La medida de inflación preferida por la Reserva Federal se mantuvo en el 2,7% en abril
El dato cumple las expectativas y da un respiro a los inversores que esperan rebajas de tipos
La inflación se ha convertido en el dolor de cabeza de la economía estadounidense. En el último tramo de 2023 parecía que iba camino del objetivo de estabilidad de precios del 2%, pero las sorpresas negativas del primer trimestre han alejado las rebajas de tipos que la Reserva Federal pensaba empezar a acometer. Este viernes, los inversores han respirado aliviados con la publicación del último dato de precios que quedaba por conocerse antes de la reunión del comité de política monetaria de la Reserva Federal de los próximos 11 y 12 de junio. Se trata del índice de precios del gasto personal (PCE), un deflactor del consumo privado que es el indicador preferido por la Fed. La cifra ha cumplido las previsiones y se ha mantenido en el 2,7% de marzo, conteniendo el deterioro de los meses pasados.
El informe publicado por la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés), dependiente del Departamento de Comercio, muestra que la inflación general aumentó un 0,3% de marzo a abril, igual que el mes anterior, y un 2,7% respecto al año anterior, también igual que en marzo. Por su parte, la inflación subyacente, que excluye los costes volátiles de los alimentos y la energía subió un 0,2% de marzo a abril, por debajo del 0,3% del mes anterior. La tasa interanual se mantuvo en el 2,8%. La Reserva Federal presta especial atención a la inflación de los servicios, excluidos la vivienda y la energía, que tiende a enquistarse más. Según la BEA, este indicador aumentó un 0,3% en abril, tras haber subido un 0,4% en marzo.
Son pequeñas buenas noticias en la batalla contra la inflación que ha llevado al presidente de la Fed, Jerome Powell, a subir los tipos de interés a su nivel más alto en 23 años, en la horquilla del 5,25%-5,5%. En general, tanto los datos de empleo como el Libro Beige de la Fed publicado el miércoles y las estimaciones de crecimiento el primer trimestre conocidas este jueves muestran que, aunque la economía sigue creciendo, se está enfriando algo. Eso debería ayudar en la lucha contra la inflación.
Los tipos de interés más altos en 23 años están haciendo mella en el crecimiento. Aun así, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha advertido de que no empezará a bajar los tipos hasta que el banco central tenga una mayor confianza en que la inflación se dirige de forma sostenible hacia el objetivo de estabilidad de precios del 2%.
El mercado espera las pistas que den los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal tras la reunión del próximo 12 de junio, en la que actualizarán sus pronósticos sobre cuál será la política monetaria adecuada a seguir. Las previsiones de marzo, que aún apuntaban a tres recortes de 0,25 puntos hasta fin de año, son ya papel mojado y los inversores creen que habrá una o como máximo dos rebajas de tipos hasta diciembre. Las apuestas del mercado están divididas sobre si puede haber un primer recorte en septiembre.
Los inversores dan algo más de probabilidad a ese recorte tras los datos de esta semana, incluido el de inflación PCE. El mercado ha reaccionado con caídas en la rentabilidad de los bonos y subidas de la Bolsa a su publicación.
El banco central mira con más atención al indicador de inflación PCE que al índice de precios al consumo (IPC). El índice PCE trata de tener en cuenta los cambios en la forma de comprar de la gente cuando la inflación aumenta. Puede reflejar, por ejemplo, cuando los consumidores cambian las marcas más caras por otras más baratas. En general, el índice PCE tiende a mostrar una tasa de inflación más baja que el IPC, en parte porque los alquileres tienen el doble de peso en el IPC.
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