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¿Cómo les afecta al inversor y al ahorrador el nuevo escenario de tipos bajos?

Saber el impacto de la política monetaria en nuestro bolsillo es clave para organizar nuestras finanzas

pixinoo (Getty Images/iStockphoto)

Un jueves más, el Banco Central Europeo ha vuelto a cumplir con el guion que el mercado esperaba. Primero fue en junio -cuando adelantó por primera vez a su homólogo estadounidense al bajar los tipos de interés-, después fue en septiembre y ahora, en octubre. El BCE ha recortado los tipos en 25 puntos básicos, lo que sitúa al tipo principal, la facilidad de depósito, en el 3,25%, un nivel que no se veía desde hace 16 meses.

La decisión se ha producido de forma unánime y responde a los datos macroeconómicos que se han ido conociendo porque, una vez más, Christine Lagarde ha reiterado que irán paso a paso y reunión a reunión analizando los datos.

La inflación ha dado una tregua. El IPC de la zona euro ha bajado en septiembre al 1,7%, la menor lectura desde abril de 2021, y una cifra que se sitúa por debajo del ansiado objetivo del 2%. ¿Son buenas noticias? Sí, pero como casi siempre, hay algunos matices.

La parte más agridulce ha llegado por el crecimiento económico. Aunque Lagarde negó que estemos ante una recesión, sí reconoció que hay cierta debilidad económica, lo que hace que “las perspectivas de inflación también se vean afectadas por las recientes sorpresas a la baja en los indicadores de la actividad económica. Al mismo tiempo, las condiciones de financiación siguen siendo restrictivas”.

Y ahora… ¿qué? A la espera de lo que pueda hacer el BCE en la reunión de diciembre, el escenario de tipos más bajos es una realidad que ha llegado para quedarse, al menos, a medio plazo. ¿Qué impacto tiene para el ciudadano? ¿Qué deben saber ahorradores e inversores?

La teoría nos dice que las medidas de política monetaria suelen tardar entre 12 y 24 meses en tener su reflejo en la economía. Y lo que también explican los libros es que unos tipos de interés más bajos favorecen el consumo.

Cuando los tipos bajan, el coste de endeudarse disminuye, lo que facilita el acceso al crédito para las familias y las empresas. Esto incentiva el consumo y la inversión, ya que los préstamos resultan más baratos. Por ejemplo, las hipotecas a tipo variable se benefician de esta situación, dado que sus cuotas se reducen. Esto ya lo estamos viendo con el euríbor, el índice al que están referenciadas la gran mayoría de las hipotecas en España, que sigue a la baja y se sitúa en el 2,71%, muy lejos del 4% que llegó a superar hace dos años cuando los tipos empezaron a subir.

En ese momento, muchas personas se planteaban si era el momento de amortizar parte de la hipoteca para ahorrase la subida de los intereses o si era mejor utilizar esa liquidez para invertir y sacarle partido. Ahorra, la rebaja en las hipotecas va a permitir a los hogares liberar recursos que pueden destinar a otros fines, como puede ser el consumo o la inversión.

Sin embargo, a la hora de decidir qué hacer con este dinero adicional, ya sea fruto de un ahorro acumulado o de una reducción en los intereses de una hipoteca, es importante no basarse únicamente en el escenario de tipos -ya que este no depende de nosotros - y tener claros nuestros objetivos personales y circunstancias: ¿qué quiero conseguir realmente con mi dinero?

Desde el punto de vista empresarial, los tipos bajos también favorecen a las compañías que necesitan financiación, ya que pueden endeudarse a un menor coste. Esto permite a las empresas invertir más en su crecimiento, impulsando la actividad económica en general.

Por el lado de la inversión, en bolsa hay sectores que se ven más o menos beneficiados, como el inmobiliario, la tecnología o el consumo discrecional. Y por la parte del ahorro conservador, normalmente, se obtiene menos rentabilidad con los productos más conservadores como los depósitos.

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