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La caída del consumo complica la salida de los fondos de Goiko, La Tagliatella o Saona

La debilidad de la demanda en las grandes cadenas impide a sus inversores salir de las compañías con éxito por falta de interés comprador

Local de Goiko Grill.
Local de Goiko Grill.

“No hay mercado”. Así responde un banquero de inversión al que se están acercando diversos fondos de capital riesgo con la intención de rentabilizar la apuesta que hicieron en cadenas de restaurantes antes de la pandemia. Enseñas como Goiko, La Tagliatella o Saona sufren una digestión pesada, a la espera de conocer hasta dónde pueden rendir. Las dudas se ciernen sobre gran parte del sector de la restauración más asequible.

Los gestores de private equity consideran que ya han cumplido un ciclo inversor en estas compañías, pero en el escenario actual no están encontrando inversores dispuestos a pagar los múltiplos de valoración que les permita dar la rentabilidad prometida a sus accionistas y cobrar sus comisiones de éxito (carried interest, según la jerga sectorial). Por eso se ven forzados a alargar su participación en estos activos más allá de lo que habían previsto.

Tras superar la pandemia y la inflación desatada por la invasión de Rusia a Ucrania, el problema actual es la debilidad del consumo. “Esos restaurantes donde el cubierto cuesta alrededor de 25 euros está sufriendo” señalan fuentes financieras. “No tiene toda la clientela que quisieran” aseguran desde una firma especializada en las transacciones corporativas de este tipo de compañías. Por eso, el consejo que dan ahora mismo a los fondos que se les acercan para sondear el mercado es que no se lancen a procesos competitivos, ya que les supondrá unos costes que no darán resultado en este entorno. Además lanzar una subasta que no fructifique en una venta genera un estigma a futuro para quien pone el cartel de se vende y finalmente nadie llama a su puerta con la chequera esperada.

El último en corroborar esta situación ha sido el Banco de España. El instituto liderado ahora por José Luis Escrivá hizo hincapié a mediados de septiembre en la debilidad del consumo como uno de los principales puntos flacos de la economía española. “El comportamiento en la primera mitad del año del consumo de las familias y de la inversión sorprendió a la baja [...] esto podría condicionar la capacidad de la economía española en los próximos trimestres” aseguraba el último informe de proyecciones macroeconómicas de la entidad. “Sigue existiendo una notable incertidumbre acerca del comportamiento futuro del consumo de los hogares”, añadía.

Con este panorama, donde costes básicos como la vivienda no paran de aumentar y dejan menos espacio al ocio, los fondos siguen atascados. Desde la industria financiera señalan algunos nombres propios que podrían estar en esta situación. Creen que ya han cumplido ciclo, por ejemplo, firmas como L Catterton, que compró el 80% de Goiko Grill en 2018. Abac Capital lleva ya seis años en Avanza Food (Carl’s Jr. y Tony Roma’s, Gambrinus, Cervecería Cruz Blanca u Official Irish Pub La Chelinda, Tommy Mel’s, etc.). Miura compró ese mismo año los restaurantes Saona y el Grupo Tragaluz. En 2015, Corpfin se hizo con las cafeterías Le Fornet. Y en 2017, GPF Capital adquirió el grupo de restauración La Flauta.

Debilidad también en bolsa

La debilidad de este sector también se nota en las firmas de capital público que están en Bolsa. La acción de Amrest (dueña de La Tagliatella con franquicias de Burguer King, Pizza Hut o KFC) cotiza en mínimos históricos. La firma controlada por la gestora mexicana Finaccess por debajo de 5 euros por acción. Alsea (Fosters Hollywood, Vips, Ginos, Starbucks, Friday´s, etc.) ha retrocedido un 35% en los últimos seis meses en la bolsa de México, país de origen de la familia que controla el grupo. Su filial española, que engloba el negocio en Europa, lleva cuatro años consecutivos dando pérdidas pese al crecimiento de los ingresos.

La esperanza de la industria financiera es que la relajación de los tipos de interés -como apuntan el BCE y la Reserva Federal- anime el consumo, algo que, sin embargo, no acaba de llegar. De hecho, el INE ha registrado el mayor dato de ahorro de los últimos tres años, con una escalada del 21%, lo que refleja la contención del gasto. Y además, las noticias de la geopolítica mundial más reciente, con el epicentro de la guerra en Oriente Medio, apuntan a que los tipos puede que no bajen tan rápido. Y por si esto fuera poco, la demanda exterior se frena, tal y como vaticinó el Banco de España: Alemania prevé cerrar 2024 en recesión.

El problema para las cadenas de restauración, señala un miembro de la cúpula de una de estas empresas participadas por fondos de capital riesgo, es que de alargarse la situación pueden llegar los problemas. “Muchas de estas compañías tomaron una deuda de adquisición cara y si no venden tendrán que refinanciar o incluso si el consumo se enquista más enfrentarse a reestructuraciones”. No obstante, aunque no puedan vender por la cantidad que les gustaría, no se alarman y creen que la sangre no llegará al río.

Pero ya hay casos paradigmáticos en el sector donde ha habido problemas serios. Los fantasmas de la aventura de KKR en Telepizza, que ha acabado en una dura reestructuración, se tienen muy presentes. Mad Gourmets, principal inquilino de comidas del complejo de lujo Canalejas del centro de Madrid ha presentado concurso de acreedores voluntario ante el Juzgado de lo Mercantil n.º 12 de Madrid. Tastia, dueño de Muerde la Pasta, entró en concurso el pasado año.

Otro problema, añade un directivo de una de las cadenas en manos de los fondos, es q tras la pandemia ha crecido mucho el servicio a domicilio y los márgenes no son los mismos. Además, se ha creado una competencia muy dura (dark kitchens, locales independientes, etc.) que antes no existía. Las nuevas generaciones no consumen tanto en los establecimientos como en casa. Pese al esfuerzo de adaptarse al escenario poscovid, se encuentran con los costes fijos de mantener locales que no se llenan. Una situación que prevén estructural, al menos a corto y medio plazo. Eso sin olvidar que hay un factor emocional. Las tendencias healthy también hacen mella sobre algunas cadenas cuyos productos estrella son considerados fast food.

Eso lo están notando también los proveedores de la restauración. Bodegas Riojanas está a punto de restructurar su deuda con la banca. La compañía está sufriendo el bajón de consumo de tinto en el Horeca (siglas de hoteles, restaurantes y cafeterías). Al igual que ocurre con el servicio a domicilio, la bodega es consciente de que acarrea problemas estructurales, ya que las nuevas generaciones consumen menos vino que en el pasado.

Esta misma semana ha descarrilado la salida a bolsa de Europastry. El gigante del pan congelado y sus asesores financieros no lograron la demanda suficiente de inversores pese al respaldo de Criteria Caixa. Los dueños mexicanos de Bimbo llevan ya tres cierres de fábricas en España este año. Con este panorama, un abogado experto en operaciones de compra y venta, que también participa en este sector, no descarta que se acabe produciendo una consolidación. Es decir, que alguna de las grandes multinacionales que aglutinan diversas marcas se quede con más cadenas de restaurantes y con las sinergias de la fusión acaben saliéndole los números. El bum del turismo, por ahora, no ha sido suficiente. Los carreid interest tendrán que esperar.


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