¿Qué es el ‘halving’ del bitcoin, cuando será y por qué puede disparar la cotización de la moneda?

La principal criptodivisa sube un 50% en lo que va del año y busca repetir el alza de 2020 con ayuda de los fondos cotizados

Representación de un bitcoinDado Ruvic (REUTERS)

Las criptomonedas y los yacimientos de minerales preciosos parecen tener poco que ver. Estos dos mundos alejados están más cerca de lo que parecen, al menos en términos metafóricos, en la criptoesfera. Con el halving de bitcoin previsto para mediados de esta semana, se multiplican las menciones al minado de cadenas, así como el rol de los mineros para que el ecosistema bitcoin continúe funcionando. Esta parte “invisible”, que hace posible la emisión de nuevos tokens, reducirá a la mitad sus beneficios, algo que ya ha sucedido anteriormente en tres ocasiones, en 2012, 2016 y 2020. Esto no significa que el precio de la criptodivisa caiga de igual manera: el mercado espera que, al reducirse la oferta, lógicamente, aumente la demanda y también su cotización, que acumula una subida del 50% en lo que va del año.

Con el precio de la principal criptomoneda ya disparado por encima de los 65.000 euros y en plena efervescencia gracias al éxito de los fondos cotizados, estas son algunas claves para entender mejor este nuevo hito de un sector que busca dejar atrás un largo invierno.

¿Qué es?

El halving, o reducción a la mitad en inglés, tiene lugar como consecuencia de la tecnología blockchain que está detrás del bitcoin. Para crear una nueva moneda, el sistema precisa de ordenadores, o mineros, que verifiquen las transacciones. Estos usuarios reciben beneficios: una cantidad determinada de monedas digitales. Así, los participantes en esta actividad perciben desde 2020 6,25 bitcoin por cada 210.000 bloques de la red verificados, y a partir de ahora recibirán la mitad: 3,125 BTC.

“Es un mecanismo que intenta copiar lo que sucede con un yacimiento único de un mineral precioso”, apunta Mireya Fernández, líder del exchange Bitpanda para el sur de Europa. “Al principio, todo es confusión, por lo que se paga mejor a los primeros mineros. Después, con el paso del tiempo, hay cada vez menos mineral disponible, se va minando menos y el precio del producto puede aumentar”, apunta.

La reducción de la recompensa a los mineros es intrínseca a la oferta y demanda del bitcoin. A pesar de que el bitcoin es dinero digital, no se puede crear infinitamente, y la escasez verificable es fundamental en su propuesta de valor, algo que lo hace apetecible en mercados fuertemente inflacionarios como Argentina o Nigeria. La criptomoneda está ideada para un número finito: como máximo habrá 21 millones de tokens.

¿Por qué es importante?

Todos los expertos consultados coinciden en que el sector se encamina a un momento de consolidación y maduración, impulsado por los nuevos productos de inversión y la entrada de los grandes jugadores institucionales. “Particularmente el bitcoin vive un nuevo bum impulsado por los avances en materia regulatoria y de acceso al mercado”, apunta Guido Lonetti, jefe de producto en el banco digital N26.

Este contexto de buenas noticias, después de un periodo caracterizado por los casos de fraudes y la caída en los precios de todas las monedas digitales, hace que cualquier novedad sea más inquietante. Como en cualquier otro activo de inversión, cualquier novedad puede generar una fuerte entrada o salida de capitales pero, en este caso, la naturaleza volátil del bitcoin no hace más que agravar esta tendencia.

“Es un error estar demasiado pendiente”, apunta Jorge Soriano, responsable de la plataforma Criptan. “El calendario de emisión de bitcoin es conocido desde el principio. Las características y propiedades de la moneda van mucho más allá de este hito puntual”, resalta.


¿Cómo afecta a los inversores?

Históricamente este hito ha servido para generar expectación. Los inversores del bitcoin suelen recibir esta fecha con entusiasmo, lo que aumenta la conversación al respecto, así como los flujos de ingresos de capital al mundo cripto. “La comunidad lo vive como una Nochevieja y espera que haya cambios en el precio”, apunta Fernández, aunque desliza que el usuario ya tiene experiencia acumulada de todos estos años. Se trata, afirma, de una comunidad más madura, con más criterio y también más capital.

