El BIS carga contra las ‘stablecoins’ y las ve “un riesgo para la estabilidad financiera y la soberanía monetaria”
Descarta que este tipo de activos pueda tener un papel importante en el sistema financiero


Los bancos centrales han echado un jarro de agua fría contra el imparable avance de las stablecoin ante el potencial impacto que puede tener en las divisas tradicionales y en la estabilidad financiera. El Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) considera que las monedas estables, erigidas como un puente entre el salvaje oeste de los criptoactivos y las monedas fiduciarias al tener su valor vinculado a un activo de reserva, como el dólar o el euro, no son la panacea ni están llamadas a convertirse en el pilar del sistema monetario, además de no estar carentes de riesgos.
“Las monedas estables son insuficientes como forma de dinero sólido y, sin regulación, suponen un riesgo para la estabilidad financiera y la soberanía monetaria”, apunta el BIS en su informe económico anual de 2025. En uno de sus capítulos centrado en la tokenización de los activos, el organismo reconoce, eso sí, que “aunque las monedas estables podrían llegar a desempeñar un papel subsidiario en la periferia del sistema financiero si se regulan adecuadamente”, dado que “su pedigrí en el ecosistema cripto” ha permitido su uso como rampa de entrada y salida de otros activos digitales y también como “instrumento de pago transfronterizo” en economías emergentes que no cuentan con acceso al dólar. Sin embargo, afirma que las stablecoins tienen varios elementos que les diferencian de las divisas tradicionales: no permiten la aceptación para el pago a la par, no son elásticas ni dan protección contra los delitos financieros, al no tener que cumplir con las normas de conocimiento del cliente bancario a las que están sujetas los bancos. De ahí que, concluya que “además de actuar como puerta de entrada al ecosistema criptográfico, su papel futuro no está claro”.
El texto reconoce el fuerte crecimiento del mercado de las stablecoins, especialmente las dos mayores: USDT, de Tether, y USDC, de Circle, a pesar de “la frecuente incapacidad de las stablecoins de diversos tipos para cumplir su promesa de convertibilidad a la par. Los expertos del BIS apunta que a su favor juegan a ojos de los inversores algunas características como la accesibilidad, la privacidad, su papel como alternativa al sistema financiero actual, su capacidad para facilitar el acceso a monedas extranjeras y su atractivo en los pagos transfronterizos.
Más allá, el BIS critica en el informe que, a pesar de la promesa de descentralización, el ecosistema cripto ha dado lugar a una “nueva raza de intermediarios” que operan monederos (wallets) que juegan un papel dominante. Además, añade que las grandes oscilaciones de precio no asemejan a los criptoactivos a “un instrumento monetario estable, sino más bien a un activo especulativo”.
Al mismo tiempo, los expertos del BIS destacan que el crecimiento de las stablecoins puede acabar dejando una gran huella en los mercados en momentos de tensión. Así, detalla que estos activos invierten en activos denominados seguros, de ahí que su “expansión corre el riesgo de desplazar a otros inversores del mercado” y apunta que en este momento su tenencia en deuda del Tesoro estadounidense “está a la par con la de los grandes tenedores y fondos monetarios”.
Asimismo, destaca como una preocupación a tener en cuenta sobre el auge de los criptoactivos es la posible pérdida de soberanía monetaria y la fuga de capitales, en especial, en economías emergentes y en desarrollo. De ahí que añada que “si las stablecoins siguen creciendo, podrían plantear riesgos para la estabilidad financiera, incluido el riesgo de ventas masivas de activos seguros”. También se muestra crítico con las posibles stablecoins que puedan lanzarse desde las entidades financieras, algo que ya están estudiando muchas, en especial en Estados Unidos, dado que cree que estos activos “pueden introducir nuevos riesgos”.
Un impulso a la tokenización
Frente a las críticas habituales que realiza el BIS a los criptoactivos, y en este caso también a las stablecoins, el organismo hace una férrea defensa de la tokenización de activos y considera que el sistema financiero debe dar un paso adelante en la tokenización de dinero por parte de la banca comercial y de bonos gubernamentales. De ahí que el organismo se muestre a favor de un libro unificado tokenizado que incorpore el dinero de los bancos centrales, los depósitos de la banca comercial y los bonos de los estados e inste a los bancos centrales y a las autoridades públicas que “allanen el camino para la próxima fase del sistema monetario y financiero”.
“El sistema monetario y financiero de próxima generación combina los principios probados de confianza en el dinero respaldados por los bancos centrales con la funcionalidad que ofrece la tokenización. Este sistema está preparado para aportar mejoras sustanciales a las prácticas actuales y permitir acuerdos económicos totalmente nuevos. Para aprovechar todo el potencial del sistema, es necesario que los bancos centrales adopten medidas audaces y colaboren con el sector privado y otras autoridades públicas”, considera Agustín Carstens, director general del BIS, que será sustituido a partir del 1 de julio por el español Pablo Hernández de Cos, ex gobernador del Banco de España.
El BIS considera que la tokenización permitiría reducir los riesgos operativos, los retrasos y los costes del sistema financiero y, al mismo tiempo, mejorar los mercados de capitales.
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