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Supermicro: la ‘Nvidia con esteroides’ despierta las dudas sobre la IA en Bolsa

El fabricante de servidores aprovecha del rally de los microchips y sube un 932% desde 2023, presa de una volatilidad extrema y ante el escepticismo de parte mercado

Las acciones de Supermicro triplican su valor en 2024 y vuelan en Bolsa
Monique Z. Vigneault

A la sombra de Nvidia hay otro ganador del bum de la inteligencia artificial: Super Micro Computer, un fabricante de microchips y equipos informáticos, que hace semanas llegó a tocar nuevos máximos tras su mejor rally en siete años. La empresa, que comenzó su actividad en 1993 y, como buena startup, lo hizo con tres personas en un garaje a las afueras de San José (California), ha visto como sus acciones se disparan un 222% en febrero y superan los 1.000 dólares por acción. Desde 2023 la subida es del 932%.

Supermicro, localizada en el corazón de Silicon Valley y creación del inmigrante taiwanés Charles Liang en 2004, se ha convertido en una acción codiciada entre los inversores que buscan hacer dinero rápido con el frenesí de la IA, pero desde un negocio diferente a los fabricantes de chips como Nvidia. Lo que Supermicro pone sobre la mesa es algo más parecido a la empresa tecnológica británica ARM: no fabrica tarjetas gráficas o procesadores, sino que los compra y desarrolla máquinas más eficientes con memoria acoplada o potentes servidores que, a su vez, vende a empresas tecnológicas. Es una empresa informática que compite contra IBM o Google Cloud, y tiene en su cadena de suministro a fabricantes de chips como Nvidia, AMD e Intel.

Los analistas valoran esta empresa, que juega en otra liga menor que los Siete Magníficos, por su modelo de negocio: casi por encargo y personalizado por el cliente. Las exigencias de cambios rápidos de la IA, la harían menos vulnerable a la escasez y las limitaciones de la cadena de suministro. Sus lazos familiares con el proveedor taiwanés Ablecom (empresa fabricante de chips fundada por el primo de Liang) tampoco le vienen mal. Así, pese su posición menor en el mercado, Bank of America ha subido recientemente el precio objetivo a 1.040 dólares por acción y la ha coronado como “una potencia en un mercado de rápido crecimiento”. Esta firma representa la encarnación más extrema de la fiebre por la IA, una ‘Nvidia con ‘esteroides’.

Los ingresos de Supermicro han estado en aumento constante en la última década, aunque no están, ni de lejos, a la altura de los pesos pesados del sector de los chips como Nvidia, que ha ganado 60.922 de dólares en el conjunto del año. Supermicro sí se ha beneficiado de la fiebre de inversores, gestores y analistas por todo lo que huele a IA. Así, el valor de la empresa se ha multiplicado por diez en las últimas décadas. El negocio también ha crecido, pero ni de lejos tan rápido: en 2017 la empresa ingresaba 2.485 millones de dólares, ganó 68 y valía 1.200 millones de dólares. En 2023 Supermicro ingresó 7.123 millones (alza del 37% sobre 2022) y ganó 642. Pero la capitalización de mercado se ha disparado hasta los 47.000 millones. Las previsiones para este año apuntan a duplicar ingresos, hasta situarse en los 14.500 millones de dólares (12.900 millones en euros).

De hecho, las dudas en torno a Supermicro vienen de esta extrema subida bursátil, que recuerda a los primeros días de internet. Las firmas de análisis más críticas alertan de que las valoraciones de las tecnológicas estadounidenses se acercan a los mismos niveles de la burbuja puntocom, allá por el cambio de siglo. Según comenta en un informe Dhaval Jashi, de la firma de investigación, BCA Research, “el instinto es seguir la corriente compradora”. Jashi estima que el potencial de las grandes tecnológicas está casi agotado y recuerda que las 10 firmas más importantes suponen ya un tercio de la valoración del S&P 500. Nvidia, que ha superado ya por valor en Bolsa a Alphabet, Amazon y Tesla, puede llegar a convertirse en la empresa más valiosa en EE UU, según los expertos más aguerridos. En 2000 este título pertenecía a Cisco, el gran perdedor del estallido de la burbuja puntocom, cuyo valor en Bolsa se sitúa ahora en 197.000 millones de dólares (180.000 millones de euros), un cuarto de su valor a la altura de 2000.

