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Manuel Porras (BNP Paribas): “Las empresas no van a tener estrés de financiación este año”

El responsable de mercados globales considera que las compañías ya se encargaron de financiar su deuda

Manuel Porras, responsable de mercados globales de BNP Paribas
Manuel Porras, responsable de mercados globales de BNP ParibasJuan Lazaro (CINCODIAS)

Tras unos años marcados por la pandemia y la reciente guerra en Ucrania, a finales de 2022 Manuel Porras preveía una mayor estabilidad en el mercado para este año. Sin embargo, la inflación persistente y la política monetaria restrictiva de los bancos centrales, que han subido rápidamente los tipos de interés y que están preparando el terreno para nuevas alzas, generó incertidumbre en los mercados. El responsable de mercados globales de BNP considera que la salud de las empresas es buena, aunque la inflación y la volatilidad siguen preocupando a las compañías.

Pregunta. ¿Cuál es el grado de tensión que detecta entre las empresas ante las subidas de tipos?

Respuesta. No sé si tensión es la palabra, pero el nivel de nerviosismo este 2023 es menor que en años anteriores, porque después de una aceleración tan abrupta parece que estamos cerca del nivel a partir del cual no habrá más subidas. Nosotros desde hace tiempo argumentábamos que las bajadas de tipos solo ocurrirían en 2024 porque la inflación subyacente no termina de remitir. Los clientes eran conscientes de esto, por eso la incertidumbre era mayor en años anteriores. La situación no es nueva, están más preparadas ahora y a la espera de decidir cuál es el momento óptimo para adoptar sus estrategias.

P. ¿La inflación es la mayor preocupación para las empresas?

R. No es lo que más le preocupa. El coste de la energía ha dejado de ser una preocupación extrema. Ahora bien, el gas ha ajustado el precio a la baja de manera muy importante, pero tenemos que monitorizar esta situación. En 2022 la demanda en China estuvo ralentizada por la política de Covid cero. Ahora necesitamos entender cómo va a ser la reapertura, por si hay un crecimiento muy abrupto de su demanda. La volatilidad también es un tema importante. La visión de los bancos centrales se va ajustando conforme tenemos nuevas referencias de mercado. Pero están intentando responder a un problema de cifras actuales con medidas que solo tienen un impacto visible a tres, cuatro, seis meses vista. Esto genera mucha volatilidad e incertidumbre y a los clientes les imposibilita tener una visión clara sobre cuándo es el momento para poner en marcha ciertas medidas para la gestión de sus riesgos financieros.

P. ¿ Cómo se están preparando las empresas ante la volatilidad?

R. En el caso de los tipos de interés, no sabemos durante cuánto tiempo van a estar al máximo y por tanto la ventana de actuación no está clara. Hay discusiones sobre variabilizar frente a mantener el tipo fijo, sobre extender la duración media de la deuda frente a acortarla. Otra cuestión que se plantea es si es necesario intentar acceder al mercado de deuda privada o a la financiación mediante instrumentos convertibles. Del lado de la divisa, las empresas españolas hacen una gestión muy activa de su posición de divisa. Saben exactamente cuáles son sus riesgos y los van cubriendo de manera recurrente. Sobre las materias primas, ya tienen su cadena de suministros bien estructurada. Sus planes de inversión para las nuevas tecnologías ya tienen en cuenta cierta volatilidad. Y en el mundo de las equities, que afecta a las compañías en las acciones propias, la situación está bajo control.

P. ¿Considera que podrían tener dificultad para acceder a la financiación? ¿Habrá más emisiones de deuda?

R. Las empresas no están en apuros y no van a tener un estrés de financiación este año, porque ya hicieron sus deberes para alargar lo más posible el vencimiento de su deuda. Sin embargo, puede acontecer que algunas necesiten financiarse. Algunas de estas financiaciones no son sénior estándar, puede ocurrir que sean emisiones de un bono convertible. Generalmente la compañía tiene que reestructurar o refinanciar con el mismo instrumento con el que tenía esa financiación hasta ese día. También ha habido financiaciones en formato hibrido, igualmente estructuradas, que las empresas han asumido con un coste superior.

P. ¿Los bancos están notando un aumento de la morosidad?

R. Como dijo Franck Vignard, responsable de la financiación al consumo de BNP en una entrevista con Cinco Días, se empiezan a ver señales que nos hacen ser un poco cautos. Pero él habla de aviso de deterioro, no de deterioro. No se ha visto un incremento de la mora, pero hay que estar vigilantes.

P. ¿Qué responsabilidad tienen las empresas en contribuir al aumento de la inflación?

R. Esta inflación no viene solo de las materias primas, sino también de las cadenas de suministro. Las empresas, en la medida lo posible, habrán hecho un análisis de cuánto es o cuál es su verdadera capacidad de transmitir este precio a los consumidores a riesgo de hacer bajar la demanda y, por lo tanto, perder volumen frente a la defensa del margen. Cada empresa en su posicionamiento en el sector habrá adaptado una u otra. Hay multitud de parámetros que el sector tiene que tener en cuenta a la hora de transmitir el coste en función de los márgenes.

P. ¿Qué se esperan las empresas de las elecciones del 23 de julio?

R. Independientemente de lo que ocurra, el resultado que esperarían los mercados, los clientes y el banco es que el Gobierno que salga sea proclive en apoyar la apertura de los mercados, el crecimiento económico y que facilite la inversión extranjera. Todo lo que favorezca el progreso del país y el desarrollo será algo que los clientes y el banco aplaudirían. No vimos volatilidad alrededor de las autonómicas, ni alrededor de la fecha de anuncio de las elecciones anticipadas. La prima de riesgo de España ni se ha inflado ni se ha reducido.

P. ¿No hay preferencia entre uno u otro Gobierno?

R. Ninguna.

P. ¿Las empresas se esperan mayor seguridad jurídica con uno u otro Ejecutivo?

R. Las empresas españolas tienen mucha historia y esperan tener muchos años por delante. Un cambio de Gobierno puede pasar o no. El Ejecutivo dura cuatro, ocho o doce años. Las compañías ven el ciclo a más largo plazo y tienen que aceptar el resultado de las elecciones, cualquiera sea el Gobierno, y trabajar con ello.

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