En busca del puerto seguro en la guerra comercial
El inmobiliario y la energía son considerados por los analistas como los sectores más seguros en caso de turbulencias comerciales, si bien, es difícil que alguna actividad escape a los efectos sobre el crecimiento, la inflación y los mercados


Con unos mercados cuyo rumbo puede cambiar con un post en una red social, no es de extrañar que el oro ronde máximos históricos. Sí es más extraño, en cambio, que las Bolsas de EE UU hagan lo mismo. La volátil guerra comercial de Estados Unidos está siendo el leitmotiv inversor de este 2025. Con todo por decidir, el mercado fía su optimismo a que los aranceles no vayan a entrar en efecto en toda su magnitud, partiendo de la guía de decisión denominada TACO (Trump Always Chickens Out, Trump siempre se acobarda). Una de las preguntas que cabe hacerse es si hay sectores o empresas que hagan de refugio en el caso de que la calma chicha que reina en los mercados solo sea el preludio de una nueva tormenta.
A falta de escasos días para el 9 de julio, fecha en la que en teoría acaba la tregua arancelaria, el escenario es todavía incierto. El viernes, el presidente de EE UU anunció el envío de cartas a diferentes países para comunicarles los nuevos aranceles que soportarán, pero el contenido y el alcance final de las cartas es, a cierre de esta edición, una incógnita. En la actualidad, todos los bienes importados por Estados Unidos soportan un arancel de como mínimo el 10%. Si no hay acuerdos, pronto la Unión Europea podría ser impactada por un gravamen que podría elevarse hasta el 50%. En el caso de España, se desconoce si el castigo comercial podría ser mayor.
Pero incluso si se llega a acuerdos que mitiguen lo peor del golpe, las cosas difícilmente volverán a ser iguales. Estados Unidos ya no es visto como un refugio para el dinero. El dólar pierde un 12% en lo que va de año frente al euro y el 6,8% del S&P 500 languidece frente al rendimiento de Bolsas europeas como el Dax alemán (+19,5%) o el propio Ibex (+20,5%).
Pablo Duarte, analista sénior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch, resume en pocas palabras el quid de la cuestión: Ante los bandazos de la Casa Blanca y la utilización de poderes por parte de Trump que normalmente serían atribuibles al legislativo, el mercado se ha percatado de que las instituciones de la primera economía del mundo tal vez no son tan sólidas como se creía.
Pese a unos mercados confiados en un paso atrás de Trump, el experto advierte de que, bastaría con que el republicano cumpla con parte de las diferentes amenazas que ha ido emitiendo para desencadenar una fuerte caída bursátil, sobre todo, en las plazas europeas. En el peor de los escenarios, el golpe para las empresas del Viejo Continente sería doble. De un lado, perderían de facto el acceso al mercado estadounidense; de otro, una previsible oleada de productos chinos buscando alternativas supondría una dura competencia en su propia casa.
En Estados Unidos, el impacto es más claro: los aranceles provocarían al tiempo un repunte de la inflación y un frenazo en el consumo que expondrían al país a un escenario de estanflación. El experto agrega que a nadie le interesa que la situación escale, pero es una posibilidad real. No obstante, a uno y otro lado del Atlántico, no a todos los sectores ni empresas la tormenta arancelaria les impactaría por igual.
Sectores más protegidos
Los diferentes analistas consultados para el presente artículo alcanzaron la unanimidad sobre su categoría de puerto seguro solo con dos sectores: la energía y el inmobiliario. El carácter estratégico del primero y el necesario carácter local del segundo les valieron la etiqueta.
Por otro lado, los aranceles afectan solo a los bienes, quedando fuera de su rango los servicios. En teoría, siguiendo esta premisa, toda empresa dedicada a proveer servicios ya sean digitales o no, sería una potencial candidata a puerto seguro. La realidad es más compleja. Duarte cuenta que, como parte de la recientemente aprobada reforma fiscal de Trump, la Casa Blanca había abierto la puerta a cobrar impuestos extras a las empresas que procedan de países que Trump considere que aplican “impuestos injustos” a las compañías estadounidenses. En el último momento, la sección 899 de la reforma fiscal, la que contenía esta medida, se eliminó, pero la amenaza evidencia que la inmunidad de los servicios es frágil.
François Rimeu, estratega sénior de Crédit Mutuel AM, añade a la lista de puertos seguros al sector educativo, al considerarlo también como un negocio más “nacional” que otras actividades. Por su parte, Michele Morganti, estratega sénior en renta variable de Generali AM, suma las telecomunicaciones y los servicios públicos básicos como el tratamiento y suministro de agua. Independientemente de que sean estadounidenses, europeas o de países emergentes, las tasas sobre el comercio en teoría les impactarían menos, según los expertos.
Más allá de los puertos seguros, los expertos identificaron actividades que se mueven en una escala de grises, con argumentos tanto a favor de ser una posible tabla de salvación como para todo lo contrario. La banca y el lujo entran en esta categoría. La primera, porque en caso de oleada inflacionaria en Estados Unidos, podría verse beneficiada de eventuales repuntes de tipos de interés, pero a la vez, los bonos soberanos que los bancos ya tienen en sus balances sufrirían con los aranceles. En Europa, la fortaleza del euro y la debilidad económica que traerían consigo las tasas, podrían empujar al Banco Central Europeo a acometer nuevas bajadas de tipos.
