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El riesgo financiero no eleva la tensión en la deuda periférica

La deuda de España e Italia
Carlos Cortinas Cano
Gema Escribano

La agitación que vive el mercado en las últimas semanas dista mucho de la sufrida en el pasado. Además del mantra que tanto han repetido las autoridades de que las entidades están bien capitalizadas, esta vez parece que la convulsión financiera no está acompañada del riesgo soberano. Una buena muestra de ello es el comportamiento de las primas de riesgo periféricas.

Aunque el mercado de deuda se está mostrando muy volátil en las últimas semanas debido al cambio en las expectativas de tipos, la evolución que experimentan los bonos es similar entre los países de la eurozona. Es decir, la deuda de la periferia no se encuentra en la diana. Ni siquiera pese a la abundante cartera de deuda soberana que poseen los bancos españoles e italianos.

El diferencial entre el bono alemán a 10 años y el de España al mismo plazo se mantiene estable en los 106 puntos básicos, por debajo de los 113 que marcó el 15 de marzo, la jornada previa a que el BCE elevara los tipos en 50 puntos básicos, e inferior también a los 109 que registraba a comienzos de año.

Una situación similar es la que experimenta la prima de riesgo italiana. Aunque el diferencial entre la deuda transalpina y la alemana se sitúa por encima del español, en los 188 puntos básicos, está por debajo de los 214 que registraba a comienzos de años. Ajeno por tanto a la sacudida bancaria.

Pero más llamativo que el hecho de que las primas periféricas registren niveles inferiores a los que existían a comienzos de año, lo es que tanto la española como la italiana se sitúan lejos de los 136 y 242 que marcaron el pasado mes de junio. El riesgo periférico se disparó entonces, ante el principio del fin de los tipos cero. El temor a revivir una situación similar a la experimentada en 2011 llevó al BCE a tomar las riendas. Tras convocar una reunión de urgencia la institución anunció que trabajaba en una herramienta anticrisis para evitar la fragmentación financiera, el denominado Instrumento para la Protección de la Transmisión (TPI). Su simple anuncio ayudó a aplacar los nervios.

El paraguas diseñado hace nueve meses y las expectativas de que los bancos centrales se vean abocados a rebajar la intensidad del ajuste monetario han servido hasta la fecha para que Lagarde no tenga que preocuparse del riesgo periférico, que tantos quebraderos causó en el pasado. El alza de los tipos de interés ha provocado que las rentabilidades de la deuda hayan dejado atrás los mínimos históricos, pero el incremento experimentado en los últimos meses no pone en riesgo la sostenibilidad de la deuda. En esta ocasión el aumento del coste de financiación es común, abarcando por igual a los países más seguros como Alemania y Países Bajos, y a los periféricos.


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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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