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Vivir 100 años: los retos de la longevidad

¿Qué ocurriría si vivimos más de lo previsto y nos quedamos sin dinero?

freemixer (Getty Images)

A principios de año, la brasileña Inah Canabarro se convirtió en la persona más longeva del mundo con 116 años. Según Longeviquest, una organización que registra a las personas mayores de 100 años, hoy hay más de 200 que cumplen esa condición. Aunque vivir hasta esa edad aún nos puede parecer algo inimaginable, en el ámbito científico los expertos que investigan el envejecimiento ven perfectamente alcanzable la edad de 120 años.

España es el país más longevo de la Unión Europea. La esperanza de vida ha pasado en 10 años (de 2002 a 2022) en los hombres de 76,4 a 80,4 años y en las mujeres de 83,1 a 85,7. En 2024 fue de 80,74 años para los hombres y de 86,20 para las mujeres.

Desde 2011 a 2023, los nacimientos en nuestro país descendieron un 32%, según indica un informe del Instituto Nacional de Estadística sobre natalidad. Vivir en un mundo con personas cada vez más longevas nos lleva a plantearnos una sociedad diferente en la que nacerá mucha menos gente que vivirá muchos más años. “Nos vamos a enfrentar a sociedades envejecidas”, dice Marta Rodríguez, socia y directora comercial de Abante. Entonces, ¿cómo nos podemos plantear nuestra vida? ¿Qué modelo tenemos que seguir? ¿A qué edad tiene sentido que nos jubilemos? ¿Cómo vamos a poder financiar los años de más que vivamos? ¿Debemos invertir nuestro dinero de una forma distinta?

Y, ¿si fuéramos inmortales? 9.260 millones de dólares, según el informe anual de Longevity.Tecnhology, fue la cifra que se invirtió en 2021 en empresas dedicadas a prolongar la vida. La carrera porque cada vez tengamos vidas más largas se está dando en Silicon Valley con empresas biotecnológicas que tienen como misión alargar la vida o con compañías como Neuralink, de Elon Musk, que promete investigar enfermedades neurológicas y restablecer funciones motoras con chips.

La longevidad plantea diferentes retos, pero sobre todo nos hace replantearnos la forma en la que pensamos sobre nuestro futuro. Los avances médicos pueden hacer que vivamos mejor, aunque vivir más no siempre va acompañado de salud. Podríamos desarrollar alguna dependencia o enfermedad. Esto haría que nuestros gastos aumentasen considerablemente y puede que no contemos con los recursos económicos suficientes, lo que nos obliga a pensar en los riesgos de sufrir una dependencia y a prepararnos económicamente para ello.

Otro de los grandes retos tiene que ver con la jubilación y las posibilidades de iniciar una segunda carrera profesional: ¿seguirá teniendo sentido jubilarse a los 65 años? ¿Debemos seguir planteando nuestra vida en tres etapas? ¿Estamos pensando en otra carrera profesional? ¿Vamos a contar con dinero suficiente?

Un plan de futuro completo para planificar vidas más largas

¿Cómo mantendríamos nuestro nivel de vida y el de nuestra familia? ¿Cómo podemos garantizarnos los mejores cuidados? ¿Debemos tener en cuenta que vamos a sufrir una dependencia? ¿Cuánto dinero necesitaríamos para cubrir 40 años de jubilación?

Para contestar a estar preguntas, lo primero que tenemos que hacer es proyectar nuestra vida y pensar en lo que queremos y en lo que más nos importa, teniendo en cuenta que pueden ocurrir situaciones imprevistas. Anticiparse y reflexionar con tiempo sobre lo que queremos evita que dependamos únicamente de las pensiones públicas, un modelo que está cada vez más tensionado.

Al tener vidas más largas, cobraremos la pensión de la jubilación durante mucho más tiempo y necesitaremos potenciar nuestro ahorro durante nuestra etapa activa para poder financiar esos años, pero no solo. Deberemos seguir invirtiendo y gestionando nuestro patrimonio de forma activa cuando ya estemos jubilados. “Tenemos que planificar el futuro de una forma más creativa para poder cubrir financieramente esos años extra y que podamos vivir de la forma que queremos”, explica Belén Alarcón, socia y directora de Asesoramiento patrimonial en Abante.

¿Cómo nos preparamos ante esta situación? Tener más plazo nos permite poder asumir más riesgo, aunque siempre debemos tener en cuenta las distintas casuísticas y escenarios: “No se puede hacer el mismo planteamiento patrimonial a los 40, que a los 65 o a los 85. El plazo es fundamental y las necesidades también, siendo claves las de liquidez y rentas”, señala Alarcón.

Debemos planificar teniendo en cuenta el coste que va a suponer vivir más años y las distintas alternativas y escenarios que se nos abren, donde el patrimonio inmobiliario puede jugar un papel importante.

La longevidad nos invita a rediseñar nuestras vidas, no solo desde una perspectiva personal, sino también desde una financiera. Planificar el futuro es una necesidad para afrontar con tranquilidad un horizonte de vida cada vez más amplio y complejo. ¿Estás preparado para la vida de 100 años?

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