Carta abierta de un abogado sobre sus problemas de salud mental: contar con un psicólogo es vital
Ojalá este artículo sirva para concienciarnos de la necesidad de mantener un bienestar mental y para que nuestros colegios profesionales y mutualidades se sensibilicen
Mi nombre es Daniel Sánchez Bernal, abogado de Sevilla. He dado este pequeño pero gran paso para dar visibilidad a un problema que sigue siendo tabú: la salud mental.
He conocido y sufrido el estrés, la ansiedad y la sensación de no tener confianza en mí mismo. Me he fustigado por cada error que he cometido en mi vida y en mi ejercicio profesional. Incluso me he avergonzado de mi apariencia física. He sufrido de baja autoestima hasta tal punto de padecer la tan temida crisis existencial, planteándome si merecía la pena continuar ejerciendo la abogacía. Me cuestionaba absolutamente todo.
Esta situación, probablemente se haya agravado tras iniciar una cruzada contra la lentitud de la justicia. Me he visto muy solo, prácticamente abandonado a mi suerte y a la de mis clientes. Sólo cinco de mis compañeros me tendieron su mano para recorrer juntos este arduo camino hacia una anhelada justicia de calidad. Ni siquiera mi colegio de abogados me apoyó.
Sufrí muchísimo cuando empecé a recibir cientos y cientos de críticas y reproches de todos aquellos que se sentían molestos por alzar la voz… Pareciera que, al final, los culpables de esta situación fuéramos yo y mis clientes. Jamás lo entendí ni lo entenderé. Pero esa situación me afectó mucho.
Asumo que me acompañan los diferentes problemas psicológicos que me acompañaron hasta ahora, pero tengo la gran suerte de contar con mis padres, mis hermanos y mi novio que siempre han creído en mí, creen en mí y seguirán creyendo en mí.
Y también tengo la gran suerte de que se haya cruzado en mi camino una persona muy especial que me ha ayudado enormemente a gestionar mis debilidades, a reforzar mis fortalezas y a comprender y canalizar mis emociones y miedos. Se llama Pilar López Morales y es mi psicóloga. Profesión muchas veces minusvalorada pero que es esencial para mantener nuestro bienestar físico y mental.
Me ha ayudado a seguir adelante, a no renunciar a mi esencia, a seguir luchando por lo que considero que es justo. Es una gran persona que se cruzó en mi camino, me tendió su mano, creyó en mí desde el principio y cree en todo lo bueno que puedo aportar a mi profesión y a la sociedad.
Durante la pandemia, sufrí la pérdida de un gran compañero y mejor amigo, que debido a su condición psicológica decidió terminar con su dolor. Jamás sabré qué le pasó, pero cada día cargo con un gran peso invisible por no haberme dado cuenta de que algo le estaba sucediendo.
Los psicólogos son fundamentales. Nos pueden enseñar herramientas que desconocemos y que nos facilitan gestionar las emociones, la inteligencia emocional, la autoestima y, más importante aún, evitar otros trastornos de salud mental como la depresión.
Me hierve la sangre cuando leo desfachateces como que, para los abogados que estén en el régimen alternativo a la Seguridad Social, esto es, en la Mutualidad de la Abogacía, las enfermedades psicológicas y psiquiátricas están cubiertas hasta un máximo de 60 días y solo por una vez en toda la vigencia de la póliza. ¿En tres meses se va a curar un trastorno depresivo? ¿En tres meses se va a curar la ansiedad? ¿Qué sucede con las patologías crónicas? Me causa gran estupor.
En mi colegio de abogados se ha creado una comisión de salud mental, pero hay algo sumamente importante que echo en falta: Tener a un psicólogo o psicóloga con el que podamos contar. Alguien con quién podamos resolver nuestras inquietudes mentales antes de que escalen en trastornos mentales, puesto que las situaciones críticas que afrontamos en nuestra profesión, son más frecuentes de lo que nos gustaría. ¿Por qué no dedicar una parte del presupuesto del colegio para nuestro bienestar mental y contar con, al menos, un psicólogo o psicóloga que pueda escucharnos?
Por pertenecer al colegio se pueden contratar dos pólizas de seguros de salud privados.
Yo tengo contratada la más barata. Me cuesta 25,15 euros mensuales. Hay algo que me choca muchísimo, y es que la póliza incluye la psiquiatría, pero, incomprensiblemente, se excluyen las terapias tanto de grupos como individuales. ¿Psiquiatría sí, pero psicología no? Sinceramente me quedo perplejo.
Si quiero optar a la asistencia psicológica debo contratar la opción premium, la que cuesta nada más y nada menos que 59,55 euros al mes. Pero su cobertura está limitada a una sesión semanal con un límite de 20 sesiones al año.
Todos, haciendo pequeños cambios, podemos contribuir a alcanzar el bienestar mental mucho más rápido de lo que uno podría imaginar. Nunca es tarde. Como dice un amigo, vivimos en una sociedad educada bajo un sistema de castigos y recompensas que nos empuja a ser mejores, pero no para superarnos sino para competir; que no nos enseña a contribuir, sino a estar por encima de las demás personas.
Ojalá este artículo sirva para concienciarnos de la necesidad de mantener un bienestar mental y para que nuestros colegios profesionales y mutualidades se sensibilicen, porque somos una pieza clave en el Estado de Derecho, en la justicia. Nosotros somos los ángeles de la guarda de los justiciables y nos merecemos, cuanto menos, disfrutar de estabilidad emocional y bienestar mental.
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