Las grandes fortunas refuerzan su apuesta por la inversión alternativa
Crece la transformación de sicavs en sociedades de inversión libre, que tributan al 1%
El desmantelamiento de las sociedades de inversión de capital variable (sicavs) tras años bajo el ojo del huracán político ha provocado una revolución dentro del sistema financiero español. El año pasado anunciaron su liquidación unos 2.000 de estos vehículos –de los 2.300 que había a finales de 2021–, si bien en los últimos meses han repuntado los casos de transformación en sociedades de inversión libre (SIL), que requieren un mayor apetito por el riesgo e invierten en activos alternativos, mientras siguen disfrutando de una fiscalidad muy reducida.
La desaparición de las sicav está marcada por un cambio regulatorio que obliga a estos vehículos a contar con más 100 socios que tengan una inversión de al menos 2.500 euros cada uno para mantener el gravamen reducido en el Impuesto sobre Sociedades (del 1%). Los vehículos más pequeños y familiares han optado por su disolución y liquidación, mientras que las pocas que se mantienen son las sicavs más grandes, las que sí cuentan con un carácter más marcado de inversión colectiva.
Entre los altos patrimonios que han liquidado sus sicavs, la mayor parte ha optado por traspasar su patrimonio a fondos de inversión a través de mandatos de gestión discrecional de carteras. Una alternativa que permite no tener que tributar por las plusvalías latentes. Al mismo tiempo, un reducido grupo ha optado por convertirlas en sociedades limitadas (SL), elevando su tributación hasta el 25% en sociedades.
Pero otro pequeño grupo ha optado por la conversión de sus sicavs en sociedades de inversión libre (SIL). Unos vehículos que no tienen límites a la inversión y que pueden invertir en cualquier tipo de activo o instrumento financiero derivado –incluidos criptoactivos–, y que cuentan con la ventaja añadida de una tributación del 1% en sociedades.
Las SIL precisan de un mínimo de 25 accionistas con una inversión mínima de 100.000 euros –en las sicavs son necesarios 100 accionistas con 2.500 euros–, excepto para los inversores que tengan la condición de profesionales. Jorge Ferrer, cofundador y socio de finReg360, comenta que “la política de inversión de las SIL es, en términos de diversificación y activos subyacentes, mucho más flexible que el de las sicavs tradicionales. La CNMV ha extremado la verificación de estos requisitos en los procesos de transformación de sicav en SIL, así como el hecho de que no existan fondos clónicos o, lo que es lo mismo, que las estrategias de inversión entre vehículos se diferencien unas de las otras para beneficiar la escalabilidad de las estrategias. Es por ello, por lo que la banca privada no ha ofrecido de manera masiva esta solución entre sus clientes”.
Con todo, en los últimos meses se está registrando un incremento de las transformaciones de sicav a SIL. Desde noviembre son ya casi dos decenas las sicavs que han optado por esta reconversión para seguir pagando al fisco al tipo mínimo. En los registros de la CNMV hay más de 100 de estos vehículos. Entre los últimos en ser inscritos están Ampavic 2013, Famoga Inversiones e Inversiones Financieras Pepes, gestionados por Andbank Wealth Management. Estas SIL pueden invertir hasta el 100% en emisiones de deuda de baja calidad crediticia, según consta en sus folletos, donde reconocen que pueden no ser una inversión adecuada para plazos de inversión inferiores a siete años. Sabadell, BBVA o Renta 4 también han registrado estos vehículos.
José Luis López Hermida, director de cliente privado y family offices de KPMG Abogados, reconoce que entre las probabilidades que abría el régimen transitorio de las sicavs la conversión en SIL implica contar con “un nivel de inversión más sofisticado y un mayor apetito por el riesgo que en una sicav tradicional”. En opinión del experto, los inversores personas físicas de sicavs son los que, en mayor parte, han optado por otras alternativas distintas a la liquidación y transmisión a una cartera de fondos y han acudido a las SIL.
Por su parte, Francisco González, director de asesoramiento patrimonial de A&G, añade que las SIL tienen “un panorama de inversión muy amplio, con muy pocas restricciones, que da al inversor muchas alternativas y al gestor de la cartera le da más elementos para invertir”.
Cambio normativo
La figura de la SIL espera su despegue definitivo a lo largo de este año, cuando se prevé que entre en vigor un cambio normativo que permitirá una considerable rebaja de la inversión mínima en estos vehículos, desde los 100.000 euros actuales a 10.000 euros.
“Si finalmente se aprueba la reforma que permita, tal y como ha ocurrido con las entidades de capital riesgo, que los inversores minoristas que estén asesorados por un experto inviertan en este tipo de estrategias por importes inferiores a 100.000 euros, lo más probable es que veamos un incremento en el número de SIL”, reconoce Ferrer.
Mayores costes de gestión
Los costes de una SIL son distintos que los de una sicav en la medida que invierte en activos más sofisticados, reconoce López Hermida. El experto de KPMG Abogados apunta que en los últimos años se había incrementado la competencia en la gestión de sicav y se habían reducido de forma considerable las comisiones. “No todo el mundo tiene capacidad para gestionar hedge funds”, apunta el experto de KPMG Abogados.
Francisco González, director de asesoramiento patrimonial de A&G, considera que las ventajas de un SIL son elevadas y que las sicav que han optado por su transformación en este tipo de vehículo ganan en capacidad de gestión.
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