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En colaboración conLa Ley

Mireia Sabaté y Rodrigo Ogea “Queremos seguir siendo el despacho internacional de referencia”

La recién nombrada socia codirectora de Baker McKenzie España y su ‘partner’ al timón analizan los principales retos a los que se enfrentan en el mercado español

Rodrigo Ogea y Mireia Sabaté, socios codirectores de Baker McKenzie España, fotografiados en Madrid
Rodrigo Ogea y Mireia Sabaté, socios codirectores de Baker McKenzie España, fotografiados en MadridSanti Burgos

Hace unas semanas que Mireia Sabaté agarró el timón de Baker McKenzie España. La becaria que entró en la firma en 2001, la exitosa abogada laboralista reconocida por prestigiosos directorios como Chambers & Partners, la socia enfocada en diversidad e igualdad, recibió ilusionada el respaldo de sus compañeros. En el puente de mando, a su lado, Rodrigo Ogea, un capitán experimentado que lleva siete años liderando el proyecto.

Es la primera vez que la nueva pareja de socios codirectores concede una entrevista. CincoDías Legal recoge su visión compartida sobre los retos de la firma, el posicionamiento de la oficina en un sector cada vez más competitivo y la cultura de Baker, el origen y la causa de su espíritu innovador que tantas alegrías está dando en la cuenta de resultados.

Para Mireia Sabaté, abogada de cantera, su ascenso a lo más alto de la firma tiene mucho que ver con la cultura inspiradora del despacho, sus mentores y la visibilidad conseguida gracias a sus clientes. “Tampoco podría estar aquí sin el apoyo de la familia”, reconoce. Ella misma aprovechó un programa de mentoría para apoyar a las mujeres que quieran entrar en el círculo de socios.

La proporción de abogadas socias en Baker McKenzie (un 40%) duplica la media nacional. Rodrigo Ogea tiene claro que esta cifra tiene mucho que ver con el ADN de las personas que históricamente han trabajado en el bufete. “Las políticas son herramientas para llegar a la cultura. Mireia no está aquí como consecuencia de lo que hemos hecho en los últimos tres años”, subraya.

El puente entre Barcelona y Madrid es una de las ventajas del modelo de codirección de la firma y, en este sentido, Sabaté (laboralista) y Ogea (fiscalista) han hecho un buen match. Se suele decir que dos cabezas piensan mejor que una. En los bufetes, revela Ogea, “lideramos por convencimiento; siendo diversos es más fácil llegar adonde no llega el otro”. La codirección les permite, además, mantener el pulso de sus respectivas prácticas. “Un abogado sin clientes no vale nada”, asegura.

El objetivo es “seguir siendo el despacho internacional de referencia”, coinciden los socios codirectores. “Aspiramos a ser el despacho internacional más relevante en todo mercado en el que estamos y España no es una excepción”, recalca Sabaté. “En cinco años hemos crecido un 43%”, celebra Ogea.

Orígenes y cultura

En un océano lleno de tiburones, Baker McKenzie sabe llevarse el gato al agua gracias, entre otras fortalezas, a su experiencia en el mercado internacional. En Japón, cuenta Ogea, consiguieron adelantarse a sus competidores explicándole al Gobierno nipón el asunto de los recortes de renovables por el que España está perdiendo arbitrajes. En un mundo cada día más interconectado, “los problemas cada vez son menos de un país o de un área, y este es un despacho full service que está en todos sitios”, resume.

Los socios codirectores creen que la clave está en la fuerte cultura de la firma, fruto de su origen hace 75 años, cuando Russell Baker y John McKenzie se unieron para crear un despacho que acompañara a las empresas norteamericanas que empezaban a salir del país tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Gracias a este propósito consiguieron llegar los primeros a todos los continentes. “Nuestra internacionalización se completó en los años 70″, comenta Ogea (la oficina de Madrid abrió en 1965). De ahí, apunta, “su fortaleza desde el punto de vista del mercado local”.

La diversidad de la plantilla, la trayectoria y la relación tan estrecha entre los profesionales del bufete a nivel internacional son otras características del ADN de Baker McKenzie que resalta Mireia Sabaté. “Nosotros somos colegas de verdad. Con el compañero de Milán, con el de Nueva York, o el de cualquier otra oficina, la comunicación es ágil y rápida; le llamas y te conoce porque nos hemos visto muchas veces”.

El último encuentro realizado por la firma para estrechar lazos a nivel global ha sido deportivo, la Fluency Cup. A este evento celebrado en Ámsterdam acudieron profesionales de todas las oficinas de Baker Mckenzie, entre los que estaba Mireia Sabaté, que compitió en fútbol y ganó con su equipo. “Es espectacular Ese fin de semana en Ámsterdam éramos 350 personas de todas las partes del mundo y de diferentes categorías profesionales y áreas compitiendo en deportes como rugby o fútbol en equipos mixtos, en los que mínimo tenía que haber dos mujeres”, detalla Sabaté. De hecho, el impulso de estas relaciones a nivel internacional se da desde las primeras etapas en la firma. Por ejemplo, apunta Ogea, el proceso de selección de los juniors de la sede de Ámsterdam tiene lugar en Madrid. “Se vienen aquí, hacen un caso de M&A, una simulación de un pleito, luego nos vamos a cenar con ellos y ya está, firman todos”.

Sabaté presume de que esta forma de trabajar sin distancia entre compañeros y sin jerarquías, propia de Baker McKenzie, es uno de los principales atractivos del despacho para el talento joven. Sin embargo, en un mercado como el español, señala Ogea, la propuesta tiene que ofrecer lo mejor en todos los ámbitos. “No es solamente compensación, ni solo formación, flexibilidad o experiencia internacional, tiene que ser todo”, dice. “Como resultado de la competencia, la abogacía española es excelente y, por ello, la capacidad de relajarse es cero”, añade.

Importantes desafíos

Uno de los temas en los que precisamente es importante estar al día para los bufetes es la inteligencia artificial. “Es una herramienta de eficiencia a la que estamos obligados a sacarle todo el partido posible porque, si no, tenemos un problema de desventaja competitiva”, advierte Ogea. Eso sí, los socios codirectores de Baker McKenzie en España no consideran que la inteligencia artificial sea una amenaza para los abogados. “No somos meros gestores, somos creadores, pensamos, tenemos una visión estratégica y al final ayudamos al cliente más allá de lo que es una gestión administrativa”, sostiene Sabaté.

Un ejemplo de uso de herramientas de inteligencia artificial por la firma es un programa propio para la resolución de consultas básicas en materia laboral. Con él, un cliente que puede hacer consultas laborales en todo el mundo y va a obtener una respuesta basada en toda la documentación que se ha hecho para él.

En cuanto a la posición que pretenden ocupar en el mercado español, Ogea lo tiene claro: “Queremos estar exactamente donde estamos ahora”. No obstante, matiza, “no es fácil estar ahí”. Baker McKenzie se ha afianzado en el top 10 del ranking de facturación con unos ingresos que rondan los 100 millones de euros. La estrategia es permanecer en este puesto, a cierta distancia de los grandes despachos nacionales. “Nosotros aspiramos a ser los más relevantes de los internacionales, pero si nos pasamos de frenada eso podría ir en contra de nuestra rentabilidad”, concluye. “Nuestra guerra no es en España, es en el mundo”, remata. La firma pertenece al selecto club de los cinco bufetes que facturan 3.000 millones de dólares.

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