Otros expertos, por el contrario, opinan que la empresa depende de clientes que construyen centros de datos de pequeña escala: Google, Microsoft, Meta o Amazon Web Services diseñan y construye sus propios centros de datos. Una tendencia que se puede repetir en el caso de la inteligencia artificial, que exige inversiones de un gran volumen. Las grandes tecnológicas, de hecho, están barajando ir aún más abajo en la cadena de valor y producir sus propios chips.

No obstante, Peter Oppenheimer, jefe de estrategia global de Goldman Sachs Research, estima que el mercado no es el mismo que el que existía antes del estallido de la burbuja puntocom y descarta que el caso se repita. “Aunque estas acciones han repuntado considerablemente, no parece que están en una burbuja”, insiste. “Creemos que aún nos encontramos en las primeras fases de un nuevo ciclo que probablemente dará lugar a rendimientos superiores”. Los analistas de Barclays también coinciden en que, a diferencia de lo sucedido en la crisis de las puntocom, esta vez las valoraciones parecen estar alineadas con los fundamentales.

Fuerte volatilidad

Si el gigante Nvidia, líder del mercado y con una fuerte cartera de pedidos, está sujeto a una elevada inestabilidad ante los cambios de ánimo del mercado, los altibajos se multiplican en una empresa de menor dimensión. Tras tocar los 1.000 dólares por acción Supermicro fue duramente castigada en Bolsa, en un movimiento clásico de ida y vuelta. Wells Fargo inició la cobertura sobre el valor con un precio objetivo que implicaba una caída del 63%, si bien es la única casa de análisis que se ha salido de la opinión generalizada. El optimismo generado por los resultados de Nvidia ha revivido la acción, y los pesimistas son minoría. El 71% del consenso de analistas recogido por Bloomberg que siguen a Supermicro recomienda comprar acciones y el 21%, mantener en su cartera. Entre las firmas más positivas con el valor está Rosenblatt Securities, que predice que puede alcanzar los 1.300 dólares, una subida de los 450 dólares desde los precios actuales. Su euforia con la IA va más allá: considera que Nvidia, que cotiza a 800 dólares, llegará a 1.400.

Pero las dudas con la empresa vienen de atrás. En 2020, Bloomberg publicó que Supermicro fabricaba chips manipulados para espiar a empresas estadounidenses, una afirmación que puede poner en jaque el negocio de la empresa justo en un año de elecciones presidenciales en EE UU y en el que las relaciones comerciales con China vuelven a estar en el punto de mira. Supermicro acumula además una serie de litigios regulatorios. El más reciente, una multa de 17,5 millones de dólares (16,1 millones de euros) de la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (la SEC, por sus siglas en inglés) por ‘infracciones contables generalizadas’ y por reconocer de manera prematura sus ingresos, según el regulador.

En 2006, la empresa se declaró culpable de un delito grave tras vender más de 300 de sus placas madres a una entidad sancionada en Irán, un caso que lo llevó a pagar una multa de 150.000 dólares (138.240 euros). Estas incidencias han llevado a los analistas de Spruce Point a incidir en que Supermicro tiene un historial largo de infracciones contables y que ha generado un flujo de caja negativo pese sus creces en ingresos.

A pesar de la polémica acerca de la empresa y sus raíces en Taiwán, Supermicro es el último ganador de la locura por la IA que los gestores de fondos y accionistas han tenido que integrar a su cartera. Está por ver si es una manifestación aleatoria por el hambre de la IA, o si llegará a jugar con los mayores en un futuro.

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Sobre la firma

Monique Z. Vigneault
Periodista multilingüe. Interesada en geopolítica y comercio global. Cursó el Máster de Periodismo UAM-El País.
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