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El gas escala un 72% desde mínimos y alienta nuevas subidas del precio de la electricidad

El temor a que se interrumpa parte del flujo ruso hacia Europa por la incursión ucraniana en Kursk empuja al alza las tarifas, que todavía se mueven en niveles lejanos al pico alcanzado al comienzo de la invasión de Ucrania

Un trabajador de Gazprom camina en las instalaciones de gas de Sudzha, cerca de la frontera con Ucrania.
Un trabajador de Gazprom camina en las instalaciones de gas de Sudzha, cerca de la frontera con Ucrania.Denis Sinyakov (REUTERS)
Álvaro Sánchez

Las informaciones, como suele suceder en zonas de guerra, son confusas y difícilmente verificables, pero la incursión de tropas ucranias en la región rusa de Kursk, donde controlan 28 localidades y han avanzado una docena de kilómetros, ha bastado para despertar los precios del gas natural, que se disparan un 72% desde sus mínimos anuales del 22 de febrero. El motivo detrás de parte de ese encarecimiento hasta los 40 euros por megavatio hora (MWh), máximos desde diciembre, es la presencia en la zona de instalaciones que surten la mitad de todo el gas que llega a Europa desde Rusia, en torno a 14.650 millones de metros cúbicos.

El gas, en máximos de 2024

En ningún momento se ha conocido perturbación alguna en ese flujo: Gazprom, dueña de la infraestructura, asegura que todo funciona con normalidad, y fuentes de ambos bandos han asegurado a Bloomberg que, pese a los combates cercanos, no pretenden cortar el tránsito de gas. Sin embargo, la mera amenaza de que suceda ha movido al alza el índice holandés TTF, la referencia europea, con un repunte del 14% desde que empezaran las hostilidades hace una semana, y la incertidumbre provocó un aumento de la negociación de opciones en los mercados de un 71% la semana pasada respecto al mismo periodo del año anterior, según datos de Intercontinental Exchange. Eso indica que crecen las expectativas de que continúen las subidas en su cotización y que los inversores quieren cubrirse ante estas posibles alzas. Los países más afectados por una potencial interrupción están tomando medidas: Moldavia ha declarado la alerta energética, al no descartar una potencial suspensión del suministro, y Austria habla de un “riesgo enorme” de parón repentino. Hungría y Eslovaquia también estarían entre las más perjudicadas.

Cuando los precios suben, lo hacen porque los operadores descuentan más problemas de abastecimiento tanto en el presente como en el futuro. Pero pese al incremento, el gas se mueve muy lejos del pico alcanzado poco después de la invasión rusa, en agosto de 2022, cuando llegó a superar los 300 euros por megavatio hora. Tampoco supera los 50 euros a los que cotizaba por estas fechas el año pasado. Y está solo ligeramente por encima de su banda habitual de fluctuación: según datos del Consejo Europeo, durante los diez años previos a la guerra el precio medio del gas se situó entre los cinco y los 35 euros MWh.

Las tensiones en la cotización del gas, alimentadas por el nuevo escenario en Ucrania y el nuevo frente de guerra en Oriente Medio, llegan en un contexto de subidas de los precios de la electricidad en Europa por el mayor consumo ligado a las altas temperaturas veraniegas, y podrían seguir engordando la factura de la luz. Uno de los cortafuegos que a priori deberían servir para contener un empeoramiento de la crisis, especialmente de cara a la temporada de calefacciones, es el hecho de que las reservas son muy altas, del 86% a fecha de 5 de agosto.

Compras europeas a Rusia

Europa sigue consumiendo gas ruso, pero ha reducido con fuerza su dependencia: según el Consejo Europeo, las importaciones de gasoductos rusos hacia la UE han caído desde suponer el 40% en 2021 a solo el 8% en 2023, y si se le suman las importaciones rusas de gas natural licuado (que se transporta en buques metaneros), suma menos del 15% de las importaciones europeas.

Estados Unidos (casi el 50%, el triple que en 2021) y Noruega (cerca del 30%) fueron los principales proveedores de la UE en 2023, por delante de países del norte de África como Argelia, y de otros como el Reino Unido y Qatar. Los mayores importadores de gas en la UE son Francia, España, Países Bajos, Bélgica e Italia. Además, como explica en el banco suizo UBS en un reciente informe, ha diversificado sus fuentes de energía. “Europa ha demostrado ser experta en reducir el uso de gas en los últimos años. La fuerte generación renovable y los cambios en el modo de consumir han llevado la demanda un 15-20% abajo frente a niveles de 2021″, calcula. El objetivo de la UE es dejar de comprar hidrocarburos a Rusia en 2027, pero no está claro que vaya a ser factible.

La competencia con China por hacerse con los cargamentos, y los trabajos de mantenimiento de los gasoductos noruegos, programados para finales de agosto y septiembre, son otros de los factores que pueden causar encarecimientos a corto plazo. Ampliando el foco, los analistas de ING Think auguran un ciclo de precios bajos debido al aumento de la oferta de suministro de gas natural licuado: esperan que exista superávit ya en 2025, y que este se mantenga durante el resto de la década, “lo que debería hacer que los precios globales bajen en el largo plazo”.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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