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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fotovoltaica a todo gas, natural

No se trata de desplazar la inversión en energías renovables, pero tampoco de renunciar a una tecnología muy útil en la transición verde

Barco de gas natural licuado atracado en Zhoushan (China).
Yaorusheng (Getty Images)

Desde el pasado 1 de enero, la Comisión Europea reconoce el gas natural como una fuente de energía que contribuye “a los objetivos de la Unión en materia de mitigación del cambio climático y adaptación al mismo”. La inclusión del gas natural en la taxonomía verde de la UE supone un reconocimiento al valor que tiene en el actual proceso de transición ecológica, en especial en lo que respecta a su utilización para obtener electricidad, un uso que en 2022 se ha incrementado más de un 25% al respecto a 2021, según datos de Agencia Internacional de la Energía (AIE).

La taxonomía de la UE es un sistema de clasificación que establece un listado de las actividades económicas sostenibles medioambientalmente. En este marco, es lógico que muchos se pregunten: ¿realmente el gas natural cabe en este grupo de actividades? Probablemente, la duda surge de un problema terminológico más que técnico: tendemos a identificar el término sostenibilidad exclusivamente con las energías renovables, cuando en realidad se trata de un concepto más complejo y asociado también a otras cuestiones. Naciones Unidas lo define como “enfrentar las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentar las suyas propias”.

Quizás lo más relevante en este asunto sea comprender que en el concepto sostenibilidad confluyen el hoy y el mañana y que, para construir el futuro, es necesario utilizar nuestros mejores recursos presentes. Y ese es, precisamente, el gran valor actual del gas natural: su capacidad para llegar donde todavía hoy no llegan las renovables y para aportar seguridad y eficiencia al proceso.

No hay nada que defina mejor lo que es energía de transición que el gas natural. Y más si tenemos en cuenta que en algunos casos podemos incluso llegar a obtenerlo en nuestro propio país y convertirlo en electricidad en el mismo sitio en el que lo extraemos. Incluso se pueden hibridar gas natural y energía fotovoltaica para producir electricidad, dos fuentes energéticas que comparten los objetivos de descarbonización de la economía.

Convertir gas natural en electricidad es hoy un proceso esencial por dos cuestiones: contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y garantiza la seguridad energética asegurando la satisfacción de la demanda de energía de manera continua y fiable.

En lo que respecta a la reducción de emisiones de CO2, un solo dato: el gas natural es el combustible que menos emisiones genera actualmente, prácticamente la mitad que algunos tipos de carbón y casi una tercera parte menos que el gasóleo. Pero es que, además, como reconoce el reglamento de la Comisión Europea, el gas natural contribuye a la mitigación del cambio climático y tienen el potencial de desempeñar un papel importante en la transición hacia una economía climáticamente neutra. La propia Comisión recuerda que, en algunos casos, “aún no puede ser reemplazado por alternativas bajas en carbono que sean tecnológica y económicamente viables”.

Soberanía energética

En cuanto a su papel respecto a la seguridad energética, el gas natural es una herramienta fundamental para garantizar la soberanía y el suministro en este ámbito. Es una fuente de energía gestionable que tiene la capacidad de actuar a requerimiento del sistema energético o del propio tejido industrial para reducir el denominado hueco térmico: la demanda que no queda cubierta por las renovables, energías que, por el momento, dependen de las condiciones climatológicas y están sujetas a variaciones estacionales.

No se trata, como bien dice la Comisión en su Reglamento Delegado, de desplazar la inversión en energías renovables, esenciales para alcanzar la neutralidad climática, pero tampoco de renunciar a una tecnología que nos va ser extraordinariamente útil en este proceso. Si aspiramos a una transición ecológica rápida, eficiente y segura, hemos de darle gas a las renovables: apoyarlas y hacerles el camino fácil y lo más flexible y eficiente posible para que se desarrollen en el contexto más favorable.

Estamos en un proceso de transición que ya está en marcha, con un calendario establecido y que busca convertir en electricidad los recursos que tenemos: el sol, el viento, el agua... Las energías renovables han de ir a todo gas. Natural, por supuesto.

Julio Crespo es director general de Tarba Energía

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