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La inminente llegada de Trump castiga los mercados chinos: el cambio frente al dólar marca mínimos y la Bolsa cae con fuerza

La amenaza de nuevos aranceles agrava la desconfianza entre los inversores, mientras el banco central se compromete a mantener la estabilidad cambiaria

Paneles electrónicos de las Bolsas de Shanghai y Shenzhen en el distrito financiero de Shanghai, China.
Paneles electrónicos de las Bolsas de Shanghai y Shenzhen en el distrito financiero de Shanghai, China.Aly Song (REUTERS)
Guillermo Abril

Las finanzas de China llevan un principio de año complicado. Con Donald Trump asomando ya pletórico de intenciones, con la guadaña de los aranceles en la mano, el yuan chino ha caído esta semana a su peor cotización frente al dólar estadounidense en 16 meses; a esto se suman nuevos agujeros en la Bolsa del gigante asiático, que protagonizó ya un final de 2024 ajetreado, con una subida meteórica primero, seguida de una montaña rusa de compras y ventas que bailaba al ritmo de los anuncios oficiales de estímulo Pekín y los rumores insatisfechos sobre posibles medidas para dinamizar la economía.

El índice CSI 300 de referencia en China acumuló en los primeros días de este 2025 una bajada superior al 4%, aunque desde entonces ha logrado estabilizar ligeramente la tendencia. Las noticias no son terribles, pero sí poco halagüeñas, y muestran las carencias de confianza entre los inversores cuando se prevé que en apenas una semana la República Popular publique sus datos anuales de crecimiento del PIB (el Gobierno chino espera cumplir con el objetivo fijado de “en torno al 5%” para el 2024), que dejarán constancia de un año plagado de obstáculos. La dura cuesta de enero en las cifras económicas son el reflejo de la incertidumbre que asola a la segunda economía del planeta ante la transición en la Casa Blanca. Numerosos analistas consideran que Pekín no ha desplegado aún su arsenal completo de herramientas de revitalización, manteniéndose a la espera de las primeras andanadas del multimillonario.

El magnate convertido en presidente ya amenazó durante la campaña con golpear a China con una nueva tanda de tarifas a las importaciones de sus manufacturas; una vez elegido, en diciembre, prometió que en su primer día de mandato, que arranca el 20 de enero, prevé gravar con un 10% adicional los productos de la gran fábrica del planeta. Sus anuncios expansionistas sobre Groenlandia, Canadá o Panamá, también han tenido como trasfondo la gran pugna económica con el país comunista. Los augurios de una previsible guerra comercial 2.0, similar a la misma que ya inició Trump contra China en 2018, flotan en el ambiente.

Evolución del índice CSI 300 desde septiembre de 2024

En ese contexto, el renminbi, la divisa china, cayó el miércoles un 0,1% hasta tocar los 7,33 yuanes frente al dólar, un mínimo desde septiembre de 2023 en la cotización onshore, la negociada en los mercados chinos. El zarpazo ha obligado al Banco Popular de China (BPC, el banco central) a remangarse, a medida que la divisa se debilita y se acerca hacia una zona roja para la política monetaria, el límite de su banda de fluctuación permitida frente al dólar. Es decir: la divisa china, que puede cotizar en el mercado dentro del 2% del tipo de cambio diario fijado por el BPC, se acerca al límite inferior de ese margen de fluctuación. El miércoles, el banco central fijó un tipo de referencia diario (7,1887), por encima de las proyecciones de los analistas. Una señal de su apoyo a la divisa.

Este jueves, China ha dado otro paso más al anunciar que tiene previsto lanzar el día 15 de enero una gigantesca operación de venta de bonos en Hong Kong, para ayudar a mantener el tipo de cambio. Venderá 60.000 millones de yuanes (unos 8.200 millones de dólares), la mayor operación individual de este tipo desde que comenzaron las subastas en en el territorio semiautónomo, donde las restricciones cambiarias son menores. El objetivo es reducir la liquidez y complicar las apuestas en contra del yuan. El tipo de interés interbancario a un día en la ex colonia británica llegó al 8,1% esta semana.

