La banca tras un año histórico: ¿fin de ciclo o nueva fase?
Después de un periodo excepcional de resultados y revalorizaciones de hasta tres dígitos, el sector afronta un escenario más exigente, con menor margen de error y mayor peso de la selección


El fin de la era de los tipos cero en 2022, como respuesta al repunte de la inflación tras el estallido de la guerra en Ucrania, reactivó el apetito de los inversores por la banca, que ha vivido los mejores resultados en dos décadas. Con la inflación acercándose al objetivo del 2% y unos bancos centrales que han comenzado a aliviar las condiciones financieras, muchas casas de análisis anticipaban que 2025 sería un año de consolidación. La realidad ha sido, sin embargo, más vibrante: las entidades han seguido encadenando máximos históricos de beneficios y prolongando las subidas en Bolsa, desafiando todos los pronósticos. La banca ha llevado al Ibex a máximos con alzas que superan el 135% para el mayor banco del índice, el Santander.
Después de cerrar 2021 con un beneficio conjunto de 20.000 millones de euros, las entidades cotizadas españolas se encaminan ahora hacia unas ganancias cercanas a los 33.400 millones a cierre de 2025, según las previsiones del consenso de Bloomberg. Tres ejercicios consecutivos en positivo, que han dejado una revalorización acumulada para el sector en Europa del 151%, pero los inversores se preguntan si ha llegado el momento de abandonar el barco. La última vez que la banca logró encadenar tres años seguidos de subidas en Bolsa fue en 2006.
Salvo un shock inesperado, los expertos no anticipan una contracción, aunque sí reconoce que el margen para seguir avanzando es ya muy limitado. “El sector cotiza cerca de su media histórica y buena parte de las mejoras en el crecimiento y en los rendimientos a largo plazo ya están descontadas en el precio. Por eso hemos reducido la exposición en nuestra cartera del 14% al 8%”, explica Flavien del Pino, director de BDL Capital Management en España.
En la misma línea se pronuncia Nuria Álvarez, analista de Renta 4, quien considera que, aunque los bancos han incorporado gran parte de la mejora operativa, siguen existiendo más catalizadores potenciales al alza que a la baja. Por su parte, Javier Beldarrain, analista de Bestinver Securities, confía en que las guías que comuniquen las entidades en sus próximas presentaciones de resultados aporten gasolina para nuevas revalorizaciones.
Cuando el BCE comenzó a subir los tipos, el euríbor —que refleja las expectativas sobre las tasas de interés— disparó los ingresos por los préstamos, sobre todo hipotecarios, a tipo variable. En paralelo, la banca se resistía a mejorar la remuneración de las cuentas y los depósitos. Este entorno positivo se ha moderado; los tipos han bajado a la mitad (del 4% al 2%) y, en un entorno de normalización monetaria como el actual, la diferencia entre lo que gana la banca por prestar y lo que pagan por los depósitos (llamado margen de intereses) debería reducirse. De momento ha sido más moderada de lo esperado. A cierre de septiembre, el margen de intereses del conjunto de las entidades españolas apenas se había reducido un 1,9%, con algunos nombres marcando mejoras.
“Gracias a las estrategias de cobertura suele existir un desfase de entre seis y 12 meses entre la bajada de los tipos y su impacto en los márgenes, lo que podría suavizar la presión”, explica Del Pino. En un entorno de resiliencia económica, el impulso de las comisiones y el aumento del crédito ayudan también a sostener los resultados, y el mercado calibra que el BCE no bajará tipos en 2026, o lo hará solo una vez. El departamento de análisis de Bankinter considera que el próximo movimiento de los tipos será al alzapróximo movimiento de los tipos será al alza, aunque reconocen que resulta difícil anticipar el momento en que se producirá.
Los analistas de Goldman Sachs señalan que el mayor crecimiento, un contexto de tipos más estables y revisiones al alza de las previsiones alimentan el apetito inversor: “Creemos que la valoración sigue siendo moderada, por debajo de un PER (relación entre precio y beneficios) de 10 veces, lo que implica potencial para una revalorización adicional si los inversores ganan confianza en la sostenibilidad de las ganancias del sector”.
De cara a 2026, los analistas de la firma estadounidense estiman un menor efecto negativo de los tipos y que el crecimiento de los volúmenes será el principal impulsor del margen de intereses. “Se espera que el crecimiento del crédito se acelere de forma moderada, impulsado por la mejora del ciclo económico y unos tipos más bajos”, remarcan. En cuanto a las comisiones —que representan el 37% de los ingresos totales—, los expertos prevén un aumento del 7%, especialmente relevante para bancos con una fuerte dependencia de esta partida, como los italianos o los suizos.
