El golpe arancelario a Suiza catapulta el oro a nuevos máximos
EE UU confirma que gravará con 39% los lingotes de un kilo y 100 onzas. El metal precioso alcanza los 3.534 dólares por onza


El oro escala a cotas históricas. Los aranceles mundiales han entrado en vigor el jueves y en ellos se ha incluido, de manera sorpresiva, gravámenes del 39% a los lingotes de un kilo y de 100 onzas importados desde Suiza, los más habituales en el mercado de materias primas de Nueva York (Comex). El imprevisto ha sacudido especialmente a los contratos de entrega futura en diciembre, que han llegado a marcar subidas de hasta el 1,5%. UBS reconoce que el mercado se enfrenta a un escenario “temido desde el primer trimestre del año”, pero que ahora se ha confirmado, lo que añade costes significativos a la cobertura de posiciones en Comex. Así, el metal precioso revalida a cierre de la semana el récord alcanzado el pasado abril, cuando batió por primera vez los 3.500 dólares por onza troy. Este viernes los futuros han llegado a marcar los 3.534 dólares por onza, superando todos los registros anteriores.
La brecha en el precio respecto a la entrega inmediata (spot) es de más de 100 dólares, reflejo de la tensión en la cadena de suministro y la dificultad de cobertura para muchos operadores. El nuevo arancel ha venido con advertencias de inversores y analistas que recalcan que este episodio “podría alterar el comercio mundial del metal dorado”.
El golpe arancelario de Trump ha sido más duro de lo esperado para Suiza, del 39%, el más alto a un país europeo y por encima del 31% anunciado en abril, alegando que Berna no había hecho suficientes concesiones en materia de barreras comerciales. La decisión ha sido interpretada como un castigo directo a la falta de avances en las negociaciones bilaterales. “No hubo acuerdo. El arancel del 39% entra en vigor”, resumieron con crudeza los analistas de Julius Baer tras la fallida visita de la presidenta suiza Karin Keller-Sutter a Washington. La mandataria se reunió con el secretario de Estado, Marco Rubio, en un último intento por frenar la medida, sin lograr arrancar concesión alguna.
El golpe es severo. “Suiza se convierte en el único mercado desarrollado sin acceso preferencial a EE UU”, advierte Mathieu Racheter, jefe de estrategia de renta variable en Julius Baer. El impacto será especialmente duro para sectores como la relojería, la maquinaria de precisión y la tecnología médica, que ahora quedan expuestos a la nueva carga fiscal. Aunque los productos farmacéuticos han quedado exentos, el riesgo de que se les impongan aranceles de hasta el 250% en los próximos 18 meses sigue sobre la mesa. “Si eso ocurre, el daño económico sería más profundo”, alerta Sophie Altermatt, economista de la misma firma.
EE UU habría decidido clasificar bajo un código de aduanas, sujeto a aranceles del 39%, los lingotes de un kilo y de 100 onzas importados desde Suiza, según documentación de la Agencia de Protección Fronteriza de Aduanas (CBP). La decisión ha sorprendido al mercado, pues esperaba que estos formatos estuvieran exentos del gravamen por tratarse de estándares habituales en el comercio de oro físico. Suiza, epicentro mundial de la fundición de oro, ha visto cómo el metal precioso se convertía en el protagonista indiscutible de sus exportaciones a Estados Unidos: en los últimos 12 meses, el país alpino habría enviado 61.500 millones de dólares en oro al otro lado del Atlántico.
El temor a una guerra comercial ya provocó en febrero un movimiento acelerado de lingotes desde Londres hacia Nueva York, en previsión de los aranceles. “Fue un acopio estratégico”, explican Kiran Kowshik y Filippo Pallotti, de Lombard Odier. Los inversores aprovecharon la prima que ofrecían los futuros en Comex frente al precio spot en Londres, lo que generó oportunidades de arbitraje. Además, las diferencias en los estándares de peso en los lingotes —400 onzas en Londres frente al kilo en Nueva York— obligaron a las refinerías suizas a adaptar su producción, creando una “demanda artificial” que disparó los flujos comerciales.
Pero ese volumen, lejos de reflejar una relación económica estructural entre ambos países, responde a factores coyunturales. “Estos flujos deberían excluirse de la balanza por cuenta corriente”, advierten los analistas, en línea con la postura del Banco Nacional Suizo. Aun así, en Washington parecen haber puesto el foco en la cifra bruta de importaciones, sin distinguir su origen ni naturaleza. “Si el arancel del 39% responde al repunte de las exportaciones suizas de oro en el primer trimestre, entonces tendría sentido que Suiza desincentivara temporalmente los envíos mediante un pequeño arancel a la exportación”.
La idea no es nueva, pero cobra fuerza en este contexto. “Un arancel suizo diseñado para reducir los flujos hacia EE UU, tendría un coste económico limitado y evitaría penalizar al conjunto del sector”, explican. “El repunte reciente también refleja la demanda de activos refugio y es similar al observado en las exportaciones suizas de oro a EE UU durante el Covid”, concluyen. Así, a comienzos de año las cámaras acorazadas de la Bolsa de materias primas Comex de Nueva York recibieron 224 toneladas métricas de oro, en la que fue la mayor subida mensual desde mayo de 2020.
En lo que va de año el oro avanza casi un 28% ante el interés de los inversores en la búsqueda de un activo refugio pero también por la demanda de los bancos centrales. A partir de ahí, Chris Mahoney, gestor de inversiones oro y plata de Jupiter AM, prevé que “el segundo semestre sea favorable para el oro”. El razonamiento tiene un sustento histórico: “Desde 1971, los rendimientos medios en esta parte del año han superado los del primer semestre, lo que refuerza las perspectivas alcistas. A esto se suma una baja exposición general de los inversores al oro, lo cual deja margen para una mayor participación, tanto institucional como minorista”.
Por su parte, Sergio Ávila, analista de IG, explica que “el futuro del precio del oro dependerá de dos factores clave: la evolución de las tensiones arancelarias y las decisiones de la Reserva Federal. Si se confirman recortes de tipos, la cotización podría mantenerse en máximos o incluso avanzar hacia nuevos techos”. Para el experto el mensaje es claro: “el oro sigue siendo el termómetro de la desconfianza global”.
Ahora, la inclusión del metal dorado en los aranceles podría deberse a una reinterpretación técnica. Según una carta de la CBP fechada el 31 de julio, los lingotes de un kilo y de 100 onzas han sido reclasificados bajo el código 7108.13 —no exento de tarifas—, rompiendo con la práctica habitual del mercado. UBS destaca que históricamente estos formatos se incluían en la categoría 7108.12, libre de gravamen, lo que alimenta una tesis que baraja el mercado: podría tratarse de un error administrativo. Algunos operadores confían en que la CBP se pronuncie, reportó el Financial Times, y UBS no descarta que la clasificación pueda ser revisada. Pero mientras tanto, el mercado “seguirá nervioso”.
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