Guindos alerta del riesgo de “un cambio brusco” en el sentimiento del mercado
El BCE se suma a las advertencias institucionales que apuntan a las vulnerabilidades del sistema financiero y al peligro que entraña el creciente crédito privado


La inflación ya no es problema para el BCE, está cerca del 2% y continúa en su camino de converger a ese nivel en el medio plazo, según ha señalado hoy en un discurso en Fráncfort el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos. Su mensaje ha puesto el foco en las vulnerabilidades que en su opinión se están registrando en los mercados financieros, tras un intenso rally bursátil muy concentrado en los valores tecnológicos, y sobre el que ya han advertido tras instituciones económicas y monetarias como el FMI, el Banco de Inglaterra o el Banco de España. Para Guindos, la complacencia, “la aparente desconexión entre la incertidumbre que reina en torno a la política económica y la benignidad de los precios de mercado deja la puerta abierta a cambios bruscos en el sentimiento”, un riesgo que se amplifica ante el creciente peso que están tomando las entidades no financieras y que puede llegar a convertir una perturbación local en una crisis sistémica.
En el ADN de los bancos centrales está el análisis de los riesgos y las advertencias sobre los excesos que se acumulan en los mercados y el conjunto del sistema financiero. El BCE publicará en un par de semanas su informe bianual sobre Estabilidad Financiera y Luis de Guindos ha lanzado hoy un avance sobre las señales que ya preocupan a la institución. El presidente del BCE ha señalado que los mercados financieros “siguen siendo vulnerables a ajustes bruscos y correlacionados de los precios de los activos”. Ha recordado el repunte de las Bolsas mundiales desde los mínimos de abril, que “ha impulsado aún más las elevadas valoraciones” y la alta concentración del mercado en un puñado de grandes empresas tecnológicas de EE UU, “lo que deja a los mercados expuestos a los riesgos derivados de posibles perturbaciones en sus modelos de negocio relacionados con la inteligencia artificial”. En otras palabras, al riesgo a una burbuja entorno a la IA que podría pinchar si los retornos de las inversores tardan en llegar más de lo esperado.
Guindos ha aludido a la complacencia que domina el ánimo de los inversores y a la “aparente desconexión entre la incertidumbre que reina en torno a la política económica y la benignidad de los precios de mercado”, lo que en su opinión “deja la puerta abierta a cambios bruscos en el sentimiento”. Y ha explicado a continuación el efecto amplificador que los riesgos que han asumido las entidades no financieras podrían causar ante ese cambio brusco de sentimiento. “Si se produjeran caídas repentinas del mercado, los balances de los intermediarios financieros no bancarios de la zona del euro podrían verse sometidos a presión. Las persistentes vulnerabilidades de liquidez de los fondos abiertos y los focos de alto apalancamiento en los fondos de cobertura aumentan el riesgo de ventas masivas, lo que podría amplificar las tensiones del mercado”, ha señalado Guindos.
El vicepresidente del BCE ha reconocido que el tamaño del mercado privado en la zona euro —en el que operan entidades no bancarias como fondos de inversión y en el que está asumiendo funciones propias de la banca como la concesión de préstamos— ha crecido con fuerza, hasta los 700.000 millones de euros, pero continúa siendo muy reducido en relación al sector bancario europeo, con alrededor de 30 billones de euros en activos, y al mercado privado de Estados Unidos. Sin embargo, en un entorno económico adverso que cause impagos empresariales, correcciones de valoración y pérdidas para los fondos privados, el banquero ha recordado que es en el sector no bancario donde pueden empezar a saltar las alarmas de la inestabilidad financiera, con capacidad incluso de desembocar en una crisis sistémica.
Hay tres elementos del mercado privado que preocupan al BCE: su nivel de apalancamiento, su opacidad —“ante la posibilidad de que se produzcan errores de valoración y retrasos en el reconocimiento de las pérdidas”— y el vínculo cada vez más estrecho con bancos y aseguradoras, “lo que proporciona posibles canales de retroalimentación al sistema financiero en general”. “Para los bancos, los riesgos podrían derivarse de la exposición directa o común a los préstamos en estos mercados”, insiste Guindos.
En su advertencia sobre los riesgos, el presidente del BCE no se ha resistido a citar las lecciones de la pasada crisis financiera. El tamaño de los mercados privados en la zona del euro es aún modesto y “los riesgos generales que presentan hasta ahora parecen contenidos”, según ha reconocido. Pero Guindos ha lanzado una advertencia llena de intención. “Permítanme recordar una lección crucial de la crisis financiera mundial. El crecimiento continuo, junto con los tres elementos que acabo de mencionar —apalancamiento, opacidad y complejas interrelaciones con otras partes del sistema financiero— puede ser el componente clave en la combinación que convierte una perturbación localizada en una crisis sistémica", ha señalado el presidente del BCE.
No menos importante que el riesgo del mercado privado, Guindos también ha aludido a la vulnerabilidad que crea en el conjunto del sistema los desafíos fiscales que afrontan las economías desarrolladas, con elevados niveles de deuda pública y altos déficit para los próximos años. “A escala mundial, la fragilidad fiscal de las principales economías avanzadas, incluida Estados Unidos, podría agravar las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda soberana, provocar tensiones en los mercados mundiales de bonos de referencia y dar lugar a una reevaluación más amplia del riesgo soberano tanto a nivel mundial como en la zona del euro”, ha apuntado Guindos.
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