Six acelera los cambios en BME con la salida de la responsable de mercados
El futuro nuevo CEO, Juan Flames, se hará cargo de la división que hasta ahora lidera Beatriz Alonso-Majagranzas
Cuatro años después de hacerse con BME, Six ha optado por remodelar la estructura directiva del operador de la Bolsa española. El próximo 15 de noviembre Juan Flames se convertirá en el nuevo consejero delegado, sustituyendo a Javier Hernani. Pero los cambios van más allá, Flames se hará cargo de la división BME Exchanges, puesto que hasta ahora recaía en Beatriz Alonso-Majagranzas, quien ha decidido marcharse de la compañía, según admiten fuentes de la misma. Su salida será efectiva el próximo 1 de diciembre.
Beatriz Alonso-Majagranzas es directora de Renta Variable, Renta Fija y Market Data de BME desde 2021, además de ser consejera de MEFF y de Sociedad de Bolsas. Hasta entonces, su trayectoria profesional se había centrado en la división de Renta Variable, donde desde 2008 ocupó los cargos de subdirectora y directora. Su salida de BME podría implicar además cambios en el comité consultivo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), donde ejerce como representante de las infraestructuras de mercado, y del grupo de trabajo consultivo del Comité Permanente de Mercados Secundarios del supervisor del mercado europeo (ESMA). También es vocal del Consejo Asesor Conjunto IEAF FEF. En el caso del comité consultivo del supervisor del mercado, la salida de Alonso-Majagranzas no es automática y requiere ciertos trámites administrativos, según el articulado de la ley del mercado de valores.
La decisión del grupo suizo Six de renovar la cúpula de BME podría implicar más cambios en el consejo de administración y en el comité de dirección del operador de la Bolsa española. En la actualidad el consejo de administración está integrado por ocho personas -entre los que seguirá Javier Hernani-, ejerciendo Jos Dijsselhof de presidente y David María Jiménez-Blanco como vicepresidente, mientras que el segundo órgano, al que compete la dirección y coordinación permanente entre las distintas áreas del negocio y de la actividad de la empresa, está formado por 11 personas, entre ellas por el consejero delegado.
La llegada a BME de Flames acaba con la tradición de que los gestores de la Bolsa española provengan de la propia casa, puesto que Hernani sustituyó a Antonio Zoido en 2019 como presidente ejecutivo de BME, aunque tras la integración con Six mantuvo su puesto de consejero delegado pero la presidencia pasó a Jos Dijsselhof. En ese momento, junio de 2020, se renovó el consejo de la empresa con la salida de nombres históricos en la Bolsa española, como Joan Hortalá y Juan Carlos Ureta, y la entrada de Daniel Schmucki y Marion Leslie en representación de Six y de Belén Romana como consejera independiente -rol que también tiene en Inditex y Banco Santander- como consejera independiente.
Flames es experto en el mercado de capitales con una extensa trayectoria internacional que hasta ahora ejercía de Vice Chairman de Mercados de Capitales en Barclays Bank Europe en Madrid, donde gestionaba derivados de tipos de interés y divisas para clientes corporativos y del sector público, además de formar parte del equipo que lidera el área de Mercado de Capitales EMEA de la entidad británica. Desde mediados de noviembre el ejecutivo se convertirá en consejero delegado de BME y director de BME Exchanges, unos cargos distintos a los que ocupa Hernani, que además de ser CEO de BME es actualmente director de la unidad de negocio de Securities Services y miembro del Consejo Ejecutivo de Six Group. Puestos estos dos últimos que mantendrá. Flames, por su parte, dependerá de Bjørn Sibbern, responsable global de Bolsas y miembro del Comité Ejecutivo del grupo helvético.
Condiciones de la opa
Según los términos de la opa de Six a BME por al que el grupo suizo desembolsó 2.800 millones de euros, la empresa aceptó mantener las operaciones en España durante 10 años, esto es, hasta 2030. Durante este tiempo, tendría que solicitar permiso al regulador del mercado español para modificar este compromiso. Según los términos concretos de la operación, el grupo helvético aceptaba “mantener en España, indefinidamente, la sede, el lugar de dirección efectiva y la capacidad operativa sustancial. En cualquier caso, se compromete a mantener estos elementos por un periodo de diez años salvo en el caso de que se produzcan cambios en las condiciones de negocio o económicas que, en opinión razonable de Six (actuando de forma diligente y prudencial) y en consulta con la CNMV, aconsejen adoptar un enfoque diferente, y con el acuerdo de CNMV (que no denegará injustificadamente)”.
Si bien Six fijó un periodo transitorio de cuatro años, ya finalizado, en el que se comprometía a mantener las marcas actuales de BME, las líneas de negocio, sedes, oficinas y estrategias en España. Entre los compromisos alcanzados, también estaba el de mantener en España al “personal y a las tecnologías necesarias para el funcionamiento en los términos previstos que resulten del procedimiento de autorización ante la CNMV y el Gobierno español”.
Cierto es que desde que Six presentara su oferta para hacerse con el operador de la Bolsa española, sus cuentas han empeorado. El año pasado se anotó unas pérdidas de 1.000 millones de euros por ajustes de valor no dinerarios en su participación en Worldline y el negocio español. En el caso de BME, tuvo que hacer frente a un deterioro de su fondo de comercio de 321,5 millones por los mayores tipos de interés y los bajos volúmenes de negociación. Entre 2021, el primer ejercicio en el que Six consolidó a BME en sus cuentas, y el año pasado, los resultados operativos de la división español se han reducido un 33%. El año pasado, la filial española se anotó unos resultados de 261 millones de euros, frente a los 291 millones de 2022 en un contexto de ausencia de salidas a Bolsa y unos volúmenes de negociación a la baja. Su cuota de mercado se ha reducido en los últimos años hasta el 57,2%, según los datos del primer semestre, mientras que plataformas de negociación alternativas como CBOE, Turquoise o Equiduct han ido tomando posiciones cada vez más relevantes.
De cara a 2025 Six deberá hacer frente a uno de los últimos capítulos de la opa de Six sobre BME. A finales del año que viene vencerá una emisión de bonos por 650 millones de euros que colocó en 2020 para refinanciar parte del préstamo puente firmado para cerrar la compra. Se trata de una emisión que recibió una elevada demanda, por unos 2.700 millones, lo que permitió fijar su rentabilidad en negativo: -0,009%, por lo que si opta por emitir nueva deuda en su lugar, la compañía lo hará a un coste más elevado dado que los tipos de interés han subido desde entonces.