¿Por qué insiste Lagarde en apuntar a junio para la bajada de tipos?
Las palabras de la presidenta del BCE refuerzan la expectativa del mercado de un recorte dentro de tres meses
La resistencia del BCE a bajar los tipos se aprecia en la misma dificultad de Christine Lagarde para siquiera nombrar un recorte del precio del dinero. El cambio de rumbo en la política monetaria fue el elefante en la habitación del Consejo de Gobierno del BCE celebrado hoy. Lagarde ha asegurado hoy de forma tajante en rueda de prensa que no se ha debatido una rebaja de tipos, sino “únicamente la reducción de nuestra postura restrictiva”. Una fórmula enrevesada para no nombrar con todas las letras la rebaja de tipos y no oficializar el arranque de ese debate, aunque sus palabras sí han servido para reforzar la expectativa del mercado de más recortes de tipos este año en la zona euro.
De hecho, en un primer momento la reacción de los mercados ha sido la habitual cuando el mensaje es más acomodaticio: descenso del euro y del tipo de interés de los bonos, como si los inversores se hubieran preparado para un BCE más duro. Con el paso del tiempo, no obstante, las aguas volvieron a su cauce. El bono alemán a 10 años pasó del 2,3% al 2,25% para luego volver al 2,3% mientras el de dos años se fue del 2,86% al 2,78% antes de recuperar el nivel previo a la reunión. Y el euro bajó de 1,09 a 1,087 para subir luego a 1,093.
Al final del día, las apuestas quedaron, más o menos, como estaban, aunque con un punto más de claridad: junio ha quedado confirmado como el momento en que el BCE ve más oportuna la rebaja de tipos. Lagarde ha reconocido que en abril ya contarán con más datos sobre la evolución de la inflación y, sobre todo, de los costes salariales, el aspecto de los precios que ahora más vigila el BCE. Para entonces se podría confirmar (o no) la tendencia desinflacionista que busca, pero Lagarde ha insistido en que “sabremos mucho más en junio”. El banco aún aprecia amenazas inflacionistas en las subidas salariales (el 4,46% en el cuarto trimestre, y por eso las cifras del primer trimestre son una referencia clave. La presidenta del BCE ha reconocido que en la inflación subyacente hay un único elemento en el que no se aprecian descensos: la inflación doméstica, donde tiene un gran peso el sector servicios y que es muy sensible a los salarios, según ha explicado la presidenta del BCE.
El mercado le ha tomado la palabra y ya descuenta ampliamente que la rebaja en el precio del dinero llegará en junio. A cambio, ante la resistencia del BCE a conceder la posibilidad de una rebaja en abril, los inversores ahora esperan descensos de mayor magnitud a lo largo del ejercicio: si con anterioridad a la reunión se esperaban tres descensos en el precio del dinero, los futuros ahora dan un 72% de probabilidades a esos cuatro recortes. “Una vez que la mayoría de los datos estén disponibles a finales de abril, y en el escenario probable de que apunten a una moderación de las presiones salariales, el BCE debería estar preparado para iniciar el ciclo de recorte de tipos”, señala Anna Stupnytska, economista macro global de Fidelity International, que espera la primera rebaja para junio.
El BCE no tiene prisa en bajar los tipos y debe aún construir el consenso interno necesario para hacerlo: “Definitivamente, el proceso desinflacionista continúa y estamos logrando avances hacia nuestro objetivo de inflación y como resultado tenemos más confianza, pero no la suficiente y claramente necesitamos más evidencias, más datos”, ha asegurado Lagarde. Por lo pronto, ha revisado a la baja sus previsiones de inflación para este año, en la revisión del cuadro macro anunciada hoy. Si en diciembre esperaba un IPC medio para 2024 del 2,7%, ahora espera un IPC del 2,3%. También ha recortado una décima su previsión para 2025, ahora al 2%. Y en el detalle por trimestres, el IPC en tasa general habrá descendido al 2,2% en el cuatro trimestre de este año y al 2,1% en el segundo trimestre de 2025. El BCE también ha revisado a la baja sus proyecciones para la inflación subyacente y se sitúan, en promedio, en el 2,6% en 2024, el 2,1% en 2025 y el 2,0% en 2026.
La inflación desciende en la zona euro y también el crecimiento. El BCE ahora espera un alza del PIB en la zona euro del 0,6%, frente al 0,8% estimado en diciembre. Aunque el peso de las alzas de tipos sobre el PIB europeo no es motivo suficiente para el BCE para recortar antes de junio los tipos. Tampoco es un problema para el BCE que su rebaja de tipos pueda llegar a coincidir en el tiempo con la de la Reserva Federal estadounidense. Jerome Powell afirmó este miércoles que no tiene prisa en recortar el precio del dinero y los inversores descuentan que esa rebaja no llegará hasta junio, si es que no llega más tarde. Según puntualizan en Fidelity, el camino a seguir por el BCE a partir de junio, “dependerá en parte de la Fed, que creemos que podría tener que retrasar el inicio de su propio ciclo de recortes a finales de año, dada la continua resistencia de la economía estadounidense y las pruebas de persistencia de la inflación. Así pues, si bien el BCE puede ser el primer gran banco central que empiece a bajar los tipos, es posible que no pueda hacer mucho más hasta que la Reserva Federal se una a él”. Lagarde ha insistido hoy en la independencia del BCE y en que tomará sus propias decisiones.
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