millones de euros invertidos en redes en la última década, según una estimación de PwC citada por Heydemann, y los consumidores pretenden pagar menos por cada vez más servicios. Y están preocupados por los miles de millones que habrá que gastar ahora que se acelera la transición a la 5G, con la 6G ya en ciernes.

Ahora se espera que, teniendo en cuenta el bajo rendimiento de las inversiones de las telecos europeas, las autoridades de competencia revisen su estricta postura sobre la concentración del sector. Según New Street Research, el rendimiento del capital invertido se ha hundido en la última década hasta un mínimo del 8% este año, un nivel registrado por última vez en 2001.

Breton declaró que deseaba un “debate serio sobre los posibles obstáculos existentes” a las operaciones transfronterizas. Es otra señal de que, tras dos crisis consecutivas y la necesidad de centrarse en la soberanía tecnológica, la Comisión Europea ha suavizado su enfoque de las cuestiones de competencia. El mercado único europeo sigue sin existir en el sector de las telecomunicaciones, con tres o cuatro operadores en cada uno de sus 27 países miembros. En EE UU son tres.

La posible relajación de las estrictas normas de competencia de la UE, que los consejeros delegados más optimistas consideran que se hará realidad, se pondrá a prueba este año con las decisiones sobre la fusión de Orange con MásMóvil, de KKR, y, si llega a producirse, la posible fusión entre las operaciones británicas de Vodafone y Three, propiedad de CK Hutchison. Es posible que un entorno normativo más favorable no refuerce por sí solo la maquinaria de las fusiones: unos tipos de interés más altos y unos operadores deseosos de reducir o contener su apalancamiento supondrán un freno. Pero al menos da motivos de esperanza a los directivos de las telecos: New Street Research calcula que la rentabilidad del capital empleado del sector podría recuperarse hasta el 10% en 2029 a medida que los reguladores se vuelvan más flexibles.

A corto plazo, la forma más fácil de aumentar el retorno puede ser ocuparse de los costes, incluidos los que permite la tecnología. Höttges, de Deutsche Telekom, instó al sector a adoptar la Red Abierta de Acceso Radioeléctrico, mediante la cual los operadores podrán utilizar una multiplicidad de proveedores y vendedores de software en sus emplazamientos, en lugar de estar vinculados a uno solo. Así se mantendrán bajos los costes al fomentar la competencia, al tiempo que se ayuda a contener los costes energéticos.

Un debate sobre cómo liberar fondos para los miles de millones de euros de inversiones en infraestructuras necesarios en la próxima década puede resultar útil. Pero las telecos europeas también tienen medios para abordar algunos de los problemas a los que se enfrentan sin dar la impresión de que todo depende de fuerzas que escapan a su control.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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