Sin embargo, el fuerte aumento de las expectativas también puede dar lugar más estafas y fraudes, sostiene Lonetti. “El entusiasmo por el mundo de las criptomonedas no se les escapa a los cibercriminales, que siempre están ideando nuevas formas de delinquir. Los fraudes habituales relacionados con las criptomonedas pueden ir desde las estafas piramidales o las páginas web falsas hasta el apoyo falso de famosos o la inflación del precio de una criptomoneda desconocida”. Desde la entidad, que en febrero habilitó la opción de invertir en activos digitales para sus clientes en España, recomiendan “desconfiar de supuestas oportunidades que garanticen ganancias, tengan un exceso de marketing, carezcan de documentación técnica u ofrezcan dinero gratis”

¿Qué impacto puede tener en el precio?

Esta es la verdadera pregunta que se hace la comunidad, que tira de los datos históricos para esperar una fuerte subida. En 2012 y 2016, la reducción de los beneficios provocó un aumento de la cotización de casi un 10.000%. Por ejemplo, antes del halving que se produjo en noviembre de 2012, la moneda cotizaba levemente por encima de los 10 dólares. Solo cinco meses después, en abril de 2013, superaba los 200 dólares. Esta tendencia al alza continuó hasta finales de ese año, cuando superó por primera vez los 1.000 dólares.

De cualquier manera, la subida parece haberse moderado mucho en 2020, cuando la moneda solo ganó un 400%, aunque en medio de un contexto marcado por la crisis sanitaria, la falta de regulación y los tipos de interés en mínimos históricos. “No estamos con la fiebre de hace unos años, pero sí somos optimistas con lo que pueda pasar”, resume Fernández.

Las voces más escépticas del mercado señalan que, aunque hay correlación, no existe causalidad entre este hito tecnológico y un aumento de precios. Esto desanima a las voces más optimistas, que en foros especializados fantasean con que el valor de la moneda se dispare por encima de los 435.000 dólares hacia finales de 2024. “Obviamente, sucesos pasados no garantizan sucesos futuros”, sentencia Soriano. Desde Julius Baer, Manuel Villegas, analista de activos digitales, estima que la reducción a la mitad podría servir de catalizador para un nuevo ciclo de crecimiento en el mercado de los criptoactivos”.

¿Tendrá algún efecto en los ETF?

Los analistas subrayan que los efectos serán, como mínimo, cruzados. El interés de los inversores por acceder al bitcoin a través de los fondos cotizados puede aumentar si la cotización se dispara o si se eleva el FOMO —en español, miedo a perderse algo— ante múltiples noticias de altos retornos de inversión en un entorno más seguro y regulado. Al mismo tiempo, la existencia de estos vehículos de inversión genera que la cotización del criptoactivo no sea tan volátil como en anteriores oportunidades, especialmente dado la participación de actores institucionales que, de momento, no parecen tan preocupados por la volatilidad.

El halving también podría impactar sobre las carteras de inversión de manera indirecta. Además de los ETF de bitcoin, existen en el mercado estadounidense una serie de fondos relacionados a la industria cripto. Por ejemplo, el Valkyrie Bitcoin Miners ETF (WGMI) invierte en compañías que se dedican a minar esta divisa digital, y era hasta hace poco una forma de ganar exposición al mundo cripto en la Bolsa. En un entorno más competitivo entre mineros, los más pequeños podrían desaparecer, lo que beneficiaría a este fondo, por ejemplo.

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¿Qué otros factores impactan en este contexto?

El mercado está atento a dos noticias relacionadas. Por un lado, el éxito de las grandes gestoras en la promoción de los fondos cotizados de bitcoin lanzados en enero de este año. Es importante recordar que Larry Fink, director ejecutivo del gigante BlackRock, calificó al bitcoin en 2017 como un “índice de lavado de dinero” y hoy es un gran creyente en la criptodivisa. El fondo bitcoin iShares ―la enseña de BlackRock de ETF― administra más de 16.000 millones de dólares, casi un 30% del capital total en estos vehículos de inversión.

Por parte de BlackRock también puede llegar una nueva novedad: la aprobación de ETF de Ether, la segunda criptomoneda detrás del bitcoin. La gestora de Fink es una de las muchas compañías que han solicitado al regulador estadounidense su visto bueno a este tipo de fondo. Si bien no se prevé un frenesí como el generado durante esta primera parte del año, sí permitiría confirmar un giro por parte de las autoridades que, si bien siguen desconfiando de los criptoactivos, buscan al menos establecer un entorno regulatorio más claro.

Por último, también será relevante lo que suceda a nivel de política monetaria tanto en Estados Unidos como en Europa. Una posible reducción de los tipos de interés en una o en las dos orillas del océano Atlántico aumentaría el interés en alternativas de inversión más riesgosas, como las criptomonedas.


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