La Bolsa americana está dando claras señales de fin de ciclo
Muchos son los atropellados que creen que pueden determinar que un mercado alcista ha llegado a su final mientras aún repuntan sus cotizaciones


Mi postura es de sobra conocida: estamos en un mercado alcista y la tendencia es tu amiga hasta que termina. Muchos son los atropellados que creen que pueden determinar que un mercado alcista ha llegado a su final mientras aún repuntan sus cotizaciones. Un grave error en mi opinión. Alguien me decía recientemente en Twitter (ahora conocida como X), que es mejor que el último euro lo gane otro. Y es algo con lo que estoy de acuerdo, porque es parte de la filosofía y práctica del seguimiento de tendencias. Sin embargo, si trato de salirme de la tendencia simplemente por mi intuición, podría perderme no solo el último euro, sino además muchos más euros porque nadie sabe hasta dónde puede llegar un mercado. Por ello, sí, por supuesto, el último euro que lo gane otro.
Hay que bajarse de las tendencias cuando uno cree que ha podido identificar el final de las mismas en base a algunas evidencias, y no en base a que te crees Michael J. Burry en la crisis subprime de 2008 o Patrick J. Kennedy en el crac bursátil de 1929. Mientras vigilo de cerca los datos para ver si en algún momento cristalizan esas evidencias de cambio de tendencia que busco, no soy ciego al hecho de que el mercado parece estar negociándose como lo suele hacer al final de los grandes ciclos. Hablo, por supuesto, de valoraciones, pero sobre todo del comportamiento de los inversores y del comportamiento interno del mercado en el largo plazo, el cual está mostrando rasgos propios de fin de ciclo.
Desde el año 2024 vengo explicando que estamos en una burbuja, pero sobre todo en un mercado sobrevalorado similar al de 1973, año en el que estalló la burbuja de las Nifty Fifty o “Maravillosas 50″. Es decir, la situación actual no se parece en nada a la del año 2000, donde muchas empresas no tenían ningún tipo de beneficios sino solo promesas. Más bien es similar a la burbuja de principios de los años setenta, donde simplemente muy buenas empresas que hoy en día siguen existiendo, llegaron a alcanzar elevados múltiplos de valoración. Y como lo bueno, por muy bueno que sea, si se paga muy caro al final suele mostrar rentabilidades regulares en los siguientes años y lustros, así ocurrió entonces, estimo que en el caso actual ocurrirá algo similar a aquella burbuja, con rentabilidades mediocres y grandes mercados bajistas en los siguientes años.
A día de hoy el ratio PER donde se comparan los beneficios estimados en los próximos 12 meses con respecto a la cotización actual, ha alcanzado una lectura de 22,8 puntos, un récord ya superior a la fuerte sobrevaloración del año 2021, que fue seguida por un mercado bajista, y ya rivaliza con los momentos de mayor sobrevaloración de la burbuja tecnológica de finales de los años noventa. No obstante, como dije entonces y digo ahora, que un mercado esté muy caro no es motivo suficiente para dejar de ser alcistas en el corto y medio plazo, pero sí hay que entender que es un gran factor de riesgo que augura pobres rentabilidades futuras y probables mercados bajistas en los siguientes años.
Las valoraciones son, en definitiva, un signo de fin de ciclo, aunque de timing impreciso. El problema vendrá cuando llegue un mercado bajista provocado por una desaceleración o recesión económica y entonces lo caro caerá como una piedra.
Como bien saben mis seguidores, el estudio del comportamiento interno del mercado es clave en el corto y medio plazo para evaluar la fortaleza de una determinada tendencia.
Aparte de valorar la evolución relativa de los sectores cíclicos frente a los defensivos en el corto plazo, caben otros análisis del comportamiento interno del mercado para evaluar si el mercado alcista es sostenible en el largo plazo. Y aquí nos encontramos unas cuantas alertas rojas. Un ejemplo sangrante es que el “factor calidad”, que refleja que empresas cotizadas con negocios sólidos y estables lo está haciendo extraordinariamente mal con respecto al conjunto del mercado, hasta niveles no vistos desde el año 2000, lo que sugiere un comportamiento de los inversores en busca de más promesas que realidades, un signo clásico de fin de ciclo.
Este comportamiento por parte de los inversores también se refleja en una divergencia de largo plazo entre las empresas más grandes del mercado y el resto de grandes empresas (gigantes contra grandes), algo que también es un rasgo clásico de fin de ciclo, donde los inversores tienden a sobrevalorar las empresas más grandes dejando a un lado al resto.
Por ejemplo, la ratio de las 10 mayores empresas con respecto a las siguientes 500 más grandes, ha alcanzado un nuevo extremo en este mercado alcista, que solo rivaliza con 1929 que fue el año en el que comenzó la Gran Depresión, 1973 que fue el año en el que estalló la burbuja de las Maravillosas 50 y el año 2000, en el que implosionó la hueca burbuja tecnológica de aquel entonces.
Por último, otro rasgo claro de fin de ciclo es el comportamiento de los inversores, esta vez medido por su operativa con apalancamiento. En Estados Unidos, los brókers están obligados a reportar el uso de apalancamiento u operativa a crédito por parte de sus clientes. Típicamente, un elevado uso de dicho crédito por parte de los inversores es signo de manía y exceso de confianza, lo cual suele ser propio del fin de ciclo de una tendencia alcista de largo plazo.
En concreto, históricamente se ha dado una elevada correlación entre la evolución del mercado y el menor o mayor uso del apalancamiento por parte de los inversores. Así, cuando las Bolsas suben, los inversores van ganando confianza y tienden a apalancarse más. Y viceversa, cuando las Bolsas descienden, tienden a reducir sus inversiones apalancadas.
Ahora bien, en las fases finales de un ciclo, suele producirse una desconexión entre el comportamiento real del mercado y la actuación de los inversores, donde las Bolsas siguen ascendiendo pero lo hacen a un ritmo más bajo, mientras que los inversores aceleran la utilización del apalancamiento para invertir. Eso está ocurriendo ahora en una magnitud que en las últimas décadas solo se ha alcanzado en el año 2000, en 2007, 2021 y ahora.
Considero que el trabajo que hago continuamente como analista es uno que busca los hechos sobre los sensacionalismos. Y reconozco que yo mismo sigo alcista a día de hoy. Pero espero que estas notas le ayuden a entender el contexto de largo plazo y donde nos encontramos en el gran esquema de las cosas.
Hugo Ferrer es gestor de GPM S.V. y director del Club Bursátil Confidencial

