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La volatilidad está de vuelta: los vaivenes de las tecnológicas entre voces de burbuja arrastran al mercado

Las dudas sobre la capacidad para rentabilizar las inversiones en IA ponen a prueba la narrativa de crecimiento ilimitado que ha dominado el año en Bolsa

La volatilidad está de vuelta en los mercados. En la última semana, las dudas que cada vez generan más voces de alerta por las elevadas valoraciones de las grandes tecnológicas han desencadenado jornadas de fuertes caídas en las Bolsas mundiales. Después de meses de euforia vinculada al desarrollo de la inteligencia artificial (IA), el mercado tecnológico estadounidense ha vivido un despertar abrupto. Y aunque no se trata de la única razón detrás de los números rojos que han teñido los paneles en las últimas sesiones en todo el mundo —los inversores también están preocupados por la política monetaria de la Reserva Federal, por la incertidumbre política en EE UU y por los efectos de los 40 días de cierre del Gobierno federal, que han deteriorado la disponibilidad de datos económicos fiables—, las compañías más expuestas al desarrollo de la IA están en el punto neurálgico de las sacudidas bursátiles.

La evolución del Nasdaq Composite, el gran termómetro tecnológico, refleja esa sensación de montaña rusa. El pasado 29 de octubre el índice alcanzó su máximo histórico. Desde entonces ha registrado más sesiones en negativo que en positivo, con varias jornadas en las que ha perdido más de un 2%. Y aunque la caída no es significativa, los vaivenes muestran avisos a vigilar. Los nervios son más patentes cuando se baja al terreno de los valores.

La primera señal de alerta vino por parte de Meta, cuando sus acciones se desplomaron un 11% a finales de octubre tras anunciar inversiones a espuertas en inteligencia artificial, lo que supuso un revés importante por lo simbólico de ser uno de los siete magníficos. Nvidia, máximo exponente de la fiebre inversora por los chips avanzados, acumula una caída del 8% desde los máximos conseguidos a finales de octubre. En parte, la firma también se vio perjudicada por la recogida de beneficios (Softbank vendió todas las acciones del fabricante de chips). Y Oracle, que anunció inversiones multimillonarias para no quedarse atrás en la carrera de la IA, se deja más de un 31% desde sus máximos en septiembre.

El nerviosismo se hace visible en el VIX, conocido como índice del miedo. Cuando este indicador, que mide lo que exige el mercado por protegerse de futuras caídas, está por debajo de 20 puntos, suele interpretarse que el mercado atraviesa una fase de relativa calma. Por encima de ese umbral, el mensaje es de tensión e incertidumbre. En los últimos días, ha pasado de 19,08 puntos (el viernes pasado) a 22,19 puntos el jueves, con repuntes diarios que han llegado a tocar el 14%. Una señal de que la percepción de riesgo ha ido cambiando de dirección a medida que afloran las dudas sobre la IA.

La clave de este giro contribuye la incertidumbre sobre la rentabilidad futura de la inteligencia artificial. Thomas Friedberger, consejero delegado y codirector de inversiones de Tikehau Capital, señala que los enormes costes de desarrollo asociados a esta tecnología “plantean incertidumbre sobre la rentabilidad real a medio plazo. Los acontecimientos recientes han confirmado nuestras dudas. La aparición de DeepSeek ilustra el riesgo de una mala asignación del capital en un contexto de rápida disrupción”. Su advertencia se suma a la cada vez más extensa lista de inversores, gestores, analistas e instituciones que en las últimas semanas vienen alertando sobre la posibilidad de que esté formándose una burbuja en torno a la IA.

El Banco de España alertó en su último informe de estabilidad financiera del riesgo que supone para los mercados la sobrevaloración de las tecnológicas por su potencial sistémico y la concentración de mercado que pueden provocar un efecto contagio. Aunque Europa no está directamente expuesta a las compañías que lideran la carrera por la IA, este viernes los índices del Viejo Continente han perdido en torno a 1% después de que la jornada anterior Wall Street sufriera la peor sesión en un mes debido a las dudas por las tecnológicas. “Los grandes actores tecnológicos a menudo participan en acuerdos recíprocos, como inversiones cruzadas, infraestructura compartida y servicios empaquetados, que ocultan la verdadera exposición económica. Esta interdependencia puede amplificar el riesgo sistémico, ya que el estrés en un nodo puede propagarse rápidamente por la red”, advierte Marc-Antoine Collard, economista jefe de Rothschild.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya advirtió de que las acciones de la Bolsa estadounidense cotizan un 10% por encima de lo razonable. Y el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, señaló recientemente que podríamos estar asistiendo a la gestación de una burbuja, porque los mercados “están valorando la corriente futura de unos ingresos inciertos”.

Las dudas que genera esta tecnología no se deben tanto a su capacidad transformadora, ya que pocos analistas cuestionan que está reconfigurando la economía del futuro. La incertidumbre viene por parte del ingente volumen de inversiones que están acometiendo las empresas y que podrían no llegar a traducirse en beneficios tangibles. “El entusiasmo de los inversores ha llevado los ratios que miden el precio sobre el beneficio del sector a niveles históricamente altos, lo que genera preocupaciones sobre burbujas de activos. Nunca antes se había desplegado tanto capital tan rápidamente en una tecnología que, pese a su promesa, sigue siendo en gran parte una fuente de beneficio no comprobada”, añade Collard.

Las grandes tecnológicas están sometidas a mucha presión porque los analistas consideran que las valoraciones son demasiado altas para los beneficios que presentan. Un tropiezo, una guía de ingresos más débil o unas inversiones más caras de lo previsto o una salida a Bolsa que no cumple con la valoración deseada, podría provocar vuelcos en el sentimiento del mercado. El próximo miércoles Nvidia presenta sus resultados trimestrales y la fecha está marcada en rojo por los efectos que puede desencadenar en los mercados.

El contexto tampoco ayuda, ya que los informes detectan un aumento de las posiciones bajistas. “El creciente interés en corto sirve como señal de advertencia de que las ganancias fáciles en acciones tecnológicas pueden haber quedado atrás. Las próximas semanas probablemente traerán una volatilidad creciente mientras los mercados reevalúan las valoraciones apropiadas para las compañías tecnológicas”, señala un informe de S&P.

La corrección actual no implica necesariamente el fin del rally tecnológico, pero sí supone una llamada de atención a un crecimiento que parecía no tener techo. El mercado ha comenzado a discriminar con mayor claridad entre las compañías cuyo negocio depende en gran medida de la inteligencia artificial (como Nvidia) y aquellas más diversificadas, capaces de apoyarse en otras líneas de actividad (como Apple o Microsoft). Mientras que en las subidas casi todo el sector se ha beneficiado por igual, en las caídas estas últimas han sufrido retrocesos más contenidos. En cualquier caso, la montaña rusa de la IA ha iniciado su primera curva de tensión desde el ecuador de 2025, y el mercado ya empieza a exigir un equilibrio entre ambición y prudencia.

Sobre la firma

Ricardo Sobrino
Graduado en filología italiana y en periodismo. Redactor de la sección Empresas especializado en información bancaria y finanzas. Canterano de CincoDías, se incorporó al periódico en verano de 2018.
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