Fabio Balboni (HSBC): “Europa será la gran beneficiada de la paz en Ucrania”
El economista jefe para la zona euro del banco británico estima que la divisa comunitaria puede caer incluso por debajo de la paridad frente al dólar, y cree que la Bolsa anticipa que el BCE responderá con más recortes de tipos ante los aranceles


Fabio Balboni (42 años, Bolonia) aterriza en Madrid para verse con clientes con la excusa de la celebración del año nuevo chino. HSBC, el banco en el que es economista jefe para la zona euro, tiene su sede principal en Londres, donde trabaja desde hace una década, pero las raíces de la entidad están en Hong Kong, donde se fundó en 1865, y eso todavía se nota. En sus viajes por Europa, también en la capital española, dice haber detectado un sentimiento negativo entre los inversores hacia la evolución del continente por los aranceles, el flojo crecimiento y la falta de una respuesta eficaz de la UE a los retos de la transición energética y la digitalización. Sin embargo, su diagnóstico sobre lo que viene, efectuado desde la sede del banco en la planta 32 de la Torre Picasso, huye del catastrofismo.
Pregunta. ¿Qué opina del momento económico de Europa?
Respuesta. Nosotros somos más optimistas sobre la zona euro, aunque también hay que relativizarlo un poco. Nuestro crecimiento previsto para este año es del 0,9%. No estamos hablando de crecer como EE UU, y no digamos de crecer por encima del potencial. Pero hay varios elementos que nos hacen ser positivos. Uno puede ser la mejora del consumo privado, al que llevamos dos años esperando, como a Godot. Estamos llegando a un punto en que creemos que vamos a ver un menor ahorro de las familias, porque ese fenómeno ha estado ligado a la subida de tipos del BCE, y ahora que los tipos bajan, las familias deberían optar por consumir más y pedir hipotecas, lo que ayudaría a su vez al consumo de bienes duraderos.
P. ¿Hay otros catalizadores?
R. Vemos otros tres. Primero, la política fiscal, porque aunque se habla de consolidación y reglas fiscales europeas, no vemos una consolidación fuera de Francia. Allí sí es necesaria, pero en los otros países no. Si miramos a España, no se le pide mucho, solo un ajuste del 0,4% estructural cada año. Y segundo las exportaciones. La zona euro lleva dos años perdiendo cuota de mercado, lo que puede haber costado un punto de crecimiento. Y sabemos los factores: precios de la energía elevados, menos demanda para automóviles europeos… pero también la apreciación del euro entre 2022 y 2024. A partir de las elecciones estadounidenses el euro se ha depreciado más de un 2%, y eso podría ayudar a recuperar algo de fortaleza en las exportaciones. A eso se suma el contexto de un posible acuerdo de paz en Ucrania, que podría facilitar las exportaciones.

