Intel se dispara un 12% en Bolsa en dos jornadas y retoma la batalla del negocio de los chips
Logra un contrato de suministro a Amazon y otro con el departamento de defensa estadounidense
Intel se recalza las botas en plena guerra de chips para recuperar el terreno perdido ante Nvidia y otros competidores. El otrora gigante de la industria de semiconductores ha anunciado una ampliación de su acuerdo con Amazon Web Services (AWS) para producir chips que p...
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Intel se recalza las botas en plena guerra de chips para recuperar el terreno perdido ante Nvidia y otros competidores. El otrora gigante de la industria de semiconductores ha anunciado una ampliación de su acuerdo con Amazon Web Services (AWS) para producir chips que permitan usos con inteligencia artificial (IA), que implicará una inversión de 7.800 millones de dólares (unos 7.300 millones de euros). Además ha presentado un contrato con el Departamento de Defensa de EE UU de hasta 3.000 millones de dólares (2.705 millones de euros), para suministrar de microchips a la industria militar estadounidense. Unos acuerdos que han catapultado a su acción un 12,5% desde el viernes, subida que sirve para mitigar la caída del 58% que acumula en lo que va de año.
El consejero delegado de Intel, Pat Gelsinger, ha explicado en una carta a su plantilla la “difícil senda por venir” porque aún está en proceso el despido de 15.000 empleados, que fue anunciado el pasado 1 de agosto. Gelsinger se ha mostrado optimista por estos dos nuevos contratos y ha insistido, en una entrevista publicada en la CNBC, el nuevo mantra que tiene con Amazon: better together, es decir, mejor juntos. Aun así, ante su plantilla no pecó de ingenuo y sentenció que ha llegado la hora de “luchar por cada centímetro y ejecutar mejor que nunca, porque esa es la única manera de silenciar a nuestros críticos y entregar los resultados que sabemos que somos capaces de lograr”.
Intel no ha logrado sumarse en los últimos años al fuerte crecimiento del mercado de los chips, que ha situado a Nvidia entre las empresas más valiosas del mundo. En los últimos cinco años su valor en Bolsa se ha reducido en un 62% hasta situarse cerca de los 92.960 millones de dólares de capitalización (aproximadamente 83.608 millones de euros), muy por detrás de AMD (244.500 millones de dólares), Samsung (289.000 millones), TSMC (865.500 millones) y del gigante de los chips, Nvidia (2,9 billones).
En Citi consideran que estos nuevos contratos no impactarán de manera extraordinaria las cuentas de Intel. Según estos analistas, el acuerdo con AWS para suministrar chips Xeon personalizados y producir un chip de tejido AI no es una verdadera victoria, ya que Intel ya los fabrica y solo supondrá su personalización, lo que “podría resultar en un producto de menor margen de ganancia”. También destacan que el contrato con el gobierno de los Estados Unidos no será efectivo inmediatamente, sino que se distribuirá a lo largo de varios años.
Salvar al soldado Intel
Intel vivió el peor día de la historia en Bolsa el jueves 1 de agosto. Los resultados de la primera mitad del año -registró unos ingresos de 12.800 millones en el segundo trimestre de este año, un 1% menos que un año antes- fueron tomados con cautela por inversores y analistas ante unas perspectivas poco optimistas para el futuro, justificadas especialmente por los problemas en algunos de sus modelos de CPU y un plan de despidos del 15% de la plantilla. El resultado fue un desplome de su acción del 26% en esa jornada, su mayor caída desde 1982.
Intel no ha seguido el paso de los otros competidores del sector, pero ahora espera capitalizar lo que se ve como una luz al final del túnel. La carrera por mitigar la dependencia de los chips chinos se ha acelerado. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han puesto en marcha nuevas iniciativas para frenar este predominio. EE UU destinará 52.000 millones de dólares a la construcción y ampliación de plantas de semiconductores, mientras que Bruselas quiere movilizar más de 43.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas. Unas medidas que buscan hacer frente a la creciente demanda de semiconductores en diversas industrias, desde la automotriz hasta la tecnológica. La pandemia de la covid y las tensiones geopolíticas han mostrado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales e impulsado a los países a asegurar la capacidad de producción interna.