El lujo, que tiene fama de ser un sector resistente al grueso de los problemas mundanos dado el poder adquisitivo de su clientela, quizás podría repercutir parte del coste extra de los aranceles a los compradores con más facilidad que en otros productos. Pero esto tiene límites. “Siempre hay un techo a las alzas de precios que el consumidor está dispuesto a afrontar. En los últimos años, las marcas de lujo han subido sus precios mucho, y se considera que esta es una de las grandes causas de la demanda más débil de lo esperado a nivel global para este sector”, dice Oleg Schantorenko, portfolio manager de DJE. Por último, conviene no olvidar que algunos artículos de lujo como es el caso del cognac han sido objeto de amenazas específicas de aranceles de hasta un 200% en EE UU y que el anuncio de aranceles del 34,9% por parte de China hacia el cognac europeo provocó el viernes caídas en las empresas de lujo.
Los más perjudicados
En el lado de los más perjudicados, también hubo consenso únicamente a la hora de señalar a un sector: el automóvil. No solo Estados Unidos ya ha impuesto aranceles adicionales a este sector; también se ve golpeado por el carácter especialmente globalizado de sus cadenas de suministro. “Cualquier industria cuyos insumos vengan de países impactados por los aranceles o que dependa de exportaciones a países con aranceles recíprocos se verá afectado. La automotriz podría sufrir por la naturaleza global de su cadena de suministros y por la cantidad de automóviles que las empresas globales venden en EE UU”, apunta Mario Aguilar, estratega de carteras sénior de Janus Henderson.
Otro sector dañado de forma directa por los aranceles es el de la gran logística internacional. Las acciones de navieras como Maersk reaccionaron con fuertes caídas las jornadas que siguieron al día de la liberación. En el caso de la firma danesa, perdió hasta un 24% de su valor en Bolsa en tres sesiones.
Tanto Morganti como Rimeu agregan al listado de potenciales damnificados al sector farmacéutico, por tener también una cadena de suministros muy global. Este último experto incluye en la terna al turismo, algo que se ve respaldado por el menor flujo de viajeros estadounidenses, sobre todo con destino a Europa, debido a la fuerte caída del dólar.
Por último, Aguilar, el estratega de Janus Henderson, alerta de un impacto que, aunque quizás pase más desapercibido en las Bolsas, puede tener unos efectos secundarios que terminen arrastrando a las cotizadas estadounidenses. “Ya hay informes de empresas pequeñas en EE UU que están viendo incrementos muy altos en el coste de sus insumos y que ven imposible elevar el precio de sus productos para contrarrestarlo. La probabilidad de que muchas de estas firmas quiebren es bastante alta”, prevé.
Con este panorama, todos los expertos recomiendan diversificar como el mejor antídoto. Schantorenko identifica “oportunidades enormes” en Japón y en mercados emergentes ante un mundo menos centrado en EE UU. Morganti, aconseja variar entre sectores y geografías, añadiendo refugios antiinflación como el oro y divisas como el franco suizo. También, invita a tener una parte en temáticas como IA, ciberseguridad, defensa o envejecimiento de la población.
Cómo identificar un potencial ganador
Poder de fijar precios
Las empresas con productos de calidad o que ofrezcan bienes o servicios difícilmente reemplazables son perfectos candidatos a ser buenos refugios en caso de tormenta arancelaria. Ello les daría un mayor poder de trasladar la subida de costes a sus clientes. Un ejemplo de esto sería ASML. Aunque sus máquinas de fabricación de chips ya se han visto en el pasado restringidas por cuestiones políticas, su capacidad puntera podría ser un paradigma de este tipo de escudo.
Firmas que producen en EE UU
Si una empresa fabrica en Estados Unidos, esos productos estarían exentos de los aranceles. El experto Michele Morganti cuenta que con el primer mandato de Trump, muchas corporaciones empezaron a trasladar la producción directamente a Estados Unidos. Un ejemplo de cómo una firma extranjera puede beneficiarse de tener producción allí en este turbulento contexto es Acerinox. El día que Trump anunció los aranceles extra sobre el acero, sus acciones repuntaron cerca del 4% por tener plantas siderúrgicas en el país.
Automatización
Preguntado por ganadores de la política de la Casa Blanca, Pablo Duarte, además de nombrar a la propia familia Trump y a los contrabandistas, que en caso de aranceles tendrían más potenciales clientes para sus rutas de comercio irregulares, habla de un escenario que, si bien considera difícil que ocurra, no es descartable por completo. El principal problema para la producción industrial en Estados Unidos es la escasez de mano de obra y los altos costes salariales. Ambas problemáticas tienen una misma solución: automatizar la producción. Si la tecnología avanza, Duarte cree que las firmas de automatización industrial pueden salir beneficiadas de todo esto.
¿Empresas de EE UU?
Los aranceles expulsarían a la competencia de las empresas estadounidenses. Morganti dice que lo que ganarían de cuota de mercado, lo perderían por el lado de los mayores costes. Fabricantes de componentes de automóviles de EE UU, equipos de tecnología, la agricultura y los productores de metal o equipos agrícolas serían ejemplos de este grupo.
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