Aranceles, costes y beneficios: la temporada de resultados pone a prueba la recuperación de Wall Street
Los inversores buscan pistas sobre el efecto de la política comercial en las cuentas de las empresas, el consumo y el mercado laboral


Los inversores se afanan por descifrar cuál será el impacto de los aranceles en la economía, las cuentas de las empresas y la evolución de las Bolsas. Tres meses después de que Donald Trump diera marcha atrás en sus propuestas proteccionistas, los gestores siguen sin conocer cómo quedará el nuevo mapa arancelario. A pesar de la incertidumbre, los mercados se han recuperado del golpe y tanto el S&P 500 como el Nasdaq han revalidado sus máximos tras alejarse de los mínimos registrados en abril.
La temporada de resultados recién inaugurada será un buen termómetro para comprobar la sostenibilidad de las recientes subidas y para evaluar cómo se están preparando las empresas ante el encarecimiento de las importaciones. “El PER [número de veces que el beneficio está recogido en el precio] actual del S&P 500 supera las 22 veces. En los últimos 50 años, las valoraciones solo han sido más altas durante la burbuja de las puntocom y en un breve periodo tras la pandemia, cuando los tipos de interés estaban en mínimos históricos y el crecimiento de beneficios se disparó tras las fuertes caídas de 2020”, recuerdan desde UBS.
El posible impacto de los gravámenes en márgenes y costes, así como las guías que ofrezcan las cotizadas, marcarán el rumbo de los mercados en las próximas semanas. Tras un primer trimestre en el que muchas compañías renunciaron a ofrecer estimaciones por falta de visibilidad, el consenso espera que las previsiones vuelvan gradualmente. Según datos de Bank of America, a comienzos de año solo el 30% de las empresas del S&P 500 publicaron estimaciones, un porcentaje que, sin ser alto, es superior al 10% registrado en el segundo trimestre de 2020, en plena parálisis económica.
Aunque los aranceles y la rebaja de impuestos han acaparado los titulares, su efecto sobre la inflación, el consumo, la actividad empresarial y el empleo sigue siendo limitado. En mayo, los consejeros delegados de Walmart, Target y Home Depot, tres de las principales cadenas de comercio de EE UU, advirtieron a Trump sobre el impacto que podría tener la escalada arancelaria en las cadenas de suministro y en un posible desabastecimiento. Ante este riesgo, muchas empresas optaron por reforzar inventarios para mitigar el impacto.
Los aranceles son una medida ante todo inflacionista que podría reducir los márgenes, ejercer presión sobre las ganancias y aumentar los precios. Los analistas toman buena nota de ello y prevén una moderación de los beneficios a lo largo del año a medida que los gravámenes empiecen a notarse. Pero por ahora, no se anticipa una corrección brusca. El consenso de FactSet estima un crecimiento de las ganancias del 4,8% en el segundo trimestre, lejos del 13% registrado al comienzo del ejercicio. Se trata del avance más bajo desde el cuarto trimestre de 2023. “Las expectativas de beneficios se han revisado significativamente a la baja desde abril. Con este bajo nivel de exigencia, podrían darse sorpresas positivas”, apunta Mathieu Racheter, director de estrategia de renta variable de Julius Baer. Para el conjunto de 2025, el consenso prevé un alza del 9,4%, ligeramente por debajo del 11% registrado el pasado ejercicio.
Después del mal llamado día de la Liberación, los analistas de Bank of America recortaron sus estimaciones de beneficio por acción (BPA). Pero la tregua comercial y los sólidos resultados del primer trimestre han ayudado a calmar los nervios y en las últimas semanas los expertos han elevado su previsión a 262 dólares, por encima de los 250 anteriores, y cercano a los 265 dólares que estiman en UBS.
En la misma línea se pronuncian los analistas de Goldman Sachs quienes esperan que la digestión de las tasas sea un proceso gradual. Por sectores, el consenso sigue apuntando a la tecnología y la comunicación como los ganadores, con un repunte del beneficio cercano al 20%, mientras que, para las energéticas los analistas apuntan a una caída del 26%, seguidas por las firmas de consumo no esencial (–5,6%) y las de materiales básicos (–3,7%).
Las previsiones empresariales estarán en el centro del análisis. Según Bank of America, las decisiones de inversión, los ajustes de plantilla y la evolución del dólar frente al resto de divisas serán claves. Las dudas que despierta la política comercial están provocando que las empresas retrasen sus planes de inversión. Solo el 28% de los consejeros delegados espera aumentar esta partida, el nivel más bajo desde la pandemia.
Pero no todo son malas noticias. Los expertos destacan que las estrategias que han empezado a implementar las compañías para suavizar el impacto de los aranceles se han enfocado más en subir precios o cambiar de proveedores que en recortar empleo. Esto estaría contribuyendo a que el mercado laboral se desacelere, pero de manera moderada. Las proyecciones de la Reserva Federal siguen apuntando a una tasa de paro del 4,5% a final de año, frente al 4,1% al que cerró junio. “Esto es una muy buena noticia, ya que el mercado laboral es el principal motor del gasto del consumidor, que representa cerca del 70% de la economía de EE UU”, señalan desde UBS.
Mientras la fortaleza del euro es vista como un obstáculo para las ganancias de las cotizadas europeas, la corrección del dólar podría ser un viento de cola para los estadounidenses. Según cálculos de UBS, cada variación del 10% en la divisa se ha traducido en un aumento del 2,5% en los beneficios del S&P 500. “En el segundo trimestre, el dólar retrocedió ligeramente, lo que debería aportar un impulso del beneficio por acción cercano al 0,5%”, destacan.
Más sombrías son las perspectivas para Europa. Aunque las sorpresas macroeconómicas en la eurozona fueron positivas en el segundo trimestre, la reciente fortaleza del euro frente al dólar supone un reto añadido. Según Bank of America, el consenso espera que el beneficio por acción en Europa caiga un 3% interanual entre abril y junio, el peor registro en cinco trimestres. Esta caída se explica por una combinación de menor demanda y el fortalecimiento del euro. “Se prevé que los sectores de energía y consumo no esencial sean los principales lastres, mientras que se anticipa una temporada débil para los bancos”, señalan.
Con los índices en máximos, la política comercial en el aire y los beneficios bajo presión, la temporada de resultados que arranca será clave para calibrar si Wall Street puede mantener el pulso o si los riesgos empiezan a pasar factura al excepcionalismo estadounidense.
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