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Cuando las ideas de inversión llegan de Youtube: cómo distinguir el grano de la paja

Los brókers recurren a ‘influencers’ para atraer al público joven pero la CNMV quiere poner coto a esta práctica

Adrián Sáenz, principal divulgador de finanzas personales en el mundo hispanohablante. Imagen de su canal de Youtube.
Adrián Sáenz, principal divulgador de finanzas personales en el mundo hispanohablante. Imagen de su canal de Youtube.
Miguel Moreno Mendieta

Matthias Baccino está eufórico. Es una mañana de inicios de primavera y el sol brilla radiante en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde tiene su oficina española el bróker alemán Trade Republic. Su entusiasmo se explica por las cifras de crecimiento de la compañía, en la que tiene un puesto como jefe de desarrollo de negocio. Están abriendo más de 100.000 nuevas cuentas de inversión al mes. “Es una auténtica revolución”, asegura, sin poder desglosar los datos del crecimiento en España. El grupo fundado en 2015 intermedia ya activos por más de 35.000 millones de euros y tiene cuatro millones de clientes. ¿El secreto de su éxito? Un público joven ansioso por invertir. Y las redes sociales.

Baccino explica que en toda Europa trabajan con más de 150 influencers especializados en finanzas. Personajes con muchos seguidores en Youtube, TikTok o Instagram y que tienen un gran poder de prescripción entre los inversores nóveles. “Uno de nuestros principales fichajes en España ha sido Adrián Sáenz”, reconoce. Del corazón de Madrid la historia vuela hasta el Principado de Andorra. Allí es donde ha fijado su residencia Adrián Sáenz, un veinteañero barcelonés, con dos millones y medios de seguidores en Youtube. El vídeo donde explica cómo contratar fondos cotizados en la aplicación de Trade Republic tiene ya 72.000 visualizaciones, y eso que se subió hace solo unos días. Muchos de quienes lo han visto se convertirán en clientes.

“Tener estos acuerdos con ‘influencers’ es lo que nos permite conectar con toda una generación que está cansada de los bancos, de que les engañen, de que les cobren comisiones excesivas, y que quiere llegar a la inversión de una forma mucho más directa”, enfatiza Baccino.

El problema con este tipo de estrategias de marketing es que estos youtubers, conocidos como fininfluencers (’influencers’ financieros) recomiendan todo tipo de negocios. Desde cómo invertir en criptomonedas a cómo hacer dinero minando dinero electrónico, “jugando” con aplicaciones o haciendo dropshipping (siendo un intermediario del comercio electrónico). Eso sí, siempre parece que los ingresos se consiguen de forma fácil, rápida y casi automática. Los titulares de los vídeos son muy sensacionalistas: “Cómo ganar 100 euros al día sin hacer nada”; “cómo ingresar 4.500 euros al mes”; “así gané mi primer millón”. Irresistibles para una juventud precarizada y deseosa de alcanzar su independencia financiera.

En la última década ha surgido toda una hornada de personajes que se han hecho populares en Youtube, Instagram y otras redes sociales contando cómo invierten y cómo consiguen dinero. La variedad es enorme. Desde perfiles como Adrián Sáenz, más autodidactas; hasta figuras del mercado que se lanzan a la arena digital, como Pablo Gil (250.000 seguidores en Youtube), que trabajó para Santander y BBVA y ahora es prescriptor del bróker IG, pasando por Alejandro Estebaranz, cuyo canal de Youtube, El Arte de Invertir, tiene casi un millón de seguidores, y que se dedica a dar cursos online y gestionar el fondo de inversión True Value.

Estebaranz reconoce, en conversación telefónica, que “hay mucha variedad entre quienes explicamos cuestiones financieras en Youtube”. En su caso, desde los orígenes ha tratado de priorizar el aspecto didáctico y ser muy muy prudente en las afirmaciones que hace. “Yo he creado una comunidad a la que quiero cuidar y a la que no puedo contar cualquier milonga”. En su caso, además, dio el paso más trascendente de convertir las ideas de inversión en un fondo. Pasar de las musas al teatro, para poner en práctica y contrastar en los mercados financieros sus tesis de Youtube. Su fondo, True Value, ha logrado un retorno medio anual del 7% en la última década y acumula un patrimonio de 90 millones de euros, aunque lleva unos años de capa caída.