Según Nuria Álvarez, el principal reto de las entidades españolas pasa por reactivar el crecimiento de los ingresos, tanto por margen de intereses como por comisiones. Hasta la fecha, destaca, la mejora de los beneficios se ha apoyado más en la contención de costes y en el descenso de las provisiones que en un avance sostenido de los ingresos.
La retribución al accionista aguanta el pulso
Los resultados récord, la fuerte generación de caja y el exceso de capital han permitido al sector financiero premiar a los accionistas con dividendos elevados y ambiciosos programas de recompra de acciones. Y las perspectivas del consenso apuntan a que esta generosidad se mantendrá. A pesar de las fuertes revalorizaciones, la rentabilidad por dividendo de los bancos del Ibex ronda entre el 3% y el 5%, por encima del 2% que pagan otros activos como las letras.
“Si los resultados siguen siendo sólidos, no esperamos cambios relevantes en las estrategias de distribución de los principales bancos españoles en los próximos trimestres. La mayoría de las entidades presenta una ratio de capital CET1 alineada, en términos generales, con sus objetivos. Los niveles de capital son razonables, teniendo en cuenta la capacidad del sector para generar capital de forma orgánica”, señala Marco Troiano, director del equipo de instituciones financieras de Scope Ratings.
Álvarez considera que el entorno actual favorece el mantenimiento de las políticas de retribución. Si bien el margen de mejora es limitado, apunta a Santander como una de las excepciones donde podría producir un aumento del dividendo en efectivo. Para el conjunto del sector, la experta prevé un mayor peso del efectivo frente a unas recompras de acciones de menor tamaño, en la medida en que las cotizaciones resten atractivo a este tipo de operaciones.
Más allá del mercado español, Goldman Sachs estima que la rentabilidad media para el accionista del sector bancario europeo alcanzará el 7,5% en 2026 —con un 5% vía dividendos y un 2,5% a través de recompras—, porcentaje que podría elevarse hasta el 8,3% en 2027.
Con colchones de capital que superan holgadamente las exigencias regulatorias, el consenso subraya la solidez de los balances. Aunque en los últimos meses las tensiones en el crédito privado en EE UU han reavivado los temores, Flavien del Pino destaca que la calidad crediticia se mantiene, en general, sólida. “El entorno económico favorable, los menores costes de financiación y los niveles manejables de endeudamiento de los prestatarios deberían permitir que la calidad de los activos siga bajo control”, añade Elena Iparraguirre, analista de instituciones financieras en S&P.
La consolidación bancaria sigue sin despegar
El fracaso de la opa de BBVA sobre Sabadell y la retirada de Unicredit de su intento por hacerse con el italiano BPM han puesto de relieve las dificultades para avanzar en la consolidación bancaria en Europa. Del Pino considera que estas operaciones solo tienen sentido si generan sinergias claras, un elemento que quedó diluido tras las condiciones impuestas en el caso español. La exigencia del Gobierno para que ambas entidades mantuvieran personalidad jurídica, patrimonio separado y autonomía de gestión durante al menos tres años —prorrogables a cinco— reducía de forma sustancial los beneficios de la integración (sinergias), hasta el punto de hacer difícil justificar la operación desde un punto de vista financiero.
Más escéptico se muestra Javier Beldarrain, analista de Bestinver Securities, quien considera que, ante el buen momento financiero que atraviesa el sector, la presión para encontrar sinergias se reduce.
La selección gana peso
Con unas cotizaciones que rondan máximos de 2008, el consenso del mercado subraya la importancia de la selección de valores. Dentro del sector español, el BBVA y el Santander son las entidades que cuentan con mayor respaldo por parte de los analistas.
“Creemos que el plan estratégico del Santander puede ser positivo y actuar como catalizador. En el caso del BBVA, su plan todavía no está plenamente recogido en las valoraciones del consenso y una buena ejecución, junto con la recompra de acciones prevista para los próximos meses, podría tener un impacto favorable en la cotización”, indica Beldarrain. Este optimismo es compartido por los analistas de Goldman Sachs que le conceden un potencial cercano al 16,6%, hasta los 22,4 euros euros.
En la misma línea se sitúan los expertos de UBS, que eligen a ambos bancos como sus opciones preferidas para el próximo año. Entre los principales catalizadores destacan su exposición a mercados emergentes, con Brasil como uno de los grandes motores de beneficios para Santander, y Turquía y México como mercados clave para el BBVA. Por su parte, los analistas de la entidad estadounidense fijan como precio objetivo los 11,1 euros. Es decir, le dan un margen de revalorización de más del 12%.
Después de un rally histórico, la banca europea parece haber dejado atrás la fase de revalorización explosiva para adentrarse en un escenario más selectivo y exigente. Con valoraciones más ajustadas y un entorno de tipos menos favorable, el atractivo para el inversor dependerá menos del viento de cola macroeconómico y más de la capacidad de cada entidad para ejecutar sus planes, sostener los beneficios y seguir remunerando al accionista.
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