La fiebre de la inteligencia artificial lleva a Supermicro al S&P 500 tras revalorizarse un 1.000% en un año
La compañía se estrena en el índice estadounidense en sustitución de Whirlpool, con caídas del 6,38%
La ola desatada en el mercado por la inteligencia artificial (IA) ha dejado ganadores más allá de la omnipresente Nvidia. Supermicro, un fabricante de microchips y equipos de informática, desconocido para el público en general y habitualmente lejos de los focos, ha ido creciendo en la sombra hasta convertirse en una de las 500 compañías cotizadas más grandes de Estados Unidos.
La empresa se estrena este lunes en el índice S&P 500 de Wall Street junto con la firma Deckers Outdoor, al lado de gigantes como Apple, Microsoft, Amazon, Tesla o Berkshire Hathaway y en sustitución del fabricante de electrodomésticos Whirlpool y del holding bancario Zion Bancorporation. Se trata de un debut agridulce, ya que las acciones han caído un 6,38% al cierre de la sesión. Hace apenas un año, comprar acciones de Supermicro suponía un desembolso de 98 dólares por título. Hoy han comenzado la jornada en el principal índice de Wall Street a un precio de 1.068 dólares, lo que supone que en el camino se han revalorizado cerca de un 1.000%.
El potencial de la inteligencia artificial para automatizar tareas, mejorar la toma de decisiones y manejar millones de datos con facilidad ha desatado una fiebre en el mercado que está generando un reguero de ganancias para las empresas punteras del sector. Pero alrededor de esta industria hay empresas proveedoras que también se están beneficiando de ese apetito de los inversores. Es el caso de Supermicro. La compañía fue creada en 1993 al más puro estilo startup: tres personas (Charles Liang, Wally Liaw y Sara Liu) que tenían por sala de reuniones y operaciones en un garaje.
Su actividad principal no se centra en el desarrollo de la inteligencia artificial como tal ni en la creación de microchips o tarjetas gráficas. Supermicro es un proveedor de servidores para centros de datos y computación en la nube. La compañía adquiere los procesadores y con ellos desarrolla máquinas más eficientes y con mayor potencia para que sean utilizadas por los desarrolladores de IA. Su tecnología es la base a la que recurren los desarrolladores de IA para procesar los datos. En ese sentido, compite con IBM, Dell o Google Cloud, y tiene en su cadena de suministro a fabricantes de chips como Nvidia, AMD e Intel.
Se trata de una actividad que ha llamado la atención de los inversores y analistas. También valoran positivamente su estrecha relación con Nvidia, ya que es una de las compañías que primero recibe sus chips de inteligencia artificial. De hecho, las oficinas de Supermicro están a menos de 20 kilómetros de las Nvidia y de AMD.
Los ingresos de Supermicro se duplicaron en el último trimestre de 2023 y los analistas esperan que el crecimiento a doble dígito se mantenga al menos hasta septiembre de este año. En 2022 generó ingresos por 5.200 millones de dólares, en el año pasado los elevó hasta 7.100 (+36%) y las proyecciones para este ejercicio apuntan a unas ventas de 14.500 millones, lo que supondría más que duplicar la cifra de 2023. Los analistas de Bank of America estiman que la cuota de mercado de Supermicro escalará hasta el 17% en 2026 desde el 10% actual. Se trata de una compañía que ha sido rentable cada año desde su creación, hace 31 años. Y sus acciones han estado subiendo desde abril de 2022 en Bolsa.
Por dar una idea del tamaño que ha alcanzado Supermicro en los últimos 12 meses, hace un año tenía un valor en Bolsa de 5.500 millones de dólares (unos 5.000 millones de euros al cambio actual). Hoy su capitalización es de 60.000 millones de dólares (unos 55.000 millones de euros), lo que supone que es más grande que prácticamente todas las compañías del Ibex 35, solo superada por BBVA (61.000 millones), Santander (65.000 millones), Iberdrola (70.000 millones) e Inditex (140.000 millones).
El efecto de la IA en Bolsa, ¿hasta cuándo?
El bum de la inteligencia artificial ha impulsado en Bolsa a las empresas ligadas a la industria y su efecto se ha dejado notar especialmente en los índices estadounidenses. Las acciones de Microsoft suben un 54% en el último año, las de Alphabet (matriz de Google) un 48%, los títulos de IBM se anotan un 52%, los Meta se disparan un 149% y los de Nvidia un 242%. Incluso compañías más desconocidas como Palantir (+194%) también se han beneficiado del auge por la IA.
Según los expertos y analistas, esa euforia bursátil se debe a las millonarias inversiones que están desplegando las compañías en aplicaciones de inteligencia artificial. Los analistas más críticos consideran que el potencial de las grandes compañías está ya casi agotado y alertan de que las 10 firmas tecnológicas más importantes representan ya un tercio de la capitalización total del S&P 500. Otros analistas, en cambio, consideran que se trata solo del inicio de una incipiente industria que tiene un brillante futuro por delante y que a pesar de los fuertes crecimientos en Bolsa habrá rentabilidades incluso más elevadas. En ese sentido, apuntan que una de las claves del éxito para la inteligencia artificial radica en que las empresas logren lanzar aplicaciones para compañías y particulares a un precio asequible de forma que su uso se extienda y se popularice.
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