Alejandro Estebaranz reconoce que constantemente recibe propuestas por parte de brókers y de plataformas de trading de criptomonedas para convertirse en prescriptor. “A veces me han ofrecido mucho dinero, pero es que en algunos casos las iniciativas se parecen más a un esquema piramidal que a una auténtica propuesta de inversión”, subraya.

El supervisor

El auge de los prescriptores financieros en redes sociales ha hecho saltar las alarmas de los supervisores financieros. Sobre todo después de que quebrara la plataforma de intercambio de monedas virtuales FTX, que había crecido mucho gracias a los influencers. De hecho, la Security and Exchange Comision de Estados Unidos llegó a multar a Kim Kardashian por promocionar una criptomoneda.

El consejero delegado de una sociedad de valores española, que ha trabajado mucho con youtubers, recuerda que la CNMV ya llevaba varios años detrás de este asunto, pero cuando en EE UU se pusieron más serios “ha sido cuando aquí han empezado a pedirnos más y más información sobre la relación que teníamos con estas personas”.

La pretensión inicial de la Comisión Nacional del Mercado de Valores era que quienes promocionaran una determinada firma de inversión en redes sociales tuvieran que ser agentes de la misma. Ante la dificultad de llevar a cabo esta medida, “la CNMV nos ha exigido que cuando un ‘influencer’ hable de nuestro producto tiene que ser de una forma muy aséptica y objetiva, lo cual es un poco absurdo porque nosotros le estamos pagando por promocionarnos”.

Poco a poco, algunas de las nuevas empresas financieras se han ido alejando de esta figura porque, además, el supervisor les exige que sean los anunciantes quienes controlan que el mensaje que cuelgan en redes sociales cumple con las directrices. “Es demasiado complicado para nosotros, así que estamos yendo a promocionarnos con comparadores y plataformas como Rankia, Finect o Helpmycash”, reconoce.

¿Y qué han hecho los finfluencers? Pues ir aumentando el rango de los productos que promocionan: comprar pisos para alquilarlos, enseñar a utilizar la inteligencia artificial para ganar dinero... Para un neófito que se acerca al mundo de la inversión desde las redes sociales la clave es detectar cuándo las propuestas son demasiado golosas o demasiado incomprensibles.

Un buen ejemplo de esta reconversión es Carlos Galán, un joven youtuber que se dio a conocer con un libro llamado Independízate de Papá Estado. Cuando empezó a ganar popularidad recomendaba ahorrar para la jubilación por medio de carteras de fondos cotizados de bajo coste. Unos años después, centra sus vídeos exclusivamente en la inversión inmobiliaria: comprar pisos baratos en barrios obreros, con hipoteca, para reformarlos y alquilarlos, uno tras otro.

Otra fuente de ingresos para muchos de estos influencers son los cursos de invertir en Bolsa. Ahora bien, muchos de estos supuestos gurús bursátiles “ganan dinero sobre todo con los cursos y derivando a usuarios a plataformas de compraventa de acciones, que les pagan”, explica Luis Ángel Hernández, responsable de Bolsa y formación de la plataforma Rankia.

En este nuevo panorama, los medios tradicionales cada vez importan menos a las nuevas generaciones, ávidas de vídeos cortos donde les den las claves para forrarse. ¿Quién quiere leerse un artículo de 1.000 palabras cuando hay una colorida story de Instagram o un short de Youtube que te lo resume? Ahora bien, “el mundo de la inversión es complejo, requiere de conocimientos y paciencia, no hay soluciones mágicas. Si te las proponen, mejor salir huyendo”, resume Estebaranz.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.
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