La autoridad monetaria ha asegurado que pretende mantener la “estabilidad básica” de la divisa. Y las medidas de apoyo sugieren que China no está dispuesta a abandonar su férreo control, a pesar de la presión ejercida por el enorme descuento en los tipos de interés respecto a Estados Unidos, las amenazas arancelarias y la atonía económica que arrastra el país. Una salida desordenada de capitales, uno de los riesgos a los que se enfrentaría el gigante asiático, podría incitar la venta en grandes cantidades de activos denominados en yuanes, y propinar otro navajazo más en una economía que no termina de funcionar al ritmo esperado.

En China, donde el Gobierno intenta controlar la opinión de los expertos y analistas para que transmitan una versión próxima a la oficial, defienden que la situación no es una falla que tenga que ver con el núcleo fundamental de las finanzas del país. El miércoles, China Daily, periódico propiedad del Estado, reproducía un editorial del diario económico chino 21st Century Business Herald en esta línea: la reciente depreciación del renminbi, aseguraba, está más bien influida por la fortaleza del dólar, en máximos desde noviembre 2022; el efecto se siente en todo el mundo, desde la zona euro a Reino Unido, pasando por toda la región asiática. “La reciente caída del tipo de cambio del RMB se debe a que las divisas mundiales están sometidas a la presión del índice del dólar, y no a un cambio en los fundamentos económicos de China”, subrayaba. “La depreciación del renminbi no es acusada, pero la incertidumbre política lo ha puesto en el punto de mira”.

Los analistas citados por la prensa internacional sí creen que la presión a la baja del renminbi refleja el temor a que los nuevos aranceles trumpianos obliguen al BPC a debilitar la moneda para compensar el golpe de las eventuales nuevas barreras a las exportaciones. Estas suponen el gran motor y el salvavidas del crecimiento en China, donde la escasa demanda interna persiste como uno de los grandes problemas estructurales. La preocupación del Gobierno chino es real. El miércoles, Pekín amplió un programa de subsidios a los consumidores que renueven sus viejos electrodomésticos, como las lavadoras, los microondas y las ollas de cocción de arroz (no hay casa china sin ella) con el objetivo de estimular el consumo.

A esto se añaden unos datos positivos de empleo y servicios en Estados Unidos, lo que es señal plausible de que la Reserva Federal pretende frenar el ritmo de los recortes de los tipos de interés en 2025; mientras, en China, tocada por las presiones deflacionistas (este mismo jueves se han publicado los datos del IPC de 2024: se mantiene en un exiguo 0,2% interanual), el Gobierno se ha visto obligado a relajar la política monetaria.

“Está claro que las autoridades no quieren que la especulación unilateral se convierta en una bola de nieve en este momento”, opina Fiona Lim, estratega de Malayan Banking en Singapur, según recoge Bloomberg. “No me sorprendería que el Banco Popular de China cediera un poco más en la fijación [de la divisa] si las amenazas de aranceles se convierten en una realidad que podría socavar el crecimiento”.

En otra clara señal de la preocupación oficial, el banco central se comprometió, durante su última reunión trimestral de política monetaria, a tomar medidas enérgicas contra la especulación.

Los analistas creen en cualquier caso que el renminbi se debilitará aún más este año, teniendo en cuenta los fundamentos económicos de China y el currículum de Trump en términos de muros comerciales. “Cuando el spot está cerca del extremo débil de la banda diaria, el miedo a la depreciación del yuan lleva al acaparamiento de divisas y a una mayor oferta de divisas al mercado por parte de los bancos estatales y el sector oficial”, aseguran los estrategas de Nomura, entre ellos Craig Chan, en una nota recogida también por Bloomberg. “Aunque parte del riesgo arancelario podría estar en el precio, seguimos creyendo que esto llevará a una ruptura al alza del dólar frente al yuan” si Trump impone aranceles adicionales del 10% a China el día de su toma de posesión. Buena parte del mundo tiene los ojos puestos en esa fecha.

Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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