P. ¿Qué consecuencias tendría la firma de un acuerdo de paz en Ucrania?
R. Depende mucho de los términos del acuerdo, pero Europa será la gran beneficiada, porque ha sido impactada negativamente mucho más que los otros países. Algo muy positivo sería la bajada del precio de la energía, sobre todo del gas, que casi se ha duplicado en el último año. Nuestro escenario central es que caerá un 10%, lo cual reduciría la inflación un 0,4%, dando más poder adquisitivo a las familias e impactando positivamente el crecimiento.
P. Luego está el tema de la reconstrucción de Ucrania.
R. Las estimaciones dicen que podría costar unos 500.000 millones en los próximos 10 años, y eso podría apoyar a empresas de países vecinos como Polonia y Alemania y dar un impulso positivo al crecimiento europeo. La única vertiente negativa puede ser el tema migratorio, con la vuelta de parte de los seis millones de ucranianos que habían llegado a Europa, pero en general el impacto será positivo, de en torno a 0,3 puntos de PIB, incluso más elevado si se abarata el precio del gas.
P. Estamos viendo oscilaciones en las divisas tras la victoria de Trump. ¿A Europa le conviene un euro débil o fuerte?
R. Diría que el euro es ahora un tema menos importante para la política monetaria. Hace unos años el BCE estaba muy preocupado, pero ahora menos porque las exportaciones han dejado de ser un motor de crecimiento clave. El modelo alemán se ha roto, y tenemos que crecer más con nuestra demanda doméstica, con nuestras políticas fiscales, inversiones... Eso no quiere decir que no tenga consecuencias. Con un euro débil importamos inflación desde el extranjero. En HSBC estimamos que la senda de depreciación del euro podría seguir en los próximos meses hasta un tipo de cambio de 0,99 dólares por euro, porque hay un diferencial muy claro en la política monetaria.
P. ¿Dónde ven el suelo de los tipos en la zona euro?
R. Nuestras estimaciones son desde hace tiempo que el BCE reducirá tipos hasta abril, dejándolos en el 2,25%. Hasta ahí iremos en piloto automático. No habrá discusión antes. Lo que es interesante y sorprendente a la vez es que aunque hay 25 miembros en el consejo, la variedad de visiones sobre el tipo neutral es bastante limitada. Joachim Nagel, del Bundesbank, apuesta por el 2,25%, y Fabio Panetta, gobernador del Banco de Italia, por el 1,75%, pero la distancia es poca si se compara con el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales. Los riesgos, ahora que parece que EE UU va a imponer aranceles a la UE, hacen que la reacción del BCE pueda ser finalmente más paloma, con otros dos recortes adicionales hasta junio, dejando los tipos en el 1,75%. El discurso del BCE ha sido muy claro: les preocupa más el riesgo que supone la guerra comercial para el crecimiento a medio plazo, que el que supone para la inflación a corto.
P. Pese a los aranceles con que amenaza Trump, las Bolsas europeas están en máximos.
R. Hay un elemento de divisa. Algunas empresas exportadoras se benefician de un euro más débil. También hay un elemento de incertidumbre, porque no se entiende bien qué quiere decir Trump con los aranceles recíprocos que propone. Está utilizando los aranceles como una amenaza, como hizo con Canadá y México. Y de esto también pueden salir cosas positivas: por ejemplo, si Europa se compromete a aumentar el gasto militar para evitar los aranceles, promovería el crecimiento. Sin embargo, si finalmente se aplican aranceles, el impacto será negativo. Hemos calculado que un arancel del 10% hacia los productos europeos reduciría el crecimiento un 0,3%. Los mercados se están beneficiando de que la reacción del BCE es muy clara: está diciendo que si hay aranceles reducirá un poco más los tipos de interés. Si no fuera así y el BCE empezara a dudar y hablara de parar antes los recortes, o incluso de subir tipos por una inflación más elevada, entonces la reacción del mercado sería distinta.
P. Alemania ha sido tradicionalmente el motor de Europa. ¿Espera que las elecciones contribuyan a dejar atrás la crisis?
R. Adelantar las elecciones ha sido un acierto, porque se reduce el periodo de incertidumbre, y deberíamos tener un gobierno en la segunda parte del año. Quizá se tarden unos meses, porque va a ser un parlamento muy dividido. Alemania ya estaba en campaña electoral, tenía un gobierno muy ineficaz y el nuevo ejecutivo puede ser beneficioso, porque se está hablando de cambiar el límite fiscal doméstico para tener unas políticas más expansivas, aunque hay cosas que se pueden hacer sin cambiarlo, como aumentar el gasto militar o apoyar a las empresas con los costes de la energía… Las compañías alemanas pagan casi el doble en energía que las españolas. Además está la dimensión europea. Tendremos unos debates muy importantes a partir de la mitad del año, sobre todo la negociación de los presupuestos europeos 2028-2034, la capacidad de invertir y gastar más en la transición energética, la digitalización y el gasto militar. Es muy importante tener un gobierno alemán que pueda sentarse a la mesa y negociar.

P. ¿El mayor gasto militar implicará sacrificios en otros ámbitos?
R. Puede ocurrir en países con capacidad fiscal limitada como Francia, o también España, que necesita reducir su déficit. Y no vamos a volver a tipos negativos, lo que implica que se va a gastar más dinero en intereses de la deuda, pero hay un modo de solucionar todo esto: mirar hacia los fondos europeos. Los fondos estructurales de los presupuestos 2021-2027 suman casi 500.000 millones, y los datos indican que se han gastado solo 18.000 millones. Hay mucho dinero que se podría gastar sin poner presión sobre los países y sus fundamentales fiscales, por ejemplo, cambiando un poco las reglas para permitir a los países tener más gasto militar financiado con fondos europeos. Hay más soluciones, por ejemplo, el MEDE, el mecanismo europeo de estabilidad, tiene una capacidad de financiación de 500.000 millones, de los que en este momento solo se están utilizando unos 70.000 millones para Grecia. Es una capacidad de financiación que se podría usar para gasto militar o para la reconstrucción de Ucrania.
P. Los países del Sur de Europa están yendo mejor que el resto. ¿Por qué?
R. Hay factores cíclicos. No podemos olvidar que han recibido ayudas del plan de recuperación. Aunque no se ha gastado mucho, seguramente ha ayudado a reducir la presión sobre las primas de riesgo y el coste de la emisión de la deuda pública doméstica. Eso es una ayuda muy importante para reducir el riesgo de que se repita la crisis de deuda que tuvimos en 2012 y 2013, y ha evitado recortes fiscales en estos países. Ahora queda mucho dinero que se podría gastar, y si la UE finalmente prolonga estos fondos hasta 2027, debería hacer que estos países tuvieran un crecimiento por encima del promedio europeo.
P. ¿Y algún elemento estructural?
R. También. Estos países han hecho los ajustes que tenían que hacer en costes laborales, competitividad, política fiscal... Venían de déficits externos muy altos y ahora tienen superávits. Otro elemento es la rotación consumo de los bienes hacia los servicios. En estos países el crecimiento está mas ligado a los servicios, y esto está ayudando. El turismo sigue portándose muy bien, con un alargamiento de la campaña a los meses de invierno. Otro factor estructural es el cambio climático. Se benefician más de la transición energética y el auge de las renovables, por eso la energía es más barata en España que en Alemania. Eso está propiciando un desacople, con los PMI en España comportándose bien y en Alemania muy bajos. Hay una deslocalización de empresas alemanas hacia España.
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